Posos de anarquía

Libertad de represión

España no disfruta de libertad de prensa. No lo hace. Cosa bien distinta es que l@s periodistas continuemos desafiando al poder político y empresarial realizando nuestro trabajo, pese a las amenazas, a la intimidación, a la represión y las multas.

Con Rajoy, la Democracia ha desandado un largo trecho, ha retrocedido hasta límites que han hecho sonrojar a los principales organismos internacionales en defensa de los Derechos Humanos. La libertad de prensa, cuyo Día Mundial se celebra hoy, no es una excepción. Ese ataque continuado que sufrimos l@s periodistas es una agresión a uno de los principios básicos de cualquier democracia, es violencia pura y dura contra la propia ciudadanía.

El PP de Rajoy ha conseguido que, como sucede con la corrupción, los ataques a la libertad de prensa sean ya un problema estructural de todas las Administraciones Públicas, desde Ayuntamientos, a Diputaciones o Gobiernos Autonómicos. Cual caciques en un cortijo, l@s gobernantes se creen con el derecho de gestionar la información pública a su libre albedrío, en lugar hacer de la Administración un edificio de cristal en el que, no sólo la prensa, sino cualquier ciudadano pueda acceder a datos básicos como unos presupuestos o los costes de una servicio público.

L@s periodistas sufrimos esos palos en las ruedas cada día y, lejos de hacernos desfallecer, nos impulsa a seguir nuestra labor porque, por norma general, quien oculta información es porque tiene las manos manchadas de corrupción y la ciudadanía tiene el derecho constitucional a tener conocimiento de ello.

Somos muchos los que sufrimos querellas por nuestras informaciones. Hace cerca de un año que me enfrenté a una condena de dos años de cárcel y al pago de cerca de 200.000 euros. La querella criminal y esa solicitud de pena venía del mismo representante político que llegó a amenazar en público con que me iba a "arrancar la cabeza" tras haber destapado su gestión.

La Justicia no nos ayuda demasiado. El fiscal solicitó el archivo de la querella "por no tener fundamento jurídico alguno" y fue muy claro al manifestar que se había acreditado "la certeza y veracidad de los hechos expresados" en mis artículos. El juez, por su parte, sobreseyó la causa al no encontrar tampoco delito y, en un auto durísimo contra el político llegó a indicar que "constituye una auténtica aberración pretender el querellante obtener el auxilio judicial"... pero no le condenó al pago de costas, dejando la puerta abierta a que jugar con el crédito, la reputación y el bolsillo de l@s periodistas salga gratis. 

Lo acabamos de ver con el caso de Cristina Cifuentes y cómo se emplea el instrumento de la querella para hacer callar a la prensa. Conscientes de lo precario de nuestro oficio, de cómo somos much@s l@s que estamos pluriempleados para poder seguir informando, l@s enemig@s de la libertad de prensa tratan de callarnos desangrando nuestros bolsillos.

Días como el de hoy, Día Mundial de la Libertad de Prensa, sirven para que todas y todos tomemos conciencia del papel que juegan los medios de comunicación en la democracia, de cómo gobierne quiene gobierne, la prensa es el contrapoder, el vigilante capaz de destapar las corruptelas políticas, los abusos empresariales o el verdadero origen de los conflictos. Nuestro compromiso tácito con la ciudadanía necesita de ésta para seguir su camino, para continuar fortaleciendo la Democracia informando a las personas, para que se una en la lucha contra los abusos del poder de los que damos cuenta.

No toleren que nos pisoteen porque, cuando lo hacen, sólo ell@s saben qué tropelías están tratando de ocultar, sólo ell@s conspiran contra ustedes estrechándoles la mano mientras con la otra les clavan el puñal en la espalda.

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