Dominio público

Investidura (y IV): Habemus Papam, Tenemos Papa, Tenim Papa, Temos Papa, Badegu Aita Santua

Ana Pardo de Vera

Llevo varias horas preguntando por la cita vaticana de la fumata blanca en todas las lenguas del Estado, y se me quedan fuera los dialectos, pero eso da para un doctorado: Pedro Sánchez fue investido este jueves con los votos previstos a favor, 179, del PSOE, Sumar y seis partidos más, catalanes, vascos, gallego y canario. Votaron en contra los representantes del nacionalismo español y el diputado navarro de UPN, socio electoral intermitente del PP. En definitiva, se quedaron fuera quienes no aceptan la plurinacionalidad y diversidad rotunda de esta España nuestra.

Llegará el día -porque llegará- en que el Partido Popular, consciente como es de su soledad y la cadena carcelaria de Vox que arrastra amarrada al tobillo, pactará con Junts y volverá a los brazos del PNV, partidos de derechas ambos. Desconozco si Aitor Esteban (PNV) llegará a ser ministro de Industria, o lo que quiera, visto lo visto; también, si estará Alberto Núñez Feijóo liderando este pacto como candidato a la Presidencia del Gobierno en ese futuro que intuyo, porque anda la competencia muy dura en la frutería madrileña ... pero sabemos que, un día no lejano, habrá entente del PP con nacionalistas vascos y catalanes, y sin Vox, claro está, que será nada más que un runrún fastidioso en la Plaza de Colón y little Caracas. Entonces, los de la calle Génova tendrán que tragarse sus manifestaciones, los rezos, las rojigualdas (con águila o no), las muñecas hinchables, los insultos, rasgados de vestiduras, contenedores quemados ... Y lo harán con gusto, como en Canarias, donde cogobiernan con CC, porque saben perfectamente que, con los partidos territoriales enfrente, a este Estado casi federal no lo gobierna ni dios.

Comienza una legislatura que se hará dura y larga, espesa, malencarada y grosera en la bancada parlamentaria de la (ultra)derecha españolista, pero el PP inicia a su vez una travesía en el desierto durante la que, mientras el Gobierno de coalición del PSOE y Sumar acata que no hay más camino que el andado con la plurinacionalidad, los de Aznar, Ayuso y Feijóo -por este orden- deberán concretar qué quieren ser de mayores.

"Hace mucho frío en la oposición", dicen siempre quienes la representan en el Congreso, pero hace más calor al abrigo de varios gobiernos autonómicos y municipales con siglas propias y aun con el aliño reaccionario de ultraderecha. Y éste es, sin duda, el gran desafío de PSOE y Sumar: junto a sus socios nacionalistas e independentistas gobernando Catalunya y Euskadi; junto a un BNG líder en la oposición gallega por delante del PSOE, existe una constelación de gobiernos de (ultra)derecha con mucho poder y que están arrasando con los servicios públicos, derechos humanos como la igualdad de género o libertades fundamentales como la cultura. Convencer a ciudadanos y ciudadanas de que la democracia o se ejerce en diversidad -territorial y humana- y equidad o no se ejerce es clave para recuperar poder autonómico y municipal, Castilla-La Mancha en su peculiaridad aparte.

Hay elecciones en 2024 tan decisivas como las europeas, gallegas, vascas y seguramente, catalanas. Los partidos que se asocian con el Ejecutivo en el Congreso compiten entre sí y con PSOE y Sumar en los territorios y en Europa, además, para, tras las votaciones, conformar mayorías que gobiernen en coalición Catalunya, Euskadi y es posible que Galicia, si el PSOE se decide a tomarse en serio de una vez lo de desalojar al PP de la Xunta, ahora sin Feijóo. Ningún nacionalista o independentista contempla aliarse en 2024 con la (ultra)derecha de esos pueblos imprescindibles para la gobernabilidad de España entera. Es la gran apuesta progresista de la legislatura, elecciones autonómicas incluidas: avanzar, como mínimo, hacia el federalismo. Empezando por devolver el brío a la anquilosada financiación autonómica.

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