Posos de anarquía

Nómadas digitales y éxodo poblacional

Nómadas digitales y éxodo poblacional
Las políticas que atraen nómadas digitales pueden provocar éxodos poblacionales. - Pixabay

Hace unos días que se celebró el World Travel Market (WTM) de Londres en el que comunidades autónomas como Andalucía buscaron venderse como destino preferente de los nómadas digitales. El presidente de la Diputación Provincial de Málaga, Francisco Salado (PP), pregonaba por los rincones de la feria de turismo los beneficios de venir al sur en los meses más fríos de Europa para ahorrarse dinero de calefacción y disfrutar del clima. Nada comentaba Salado de que precisamente Málaga es una de las ciudades con mayores dificultades habitacionales de toda España.

El modelo de vida del nómada digital tiene dos extremos muy bien definidos. Por un lado, se encuentran aquellos profesionales con un elevado poder adquisitivo, libertad para teletrabajar desde cualquier país y deseos de no privarse de ninguno de los exquisitos placeres que ofrecen algunas ciudades. Por otro, los profesionales precarios, aquellas personas que a cambio de viajar y conocer mundo están dispuestos a sacrificar ciertas comodidades, comenzando por el alojamiento, recurriendo a plataformas como Worldpackers para cambiar trabajo por alojamiento y/o comida.

Evidentemente, propuestas como las de Salado, que se está replicando en otras regiones, se centran en el primero de los perfiles, despreciando a los segundos del mismo modo que durante décadas despreciaron al turismo de caravanas, hasta que la pandemia les abrió los ojos. El problema surge cuando se apuesta por estos nómadas digitales de alto poder adquisitivo en detrimento de la población local, expulsada de sus hogares tal y como denunciaron los técnicos municipales de ciudades como Málaga.

Dirigentes como Salado dan la espalda a los barrios, a la vecindad que ve cómo se dispara el precio de la vivienda. Sus políticas tienden una alfombra roja a los fondos buitres, como demuestra que éstos hayan conquistado barrios malagueños como Huelin, merendándose hasta las tiendas de barrio en los bajos y transformándolas en apartamentos turísticos. Este enfoque hacia el turismo de nómadas digitales, sin un acompañamiento regulatorio en materia de alquiler, dispara la gentrificación y liquida el espíritu de cualquier ciudad.

El ranking Nomadlist de destinos favoritos por los nómadas digitales sitúa a las Islas Canarias como el destino español preferido. Málaga se desploma hasta el puesto 448 y, quizás, es porque los gobernantes a nivel municipal y provincial se han pasado de frenada con sus políticas de gentrificación cuyos ingresos no repercuten en la población local. Los hoteles o apartamentos turísticos son privativos para vivir durante varios meses y se han convertido prácticamente en la única alternativa. Los alquileres de larga estancia están en vías de extinción y, en los que hay, te echan de la casa en junio hasta octubre, pues en esos meses triplican o más el precio de la renta.

Urge acompañar este tipo de políticas turísticas con medidas que protejan a la población local. La bautizada como 'ley de startups' que prepara el Gobierno para nómadas digitales extracomunitarios, ampliando los visados hasta cinco años si pueden demostrar que el 80% de sus ingresos proceden de empresas extranjeras, no debería acrecentar la gentrificación que convierte a ciudades en parques temáticos, provocando un éxodo de habitantes y negocios locales a las periferias. El reemplazo poblacional que están promoviendo políticas como las llevadas a cabo en Málaga hace perder identidad a la ciudad; cuando se alcance el punto de no retorno, dará igual visitar una ciudad que otra, absolutamente clonadas, deshabitadas en las que la presencia de población local únicamente se producirá en forma de trabajadores y trabajadoras precarizadas.

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