Cuarto y mitad

Lo imprescindible, lo importante y lo accesorio

En momentos como el que estamos viviendo, confinados en nuestros hogares,  es cuando tenemos que reflexionar sobre qué es realmente lo imprescindible, lo importante y lo accesorio.  Mientras la vida transcurre dentro de una cierta monótona rutina nos enzarzamos en batallas por asuntos que, llegado el momento de la verdad, se revelan absolutamente insignificantes. Y esto pasa tanto a nivel colectivo como individual.

Cuestiones menores que no preocupan al grueso de la población se convierten en temas de ardorosa discusión como si nos fuese la vida en ello. Y esto puede aplicarse a tendencias ideológicas, políticas y sociales de toda índole. Muchas veces en los países denominados "ricos" (porque esa es otra, que algunas zonas que hace apenas 40 años eran miserables ahora vayan de ricos es como para reírse) nos entretenemos con minucias: que si la autodeterminación de género, que si monarquía o república, que si la independencia de algún territorio, que si el régimen del 78...)  sin darnos cuenta de que un simple virus puede hacer saltar por los aires todo nuestro aparente confort y estabilidad.

En el libro Eva devuelve la costilla. El nuevo estado de conciencia de las mujeres que publiqué en el 2010 señalaba los 4 problemas globales más importantes a los que habría que hacer frente: a) la revalorización de la vida humana, lo que significa ponerla en el centro de toda actividad b) la conservación del medio ambiente, que se materializa hoy día en el cambio climático c) la gestión humana de los movimientos migratorios, con las catástrofes humanitarias que estamos contemplando y c) la lucha contra la discriminación sexual, cuyas manifestaciones más extremas hoy día estarían representadas por la prostitución global, la violencia de género  y la mercantilización de la capacidad reproductiva de las mujeres. Considerando que escribí aquel modesto libro hace 10 años, no parece que me haya equivocado mucho en los temas realmente importantes que el mundo tiene que afrontar.

Todo lo demás es secundario, y si supiéramos mirar fuera de nuestros ombligos y aplicásemos un poco de racionalidad en estos tiempos dominados por las emociones, las subjetividades y los sentimientos, sobre todo en lo que se denomina izquierda y en el seno del movimiento feminista, haríamos un gran favor al futuro de la humanidad.  Eso en el caso de que haya un futuro, porque con las derivas teóricas dominantes, los disparates ideológicos que se están imponiendo como dogma de fe, y el sectarismo de grandes sectores de la población que se apuntan a un bombardeo, no tengo muchas esperanzas de que salgamos de esta. Ojalá me equivoque esta vez.

 

 

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