Punto de Fisión

El ejemplar Matas

En verano la justicia también anda de rebajas. De saldos, más bien. Al honorable Jaume Matas le han rebajado de seis años a nueve meses de prisión y de momento ni siquiera va a pisar la cárcel. El Tribunal Supremo le ha quitado también cuatro o cinco delitos de un expediente que parecía una guía de teléfonos. Lo que se dice un chollo veraniego; sólo les ha faltado pedirle perdón por las molestias, concederle una indemnización por daños y perjuicios y, de paso, unas vacaciones pagadas.

Hubo un tiempo en que Matas era no sólo el ministro estrella del gobierno de Aznar sino que también inauguró el modelo de presidente autonómico por antonomasia. Cuando Jose Mari dijo que Matas era un ejemplo de buena gestión para el PP no sabía hasta qué punto decía la verdad. Más que la verdad, estaba sentando cátedra. En efecto, desde el pelotazo inmobiliario hasta el urdangarinato, pasando por la prevaricación, el cohecho, el delito fiscal, el fraude y el tráfico de influencias, el ejemplar Matas ha sido un prototipo de conducta para sus correligionarios de partido, del primero al último. Ha demostrado que se puede ir de la gloria civil al banquillo de los acusados, con paradas intermedias en cualquier chanchullo, sin más inconvenientes que unas cuantas portadas. Con todo, la última lección es la más importante, en especial para Mariano y sus mariachis: si eres tan tonto como para que te pillen, no te preocupes, que no pasa nada. Tú tranquilo, que no pasa nada incluso si pasa.

Aunque a Matas aún le quedan procesos pendientes como para erosionar varios libros de leyes, la sospecha de que algo huele a podrido en el reino de España nos lleva a preguntarnos si a este buen hombre no lo acabarán sacando a hombros del juzgado. Si no acabarán empapelando a los fiscales que se atrevieron a iniciar la investigación y montando, en la sede de la Fiscalía Anticorrupción de Baleares, una tienda de ensaimadas. La trayectoria de Matas es el manual ético del líder popular encuadernado en una sola frase rubricada por el Tribunal Supremo con goma de borrar: "Porque yo lo valgo, señores".

Matas va y viene tanto por los juzgados de Palma y se pasea tanto por los pasillos bromeando con los seguratas que ya se le está poniendo cara de ujier. En previsión de toda la mierda que le iba a caer encima, decoró su palacete con un montón de escobillas de retrete a trescientos euros la pieza, pero al final parece que ni siquiera le van a hacer falta. Al contrario que sus compañeros de cetrería de UM, que se van a comer varios años de trullo, Matas cuenta con esa sinuosa habilidad escurridiza que poseen ciertos prestidigitadores, capaces de caerse por el pozo de una alcantarilla y salir al cabo de la infección más limpios que la patena. Todo un ejemplo, que decía Jose Mari.

 

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