RAMÓN COTARELO

Gobernar, ya se sabe, viene del griego kybernein (de donde viene también la cibernética), esto es, dirigir, guiar. El cibernetes es el piloto de la nave, el gobernante, el que toma las decisiones sobre el rumbo y lo marca.
Del Gobierno del PSOE pueden decirse muchas cosas excepto que no tome decisiones. Precisamente una de las causas de su impopularidad es que toma muchas y las decisiones son como las lluvias: todos las desean pero, si persisten, las maldicen. Del Gobierno todos también exigen decisiones que luego, al afectar a la vida concreta, se le reprochan por erróneas. Todos queremos ahorrar energía, pero nadie quiere que le reduzcan la velocidad.

Desde que estalló la presente crisis ha habido dos tipos sucesivos de decisiones (siempre orientadas a salir de aquella): las primeras de corte neokeynesiano se interrumpieron bruscamente en mayo de 2010 para dar paso a las segundas de tipo neoliberal, aunque con algún freno social, y que son ahora las criticadas.

La crítica de la derecha se da por descontada: al venir del Gobierno las medidas sólo pueden ser erróneas, disparatadas y contraproducentes. Más atención merece la crítica de la izquierda, en la que crece la animadversión al Gobierno, así como la intención abstencionista en las elecciones. Según ella, aquel ha traicionado su espíritu socialdemócrata, aceptando los criterios del capital que ahondan en la crisis en perjuicio de los de siempre, los menos favorecidos. Como ejemplo contrario se invoca Islandia, en donde está saliéndose de la crisis por la izquierda.

Pero hay una diferencia sustancial: en Islandia no es el Gobierno sino la gente, la calle, a través de un referéndum, la que ha impuesto la salida por la izquierda. Ningún Gobierno se atreverá sin más a nacionalizar la banca. Hay que obligarlo. Aquí eso ni se ha planteado. Y no parece que haya mucha gente por la labor. Ni siquiera por la labor de consultar a la gente que, por lo demás, ya anuncia que votará mayoritariamente a la derecha en las próximas elecciones.
Así que no hay duda de que el Gobierno gobierna, que el cibernetes tiene un rumbo y se atiene a él con la mar embravecida. Otra cosa es que sus decisiones gusten a todo el mundo.

Ramón Cotarelo es catedrático de Ciencia Política