De lunes

El periodista, el oso y el lobo

Dicen un periodista que trabaja para IU y una amiga que se deja las cejas en Cinco Días
–hasta que se lo permitan– que vivieron el fin de CNN+ y la llegada de Gran Hermano 24 horas como una metáfora de adónde vamos y de lo que nos espera. La idea se le debió de ocurrir a decenas de los espectadores que siguieron las palabras del adiós de Benjamín López con sus compañeros detrás. "Todos pagamos los errores de otros... Una decisión empresarial que no entiende de sueños ni de ilusiones". Ese día se podía decir casi todo.

Mis amigos –como yo– piensan que la sustitución de un medio como CNN+ por un penoso reality no sólo es la metáfora de los malos tiempos en los medios. Es la de una sociedad anestesiada, el fin de una época que se inició con la Transición y ahora se desmorona, lágrima a lágrima, cada día, acelerada por una crisis económica que no hemos terminado de valorar. No hay la suficiente perspectiva histórica para imaginar siquiera adonde nos lleva.
Mientras llegaba a casa y buscaba "especie en extinción" para hablar de la asfixia y la decadencia, encontré otras noticias vinculadas a la extinción. El oso pardo cántabro ha tenido un magnífico 2010. Estaba al borde de desaparecer, pero gracias a dos o tres hembras paridoras se ha recuperado en la zona oriental de la cordillera cantábrica. Ya había una veintena en la occidental. El lobo ibérico, exterminado en los años setenta, se pasea hasta por la Sierra del Guadarrama, aunque aún con modestia.
Pues eso, otra metáfora fácil. No somos menos que los osos o los lobos. Sólo hay que reflexionar sobre cómo esquivar el hábitat en donde nos han domesticado.

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