Posibilidad de un nido

Nuestra barbarie protegida por cuchillas

Palestinos desplazados de la ciudad de Gaza buscan refugio en una escuela de la ONU en Khan Yunis. — Europa Press / Mohammed Talatene
Palestinos desplazados de la ciudad de Gaza buscan refugio en una escuela de la ONU en Khan Yunis. — Europa Press / Mohammed Talatene

Cada vez que nos echamos las manos a la cabeza por un muro, trato de no mirar a la cara a mi hija menor. Hay evidencias imposibles de tapar, vivir en una incoherencia que palpita se acaba pagando.

Nos preguntamos por qué ganan las derechas en la Unión Europea. Al menos yo, y espero que muchas más personas, me pregunto a diario por el Gobierno de Meloni, por la extrema derecha italiana, por los avances en Alemania, Francia, Países Bajos, Suecia... Y también por sus gobiernos en más de la mitad de las comunidades autónomas españolas. No puedo dejar de pensar en ello. Pero ¿cómo no van a ganar? La sociedad que habitamos es un mundo diseñado por ellos.

Todas las comodidades de nuestra sociedad, todas las ventajas económicas que disfrutamos –y no son pocas, basta con mirar fuera de nuestras fronteras–, toda la "seguridad" de la que gozamos, toda nuestra capacidad y libertad de movimientos, todo absolutamente se ha construido a costa de la vida y de la paz de otras personas, millones de ellas.

Aquí y ahora, en España, algunas, algunos nos echamos las manos a la cabeza por lo que sucede en países que no se encuentran en la Unión Europea. ¡Lo hacemos rodeadas de vallas coronadas de cuchillas! Nosotras, las personas que decimos abominar de las acciones criminales y condenar las posturas tibias frente a ellas, lo hacemos en un espacio diseñado por ellos. Lo hacemos porque habitamos en su mundo. En el mundo de "los malos". Nuestra contradicción es inabarcable.

Ahora, ante el horror en Gaza, volvemos a lo mismo. Nos resultaba más fácil, por descontado, en el caso de la guerra de Ucrania. Rusia aparece como un agente externo, un país de un supuesto "eje del mal", y en el imaginario de la Unión Europea, alguien "externo", "enemigo". Debemos asumir para cualquier análisis con fundamento que nuestra protesta, nuestro terrible malestar, se produce desde dentro de la propia Unión Europea. Porque en el caso de los ataques de Israel contra Gaza, este alarde de crimen impune retransmitido en directo, el país atacante, el "malo", forma parte de nuestro mundo, de lo que somos, cuenta con el apoyo de Estados Unidos y no ha recibido una respuesta contundente por parte de Europa. ¿Cómo iba a hacerlo?

Las personas que están matando y matarán en Gaza mueren a orillas del Mediterráneo, nuestro Mediterráneo, cercados por una valla, como nuestro propio país, una valla coronada de cuchillas. La suya los encierra en una cárcel al aire libre. La nuestra nos encierra en la contradicción de protestar por la barbarie desde dentro de una barbarie mucho mayor: la que hemos levantado para sentirnos seguros contra las vidas del resto del mundo.

Después nos preguntamos por qué ganan las derechas, por qué avanza en Europa la extrema derecha. Sencillamente, porque el mundo en el que vivimos es el suyo.

Más Noticias