Punto de Fisión

Milei y Ayuso, ojos que no ven

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la inauguración de la nueva sede judicial en la Ciudad de la Justicia de Valdemoro. E.P./ Alejandro Martínez Vélez
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la inauguración de la nueva sede judicial en la Ciudad de la Justicia de Valdemoro. E.P./ Alejandro Martínez Vélez

Ya advertí hace unos meses que hay ciertas semejanzas entre Javier Milei, el candidato de ultraderecha argentino, e Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, un aire de familia que va más allá de las simples simpatías ideológicas. Aparte de las ideas de bombero y las sandeces certificadas, el parecido se detecta principalmente en esa mirada frenopática típica de los aficionados al balconing: la mirada de los mil metros característica de los soldados con estrés postraumático, aunque el trauma, en ambos casos, debe de ser al lavarse la cara por las mañanas. Parece que Milei viera a Ayuso cada día en el espejo y viceversa.

La presidenta madrileña ha dado pistas sobre estos reflejos al pedir a los españoles que abramos bien los ojos para evitar que sigamos la deriva de Argentina y terminemos igual que en la película de Amenábar: haciendo balconing desde lo alto de un rascacielos. No se puede decir que Ayuso no siga a rajatabla su propio consejo de abrir los ojos de par en par, ya que para abrir los suyos un poco más necesitaría un abrelatas. En las declaraciones con las que demostró su preferencia por un cambio de gobierno en Argentina, Ayuso advirtió que Pedro Sánchez, al igual que los peronistas, le quita el dinero a la gente para repartirlo en pagas, ayudas y subsidios; no como ella, que arrambla con el dinero público para dárselo a empresarios, amiguetes y familiares. El neoliberalismo bien entendido empieza por una misma.

Además de la mirada demencial, las salvajadas neoliberales y la libertad entendida como papel higiénico, los dos filántropos comparten el amor por los perritos: fue un perro el que encaminó definitivamente a Ayuso en su carrera política y fue otro perro el que le dijo a Milei ("guau, guau") que llegaría a la presidencia de Argentina. Bueno, lo de Milei no fue exactamente un perro, sino el espíritu de su querido mastín, Conan, que ladró desde el más allá con la misma claridad de Pecas en sus mensajes por Twitter. Previamente, Milei había contratado a un espiritista canino para charlar con su perrete desde el cielo, otro lugar donde parece haber línea directa entre Madrid y Buenos Aires. No se sabe cuánto le cobró el colega por traducirle los ladridos, aunque Ayuso habría podido hacerlo en 140 caracteres.

Poco después, Milei pagó cincuenta mil dólares a un laboratorio estadounidense con el fin de clonar a Conan, una cantidad probablemente excesiva por reproducir un mastín, pero es lo que tiene el libre mercado de los perros. En su proyecto de liberalizar Argentina, Milei también pretende privatizar el mar para evitar que se extingan las ballenas, así como permitir la compraventa de bebés y de órganos. Pulmones, hígados, riñones y corazones puede que no, pero se ve que los cerebros van a estar tirados de precio si gana las elecciones.

En su permanente giro hacia la extrema derecha, Ayuso ya le está haciendo la competencia a Abascal, otro entusiasta del candidato ultra argentino. Igual que ocurre con el PP y Vox, no es fácil distinguir si Ayuso y Milei son primos hermanos, mellizos, gemelos o clones del mismo laboratorio donde duplicaron a Conan. Sin embargo, como suena bastante feo que la identifiquen con el neofascismo -un hábitat tan abarrotado que en Madrid no cabe ya otro concejal-, finalmente Ayuso intentó recoger velas a su estilo, por si la habíamos entendido bien. Aseguró que sus declaraciones sobre el peronismo y a favor del cambio en Argentina no significan necesariamente su apoyo a Milei, sin especificar si se trataba de una adivinanza o si estaba hablando de fútbol. A lo mejor lo del peronismo era por el peroné y en lugar de Milei se refería a Messi. Abran bien los ojos, verán qué risas.

Más Noticias