Culturas

Con Maria del Mar Bonet

CON CEDILLA // SEBASTIÀ ALZAMORA, escritor

salzamora@gencat.net

Ya lleva un par de meses sonando, pero supongo que no está de más recordar que Maria del Mar Bonet viene de publicar un nuevo disco, Terra secreta, que vuelve a acreditarla como uno de los nombres más relevantes de la música actual (¿popular?, ¿culta?). En todo el mundo, por supuesto: en su caso, hablar de éxito internacional no es ningún farol promocional, sino que responde a una muy cierta y comprobable realidad.

En plena forma
No es para menos. Terra secreta es un magnífico disco que pone en evidencia que Maria del Mar Bonet sigue en plena forma vocal, investigadora y creativa. Si el también enorme trabajo anterior, Amic, Amat, era viajador y aventurero, y proponía una indagación en las sonoridades del Mediterráneo más oriental en compañía del Cham Ensemble de Damasco, éste constituye en cambio un esplendoroso regreso a casa. Letras de poetas mallorquines como Antoni M. Alcover, Miquel Àngel Riera o Robert Graves (porque Robert Graves era mallorquín, ¿no lo sabían?) se ven musicalizadas y cantadas con exquisitez por la cantautora, quien a su vez no duda en recurrir a temas de algunos amigos, como Joan Bibiloni, Guillem d’Efak, Gabriel Sopeña o Serrat, para completar tan memorable colección de canciones. Intensidad e intimismo, contemplación y luz a partes generosamente iguales. Mientras tanto, la Bonet ya se halla enfrascada en un nuevo espectáculo, Els treballs i els dies, junto al admirado Miguel Poveda, en el cual dialogan las canciones de trabajo campesinas de Mallorca y de Andalucía, con resultados que no hace falta adjetivar. Si acaso, aconsejar a los apóstoles del multiculturalismo y el mestizaje baratos que escuchen a Bonet y Poveda, juntos y por separado, y que a continuación abran una plantación de coles.

Cosas raras
Sin embargo, aún hoy Maria del Mar Bonet se encuentra con extraños problemas de difusión, no muy importantes, pero si bien raros. Por ejemplo, dentro de poco tocará en su Palma natal después de cinco años sin hacerlo, y, de unos años hacia aquí, fuera de Catalunya, le salen muchos más bolos en el extranjero que en España. Por supuesto, los motivos de tan extrañas situaciones son políticos, aunque no profundizaremos en ellos porque ésta no es una columna política. Pero sí que no podemos dejar de apuntar que, si bien la música de Maria del Mar sigue al máximo nivel, por desgracia no puede decirse lo mismo de algunos ámbitos de nuestra sociedad. 

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