Posos de anarquía

Jorge Fernández Díaz no irá al cielo

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, no irá al cielo. No al menos en virtud de los criterios que marca su catolicismo abrazado en Las Vegas. Creo que se puede afirmar sin temor a equivocarse que este mundo es mucho peor gracias a personas como Fernández Díaz. Su crueldad con los inmigrantes, el desprecio con el que los ha tratado de manera sistemática es una prueba de ello.

La última desfachatez del ministro ha sido declarar hoy en una entrevista radiofónica que "los subsaharianos no piden el asilo". Claro, ¿cómo lo van a pedir si ni siquiera consiguen llegar a una ventanilla para poder presentar su solicitud? ¿Cómo van a pedir asilo, como marca el Derecho Internacional, si en el caso de que crucen desangrados las concertinas y lleguen a suelo español, se procede a las devoluciones en caliente? Así es imposible, señor ministro.

No puede decir que me haya chocado alguna vez su ferviente catolicismo con este grado de crueldad, porque si algo nos ha enseñado la Historia es que ambas cosas no están en absoluto reñidas. Lo que sí me sorprende es que haga alarde de su ruindad. Fernández Díaz es un tipo capaz de presumir en sede parlamentaria que se reprimen movimientos sociales forzando la legislación vigente -eufemismo de abuso policial- o de correr un tupido velo sobre las reiteradas denuncias del Tribunal Europeo por torturas policiales. Esos méritos, señor ministro, apuntan más hacia los infiernos que a estancias celestiales.

Fernández Díaz pide palabras compasivas con las víctimas del terrorismo -no creo que sea compasión lo que realmente necesitan- mientras él permite y encubre el hacinamiento en los CIE, así como las sedaciones en vuelos de deportación o la violación de Derechos Humanos en esos centros.

El titular de Interior, durante la entrevista radiofónica de hoy, se ha negado a admitir que se humilla a las víctimas del Franquismo cuando Rafael Hernando afirma que éstas sólo buscan dinero cuando desentierran a familiares en las fosas. Habría sido muy sencillo admitir que sí, que esa aseveración era humillante, pero en su lugar ha preferido decir que se trataba de "una expresión política desafortunada".

Claro, qué podíamos esperar de un político que niega que en las filas del Partido Popular haya miembros de la extrema derecha... total, su fundador y presidente de honor, Manuel Fraga, sólo fue ministro durante la dictadura franquista, un auténtico azote para la libertad de prensa, entre otros méritos...

Sólo acierta en una cosa; según Fernández Díaz, "alguien de la extrema derecha no puede estar cómodo en el PP". Claro, ahí tiene razón: los que, de hecho, sí alberga seguramente preferirían que Rajoy expulsara de España a los gitanos e inmigrantes, que ilegalizara la homosexualidad o que encerraran, previa tortura, a periodistas como yo. Afortunadamente, esa extrema derecha no es mayoría en el PP aunque, desafortunadamente, sí lo son los neoliberales que ejercen otro tipo de brutalidad social con efectos desastrosos en el pueblo, asentando e imponiendo lo que ellos llaman 'sistema'. Por eso, hoy es un buen día para ser anti-sistema.

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