En mitad de la clamorosa victoria del PP en las pasadas elecciones municipales y autonómicas, hay una Comunidad Autónoma donde los populares no tiene motivos para sonreír: Euskadi. Allí, no sólo el PP es mayoritariamente irrelevante, sino que ha visto al partido que pretende ilegalizar, EH Bildu, obtener los mejores resultados de su historia, haciéndose incluso con el ayuntamiento de Vitoria. La democracia se impone a la sinrazón.
EH Bildu se ha convertido en la fuerza política más votada de Euskadi, con cerca de 370.000 votos y más del 27%, superando incluso al PNV. También crece de manera muy significativa en Navarra. La campaña emprendida contra este partido por parte del PP ha dado los frutos esperados en Génova. De hecho, ha tenido el efecto contrario, tiñendo de su verde la mayoría del territorio vasco. El pueblo vasco parece haber atendido más a las políticas sociales que EH Bildu lleva desplegando desde su nacimiento, por encima del pasado terrorista de algunos de sus miembros.
Los resultados en Euskadi tienen una pésima digestión para el PP, solo aliviada por su rotunda victoria en el resto del país, donde han conseguido desbancar al PSOE y han neutralizado a otras formaciones de izquierda. Sin embargo, eso no quita para que hoy se deba poner el foco en Euskadi como ejemplo de democracia, como un espacio en el que por encima del ruido y de las odiosas tentaciones de retorcer el Estado de Derecho para ilegalizar fuerzas políticas constitucionales que no agradan, éstas terminan recabando el respaldo del pueblo, que es sobre el que descansa la soberanía popular.
EH Bildu podía haber tenido una sensibilidad distinta a la hora de confeccionar sus listas, excluyendo al menos de ellas a quienes tenían en su pasado delitos de sangre, aunque hayan cumplido su condena. No la tuvo e, incluso, en algunos casos los presentó como candidatos en municipios donde cometieron sus crímenes. Ciérvana e Irún eran dos de estos municipios, pero también en éstos ha sido la segunda y tercera fuerza política más votada, en ambos casos por delante del PP. Sacar conclusiones no es complicado.
Como vengo exponiendo en diversas columnas, es comprensible que EH Bildu no agrade a muchas personas, pero el partido se ha convertido en un ejemplo de lo que la democracia debiera ser: se trata de una formación que cuenta con representantes que, no sólo no fueron parte del círculo de ETA, sino que incluso tuvieron que llevar escolta durante mucho tiempo. Es un partido que, en contra de lo que se empeñan en transmitir PP o Vox, sí ha condenado la violencia y sí ha lamentado todo el dolor que provocó la banda terrorista. Es una formación que cuenta en su haber con personas con un pasado terrorista que han cumplido sus penas -seguir llamándoles 'terroristas' es pura difamación- y tratan de impulsar políticas de justicia social que colisionan de frente con las promovidas por el PP.
Por todo ello, el pueblo vasco ha dado una lección de democracia, mirando con ojos de presente -y no de pasado- a EH Bildu, sin que los delitos cometidos, demostrados y con sus penas cumplidas hayan penalizado a la formación. Resta esclarecer el resto de delitos cometidos por ETA y averiguar su autoría, es cierto, pero hasta que esto suceda, EH Bildu es tan constitucional como el PP y, además, en Euskadi, es la formación que goza de mayor confianza del pueblo. Al menos allí, el ruido del PP sí se ha neutralizado.