Punto de Fisión

Pablo Casado en su punto

Hay pocas cosas que compartan el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición, aunque la afición por la carne es una de ellas. Sin embargo, para demostrar que él lo haría mucho mejor que Sánchez, ya sea ante una pandemia desatada o ante un chuletón indefenso, la semana pasada Casado sumó un atuendo más a su colección de disfraces de Mortadelo. Ataviado de cocinero y sonriente hasta dejar ciego al personal, como en él es costumbre, posó con unas pinzas sosteniendo el pedazo de cadáver vacuno sobre un montón de brasas apagadas. La gente se rio a carcajadas, burlándose del fallo gastronómico, sin comprender no sólo que Casado estaba embarcado en una de sus muchas actuaciones posmodernas sino que además la foto era una metáfora. El chuletón poco o nada hecho indicaba exactamente el punto de cocción que ha alcanzado la sabiduría política de Casado: ahora mismo está en su punto.

Las anteriores vestimentas de Casado mostraban a Casado dispuesto a desbancar al muñeco de los Geyperman, operación de travestismo para la que incluso se dejó barba. De este modo, se fotografió en diversos escenarios y con diversos pertrechos que lo mostraban como el cuñado ideal, el hombre para todo, el comando entrenado en cualquier emergencia. Estaba el Casado científico y su microscopio, el Casado agricultor y su tractor, el Casado ganadero y su granja de cerdos, el Casado panadero y su horno, el Casado pastor y su oveja, demostrando que el líder del PP no sólo está preparado para asumir el cargo de presidente sino también todos los ministerios habidos y por haber, incluido el papel de encargado de los lavabos, en uno de los cuales Casado se enfrentó a su doble reflejado en el espejo, con una expresión seria y circunspecta, como si acabara de pensar algo muy profundo.

 

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Esa lucha esquizofrénica de Casado contra Casado, como esos superhéroes que pelean contra versiones maléficas de sí mismo, preconizaba sus respuestas contradictorias en una reciente entrevista, al explicar que Cuba era una dictadura mientras que Marruecos era una monarquía. Sí, aparte de otras muchas más, esas declaraciones hacen por completo innecesaria la publicación de una fotografía de Casado plantado ante un libro de leyes, ya que todo el mundo sabe de sobra cómo terminó la carrera de Derecho. En cuanto al posgrado en Aravaca podemos decir que era un retrato del hombre invisible.

Con las facilidades que le dieron durante sus estudios, ni siquiera le hizo falta chuleta, aunque un chuletón le hubiera dado mucho juego en la reunión que mantuvo el pasado lunes en un acto de la Fundación Concordia, Constitución y Patriotismo. Junto a dos ex ministros de la UCD, Casado se dedicó a reescribir la historia de la guerra civil española, negando que el golpe de estado de 1936 fuese un golpe de estado y asegurando que la república tuvo la culpa de todo, porque los rojos ganaron las elecciones en vez de perderlas. El momento de mayor concordia y libertad llegó cuando Arias Salgado calificó de "hijo de puta" al primer ministro holandés, Mark Rutte, lo que provocó las risas del público y del propio Casado, que se sintió como un chuletón en su salsa. Poco o  nada hecho, es decir, en su punto.

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