Punto de Fisión

Más Page que García

Más Page que García
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, interviene durante la presentación del proyecto ‘Prado Extendido’, en el Palacio del Infantado, a 8 de febrero de 2023, en Guadalajara, Castilla-La Mancha (España).- Rafael Martín / Europa Press

Nunca he tenido claro si los barones socialistas deben ir con "b" o con "v", y me da la impresión de que ellos tampoco. De los barones, como de tantos aristócratas, suele decirse que son de rancio abolengo, algo de lo que en el PSOE no cabe la menor duda, sobre todo de la ranciedad, ya que la mayoría de ellos parecen conservarse en escabeche. Es normal que a la hora de la verdad mucha gente confunda las papeletas y no sepa si en realidad está votando a un candidato de derechas o a otro candidato de derechas; no te digo nada si en vez de papeletas son carteles, entrevistas o programas electorales. Hay barones que en lugar de gafas deberían llevar monóculo y otros que en lugar de corbata deberían llevar lechuguilla.

Por ejemplo, Emiliano García-Page, un barón que, en mitad de la campaña, se quita la corbata, se quita la lechuguilla, y baja a los micrófonos a presumir de que él hace política para los vecinos -es el vecino el que elige al alcalde- sin atender consignas de sus jefes en Madrid. Entre otras muchas ocasiones, demostró su independencia a finales del año pasado, al reducir sensiblemente las ayudas a las familias vulnerables en Castilla-La Mancha aprovechando que el gobierno acababa de implantar el Ingreso Mínimo Vital. Por lo demás, ha cargado con tanto ímpetu contra los socios de Pedro Sánchez -independentistas y podemitas- que uno se pregunta para qué diablos necesitan allí oposición, si lo único que debe quedar realmente puro de España está en esas tierras del Quijote, entre Toledo y Albacete, Ciudad Real y Guadalajara.

García-Page es un hombre de palabra, no de hechos: dijo que no se presentaría de nuevo de candidato al PSOE Castilla-La Mancha si Sánchez derrotaba a Susana Díaz y cuando el pronóstico se cumplió, volvió a presentarse, no fuésemos a pensar que por una vez estaba hablando en serio. Cuando García-Page dice algo, lo dice, y por eso también prometió que iba a construir un hospital nuevo en Albacete si ganaba las elecciones y después de ganarlas se limitó a darle al viejo una capa de pintura. En marzo de 2020, en plena eclosión de la pandemia, criticó la suspensión de las clases con la excusa de que los profesores querían tomarse quince días de vacaciones: si lo sabría él, que lleva desde 1987, antes de cumplir los veinte, trasbordando de un cargo público a otro sin más trabajo que abrir la boca.

Nadie puede dudar a estas alturas que García-Page es un político con estilo propio; propio, eso sí, de caricato en una sala de fiestas en los años ochenta, a medio camino entre Fernando Esteso y Paco Martínez Soria, una combinación irresistible para el votante castellano-manchego. Hace poco comentaba en un mitin que Tita García Vélez, alcaldesa de Talavera de la Reina, seguirá siendo alcaldesa hasta que él la case, así que ya podían los del PP irle buscando novio. Y más recientemente bromeó sobre la diferencia al encarar las conversaciones íntimas en familia: a su hijo sí se atreve a preguntarle sobre su vida sentimental, pero a su hija no. "Tú estudias el cuerpo humano en Medicina, pero las prácticas las hace tu hermano". Debajo de estas palabras, allá a lo lejos, se oía a Paco Martínez Soria liándose un pitillo con boina y todo.

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