Punto de Fisión

El rosario en Ferraz

El rosario en Ferraz
Un manifestante embozado con dos rosarios en las manos se enfrenta a un agente de Policía en Ferraz, Madrid.- EP

Montar el pollo por las noches en Ferraz se está convirtiendo en el plan estrella del ocio nocturno en la capital, una iniciativa lúdica que aúna diversas modalidades de fiestas populares: cánticos patrióticos, encierros con antidisturbios, quema de contenedores, pase de modelos zombi, destrozo de mobiliario urbano y lanzamiento de bengalas. Al igual que sucedió con el acoso continuado a Pablo Iglesias e Irene Montero en Galapagar -un caso único en el mundo de indefensión democrática frente al domicilio de un vicepresidente y una ministra-, los mandos policiales hacen todo lo posible para que los participantes sufran el menor daño posible y sigan exhibiendo los modales típicos de la ultraderecha española. Ya llevan un mes pasándoselo en grande, a pesar del frío y de la lluvia, y por lo visto queda para rato. Lo que nos vamos a reír.

La última estrategia para derribar el contubernio etarra-árabe-masónico de Pedro Sánchez es la convocatoria de un rezo del rosario al unísono en todo el territorio nacional propuesto para el próximo 8 de diciembre. Dos días después del Día de la Constitución, el 6 de diciembre, se celebra la Inmaculada Concepción, que como todo el mundo sabe significa que una virgen pariera a un bebé sin inseminación previa de ningún tipo, ni natural ni artificial, sólo por obra y gracia del Espíritu Santo. Podían haber elegido otra fecha, nueve meses antes de Nochebuena por ejemplo, porque así da la impresión de que el Niño Jesús necesitó otro milagro adicional para nacer de golpe, tras una gestación de dos semanas. Ahora bien, el tradicional puente festivo de diciembre simboliza muy bien la dualidad esencial de la democracia española, apoyado con una pata en una ley que garantiza los pilares fundamentales del Estado y con la otra pata en un dogma de fe decimonónico que se remonta al siglo XVII.

Hablando de leyes, a Sánchez han intentado detenerlo mediante una serie de vistosas maniobras que han intentado conculcar las leyes matemáticas, las democráticas y las del sentido común. Primero Feijóo y Abascal descubrieron que, por culpa de la aritmética -un invento egipcio con muy mala leche- no les alcanzaban los apoyos para hacerse con el control del Congreso, así que decidieron echarse al monte, un recurso muy socorrido en la derecha española desde tiempos inmemoriales. Las últimas noches en Ferraz corría una rasca digna de Navacerrada, de manera que el batiburrillo facha se pertrechó de un puesto de mando ataviado con caldo de jamón, chocolate, bebidas alcohólicas y una serie de rimas y chascarrillos para partirse el esternón de la risa. Antes, en otro alarde de creatividad, los manifestantes habían cargado a hombros un muestrario de muñecas hinchables sin miedo al ridículo ni al qué dirán. Por el momento se ignora si las muñecas eran vírgenes o no. Probablemente, ya no.

Tras las muñecas hinchables, el rezo al rosario parece la solución definitiva, el último recurso destinado a una intervención divina que ponga las cosas en su sitio: la derecha arriba y la izquierda abajo, como debe ser. En mis tiempos de estudiante, cuando llegaban los exámenes y ya no quedaba tiempo para enderezar el desastre a base de codos, algunos alumnos desesperados apelaban a la oración con el fin de que Dios echara una mano y retrasara el examen mediante un milagro. Otros preferían una llamada anónima por teléfono avisando de una amenaza de bomba en el instituto, una demostración práctica de que los caminos de Dios, en efecto, son inescrutables

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