Punto de Fisión

Mariano al vapor

Mientras los tres mosqueteros cruzaban espadas en un debate online a la espera del asalto a la Moncloa, el presidente en funciones, Mariano Rajoy, se cocía a fuego lento en una entrevista en Tele5, la cadena amiga del PP, donde consiguió la peor audiencia de los cuatro candidatos al gobierno. Quizá porque contraprogramaron a traición, quizá porque la audiencia ya conoce a Mariano de sobra. Aun así, el presidente tuvo los buenos reflejos de desplazar las ofertas del Black Friday al Black Monday, con la solemne promesa de alargar a 4 años la tarifa de descuento de 500 euros a los contratos indefinidos. "Me voy a gastar todo el dinero que pueda gastarme en el objetivo de ir contra el desempleo" dijo. A black no le gana nadie.

Mientras tanto, Pdr Snchz, Albert Rivera y Pablo Iglesias dialogaban con un atril vacío que cumplió a la perfección su labor de representar a don Mariano (quizá el atril sobreactuó un poco). Es muy difícil que la presencia del presidente hubiese mejorado su ausencia; lo más probable es que, de haber estado allí, hubiera metido la pata cuatro o cinco veces. "Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir" cantaba El último de la fila. "Lejos, muy lejos, en silencio", Mariano hizo los coros desde Tele5, rebajó el triunvirato de sus rivales a una pelea de gallos y prometió un debate a dos con Pdr Snchz. Sin embargo, todavía no está descartado que se enzarce en un debate a uno consigo mismo de donde también puede salir muy mal parado. "Sucede algo realmente curioso, no entiendo mi propio programa".

A Pablo Casado, cuñado portavoz, no le cabe la menor duda de que su jefe ganó el debate por incomparecencia propia. No sólo es posible que por una vez Casado lleve razón sino que también nos iría mucho mejor cuanto menos aparezca Mariano en labores propias de su cargo. Si puede ganar un debate político sin asistir y aparecer ante la prensa para comentar su asociación con un delincuente a través de una pantalla de plasma, cabe la posibilidad de que nos esté gobernando un atril desde hace cuatro años. Yo siempre he sospechado que Mariano no es más que el pasajero de un sillón, igual que David Hasselhoff era el mayordomo del Coche Fantástico.

Después de la tremenda paliza que les metió a sus adversarios, Mariano fue a recuperarse del esfuerzo a Olmedo, en Valladolid. Allí jugó una partida de dominó con unos pensionistas a los que les explicó que él no iba a gastar saliva en una encerrona cuyo único objetivo era ver quién lideraba la oposición. Su estrategia recuerda aquella célebre fábula de Monterroso donde un conejo se encuentra con un león: el león ruge, el conejo huye a saltos y un psiconalista explica cómo el rugido indica la gran cobardía del león mientras que la fuga a la carrera viene a demostrar el coraje y la presencia de ánimo del conejo, el cual no quiere destrozar a ese pobre carnívoro que, después de todo, tampoco le ha hecho nada. Esta noche Mariano acudirá al programa de Bertín a explicar a sus votantes cómo cocinar una encuesta de mejillones.

 

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