Dominio público

El modelo eléctrico que no funciona

Joan Herrera

JOAN HERRERA

LADISLAO MARTÍNEZ

02-05.jpg

Algo falla en el sector eléctrico, porque en un marco de teórica competencia casi todas las compañías con presencia en el sector ofrecieron cifras de beneficios récord, obtenidos en un mercado que funciona en competencia (y que por tanto debería tender a optimizar/bajar los precios), al tiempo que el Gobierno reconocía un déficit tarifario acumulado de unos 8.000 millones de euros hasta finales de 2007 y una previsión de 4.800 para 2008, dinero que acabaremos pagando a las eléctricas a través de la tarifa.

La explicación más repetida es que los beneficios crecen espectacularmente en tiempos de dificultades por la falta de competencia. Se señala que dos empresas (Endesa e Iberdrola) acaparan casi el 80% del mercado. Pero se omite que hay bastantes competidores en generación (Unión-Fenosa, Hidrocantábrico, Enel-Viesgo, Gas Natural y algunas otras multinacionales foráneas) y que el sistema de oferta competitiva funciona desde hace ya más de 10 años. Y la realidad es que la electricidad acaba siendo un negocio redondo. Los beneficios son astronómicos y después les pagamos la diferencia por unas tarifas fijadas a priori por el Gobierno bastante inferiores a los precios resultantes del sistema de oferta competitiva con que funciona el mercado.

Menos publicitado fue el balance ambiental del sistema eléctrico también en 2007, que resultó desastroso. Pese a que la demanda creció de forma algo más moderada, las emisiones del sector crecieron de forma significativa quebrando la prometedora tendencia a la baja de 2006. O dicho con números, los 11.375 MW de carbón que según Red Eléctrica había en el sistema peninsular a final de 2007 generaron 71.846 GWh, mientras que los 20.955 MW de gas sólo produjeron 68.308 GWh. Esto es, las nuevas centrales de gas pararon para que produjeran las viejas y contaminantes centrales de carbón. Esto tuvo otro efecto colateral y es que se volvió a incrementar la emisión de contaminantes ácidos (SO2 y NOx) en las centrales antiguas.

Por nuestra parte creemos que el responsable de la paradójica situación económica del sector y de su desmesurado impacto ambiental es el absurdo sistema de oferta competitiva (diseñado por Josep Piqué y las principales compañías del sector en 1996), absolutamente inaplicable en un sector que posee elementos de monopolio natural (redes de transporte), largos periodos de maduración de las inversiones y limitaciones ambientales acordes con los daños que produce. Si en periodos de bajadas espectaculares de costes (96-03) el sistema parecía funcionar, ha mostrado todas sus carencias cuando se ha revertido la tendencia y los mercados internacionales han provocado subidas de las materias primas energéticas. Y todo ello combinado con apenas instrumentos de intervención.

Ahora el Gobierno ha limitado la subida de tarifas eléctricas al 3,3% para 2008, pero no existe ninguna duda razonable de que, tras las elecciones habrá nuevas subidas... ¡y no necesariamente moderadas! En este sentido hay que interpretar el voto favorable del PSOE a que se tramite como ley en la próxima legislatura el decreto ley que permite descontar los permisos (que no derechos) de emisión de CO2 de los ingresos de las compañías eléctricas, incumpliendo de paso el compromiso adquirido con IU-ICV. Tememos que se negocie con el sector eléctrico para compensarle de una actuación plenamente justificada para limitar sus abusos.

Para hacer justicia hay que indicar que los precios de productos energéticos no regulados administrativamente (combustibles) han subido espectacularmente. Y que una evolución parecida han sufrido las materias primas de producción de electricidad (gas natural, carbón y uranio). Pero no debería permitirse una subida importante sin que al tiempo las compañías moderen sus estratosféricos beneficios. No parece razonable que Endesa señale en su web que, descontados los ingresos atípicos, el resultado de los nueve primeros meses de 2007 habría crecido el 13%. En España y Portugal, comparando en términos homogéneos con el ejercicio anterior, el beneficio neto creció un 21%. Iberdrola logró hasta septiembre un beneficio neto de 1.613 millones, el 30,5% más. Y Unión Fenosa afirma que su beneficio neto creció un 39,8%, hasta 704 millones, en los nueve primeros meses de 2007. Si la sociedad debe hacer un esfuerzo pagando precios mayores, ellos deben corresponder moderando los beneficios.

La modificación de la ley eléctrica que se concluyó al final de la pasada legislatura (con el voto favorable de PSOE, CiU y PP) no ayuda a mejorar las cosas. Por ejemplo, se amplia el marco de actuación del mercado y se restringe el de la administración, que se limitará a fijar las tarifas de último recurso. Si esta ley estuviera ya en vigor el Gobierno no tendría ningún problema político, pero la electricidad sería en torno a un 25% más cara. Eso es lo que "dice el mercado", y no nos parece la postura más sensata. La subida de tarifas debería hacerse además de forma pedagógica: premiando a quien consume racionalmente y castigando el derroche. Hoy es el momento de plantear otro modelo energético, y para ello es el momento de redefinir completamente el sector apuntando a otro tendente a satisfacer las demandas de servicios eléctricos de la sociedad con consumos tan bajos como resulte posible. Un país que importa casi todas sus materias primas eléctricas (incluido todo el uranio con que funcionan sus centrales nucleares) no puede proceder de otra manera. Debe apostarse por el ahorro, el uso eficiente de la electricidad, la revitalización del papel de lo público y la promoción de las energías renovables. Las únicas de bajo impacto, tecnología propia avanzada y recurso abundante.

Joan Herrera es candidato de ICV-EUiA a las próximas elecciones generales

Ladislao Martínez es portavoz de Energía de Ecologistas en Acción

Ilustración de Iván Solbes

Más Noticias