Dominio público

Por la visibilidad lésbica, todavía

Beatriz Gimeno

Responsable del Area de Feminismo y LGTBI de la Comunidad de Madrid. Diputada en la Asamblea de Madrid

Beatriz Gimeno
Responsable del Area de Feminismo y LGTBI de la Comunidad de Madrid. Diputada en la Asamblea de Madrid

El Día 26 de abril es el Día Internacional de la Visibilidad Lésbica. Una visibilidad difícil. Lesbiana sigue siendo, a estas alturas, una palabra difícil de pronunciar en contextos normalizados. Las lesbianas nos inundan desde las revistas porno, desde las webs pornográficas, desde los papelitos que nos dejan en los parabrisas del coche anunciando prostitución. Lesbiana es una palabra pornosexualizada para consumo masculino. Y por eso es difícil leer una declaración a favor de la visibilidad lesbiana en los parlamentos o en instituciones oficiales, y es complicado también encontrar en ese día muchos artículos dedicados a las lesbianas, a nosotras. Pero lesbiana es también esta diputada y otras muchas; lesbiana es la médica que te atiende en el ambulatorio y la telefonista que responde a tu llamada. Lesbiana es esa niña que va en bicicleta y es la trabajadora de una fábrica. Lesbiana es la manera en que muchas mujeres están en el mundo.

Es significativo que el día que se dedica a las lesbianas sea un día en el que se reclama visibilidad. Eso demuestra en qué manera específica se ejerce la discriminación y la opresión contra las lesbianas. Históricamente, a los gays, para oprimirles, discriminarles o chantajearles se les saca del armario, para exponerles. A las lesbianas es lo contrario, se nos mete en él, para ocultarnos. Y eso ejemplifica también lo peligroso que el sistema considera establecer una visibilidad legítima para esas mujeres que en principio se supone que no establecen lazos amorosos y/o eróticos con los varones, lo que les va a proporcionar una autonomía que no sólo es amorosa y sexual respecto a aquellos sino que, además, tendrá por fuerza que ser también laboral, económica, familiar etc. Por eso, nuestra visibilidad pasa siempre por el mecanismo de control mencionado. Se nos visibiliza sólo en situaciones sexualizadas, pornosexualizadas a la manera masculina; y la ubicuidad de esta imagen hace que sea más fácil apoyar una causa "gay", que una causa "lesbiana".

Si no somos visibles no existimos en ese orden de legitimidad que es la ciudadanía. Ser visible significa desafiar el mecanismo social y político del armario. Este armario es un poderoso mecanismo de control de la heteronormatividad que funciona de tal manera que si estás dentro eres tomada por heterosexual y todo va bien, y si sales asumes un poderoso estigma que tiene consecuencias en todos los ámbitos de la vida. A diferencia de casi cualquier otra marca de desigualdad, la homosexualidad puede estar oculta, eso es lo que permite que exista el armario. Este puede parecer, en tiempos liberales, incluso cómodo. Es la supuesta comodidad de quien te dice: "no tienes que negarlo, puedes ser lesbiana, pero no hace falta que lo digas", es la lesbofobia liberal que tiene unas ramificaciones muy profundas y que cuenta con la complicidad de muchas de nosotras. Recordemos la ley que Clinton trató se vender como una avance respecto a la presencia (invisible) de gays y lesbianas en las fuerzas armadas: "Don't ask, don't tell" (no preguntan, no lo dices; es decir, pasas por ser heterosexual y todo va bien).

Por todo esto nuestra visibilidad es una cuestión política de primer orden, porque la invisibilidad que sufrimos es la negación de nuestra existencia pública, la negación de nuestro lugar bajo el sol, el rechazo social a conceder al lesbianismo existencia legítima. El feminismo se encargó de demostrar que si dejamos lo que se considera privado fuera del ámbito de lo público la consecuencia es que lo dejamos fuera de la ciudadanía reconocida y entonces, en esta ciudadanía no habría más que varones blancos, heterosexuales, de clase media, etc. Diversos colectivos han luchado por ensanchar esa concepción estrecha de la ciudadanía y lo han conseguido. A las lesbianas aun nos queda un buen trecho por recorrer en este camino. Días como este, 26 de abril, en el que se recuerda al mundo que existimos y a nosotras mismas que tenemos que ser visibles, nos marcan el buen camino.

 

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