Dominio público

Proteger lo común desde el antirracismo

Rita Bosaho

Directora General para la Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial

No puedo empezar a escribir estas líneas sin acordarme de las personas que ya no están con nosotras: quiero mandar un abrazo enorme a sus familiares y amigos, es momento de recordarles y brindarles todo el apoyo que podamos.

También es de recibo agradecer a todas las personas que están sosteniendo la vida, al personal sanitario, a las teleoperadoras, a las trabajadoras del hogar y de los cuidados, a las cajeras y cajeros de los supermercados, a las funcionarias y funcionarios, a todas las que estáis trabajando para garantizar que todas las personas, en especial las pertenecientes a los grupos más vulnerables de nuestra sociedad, tengan los servicios y necesidades básicas cubiertas.

Hoy quería escribir porque es un día en el que, en varias partes del mundo, se celebra la vida, se canta a la dignidad y se piensa en el pasado, para construir un presente en igualdad e imaginar un futuro sin barreras. Es el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial.

Son muchas las organizaciones y personas que, en este contexto de crisis sanitaria, social y política en el que nos encontramos, señalan a las redes de solidaridad y protección de lo común como las vías principales que debemos fortalecer para superar todas juntas esta situación de emergencia temporal. Estos mismos principios son los defendidos por las instituciones, entidades sociales y personas que, en diferentes etapas históricas, han protagonizado la lucha contra el racismo.

Sin embargo, este tipo de narrativas, aunque son las mayoritarias, no son las únicas que nos encontramos en momentos donde el miedo y la inseguridad ocupan demasiado tiempo en nuestra cotidianidad. Y es que, a pesar de que autoridades sanitarias llevan, desde el 2015, advirtiendo de que no se deben relacionar pandemias con ningún lugar, ni con ningún origen étnico, pues, este tipo de acciones puede provocar ataques racistas contra los grupos señalados; hay una serie de políticos, personajes públicos y medios de comunicación que han utilizado narrativas racistas para intentar desviar la atención de dos cuestiones principales: que van a ser las clases populares las que se van a ver más golpeadas por esta crisis y, por tanto, es importante que los que más tienen y, a los que salvamos todas en la anterior crisis, arrimen el hombro, y, por otro lado, el hecho de que, tras años de políticas de recortes y privatizaciones, los dogmas neoliberales defendidos por la derecha y la extrema derecha nos han dejado una sanidad pública que está haciendo lo que puede para afrontar esta emergencia.

Ortega Smith y Trump han hecho caso omiso de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de no vincular el Covid- 19 a ninguna población, grupo étnico o área geográfica. Seriamos muy ingenuas si pensáramos que no hay una clara intencionalidad racista detrás de sus palabras, una acción que puede provocar que personas de la comunidad asiática de nuestro país lleguen a sufrir algún tipo de agresión. Ya se registró una agresión racista en Madrid por este motivo.
Estas narrativas racistas evidencian la enorme necesidad de seguir trabajando en la construcción de marcos políticos y jurídicos, a nivel internacional, regional y nacional, que, primero, protejan y garanticen los derechos políticos, civiles, económicos, sociales y culturales de los grupos sociales vulnerabilizados por esta lacra histórica, estructural y social y, segundo, penalicen, tanto en lo jurídico como en lo social, este tipo de discursos estigmatizadores y excluyentes.

Es imposible comprender los avances que se han dado hasta ahora sin poner como principal eje movilizador las resistencias antirracistas, anticoloniales y anticapitalistas que han tenido lugar en diferentes etapas de nuestra historia moderna y contemporánea. La idea de raza ha sido uno de los instrumentos más eficaces de dominación social inventados en los últimos 500 años. Fue (es) un criterio básico impuesto de clasificación social universal de la población del planeta. Desde éste se distribuyeron (jerarquizaron) las principales identidades sociales y geo-culturales del mundo (por una parte, "indio", "negro", "blanco", "amarillo", estableciéndose lo "blanco" en la cúspide/ la norma; y, por la otra, "América, Europa, África, "Asia" y "Oceanía"). Este criterio, junto al género y la clase, ha sido base fundamental de las políticas eurocéntricas del poder mundial capitalista y la consiguiente distribución mundial del trabajo y del intercambio comercial.

Este año, el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial se centra en el Decenio Internacional para los afrodescendientes (2015- 2024). Este Decenio, declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, tiene como fin último la protección de los derechos de las personas de ascendencia africana, el reconocimiento de sus aportaciones y la preservación de su rico patrimonio cultural.

Asimismo, es importante señalar que, con el fin de hacer un balance de las medidas que los Estados miembros han implementado en sus países para cumplir con el programa de actividades del Decenio, se va a celebrar el examen de período del Decenio en la 43º sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra. Allí se debatirá sobre la necesidad o no de llevar a cabo acciones adicionales.

Nuestro país tiene un compromiso histórico con las personas afrodescendientes de nuestra sociedad. Es por ello que, desde la Dirección General para la Igualdad de Trato y Diversidad Étnico- Racial, hemos asumido la tarea de llevar a cabo las acciones necesarias para cumplir con el programa de actividades del Decenio Internacional para los afrodescendientes y las recomendaciones del informe para España que el Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes de la ONU hizo en el 2018.
Todavía nos queda un largo camino para desarrollar una política efectiva de establecimiento de normas y herramientas que consigan acabar con la discriminación y las violencias que históricamente han sufrido las comunidades/ pueblos que representan la diversidad étnico racial de nuestro país. Por este motivo, también es prioritaria para nuestra Dirección, la Ley Integral para la Igualdad de Trato y no Discriminación. Este es un proyecto de Ley que ha cosechado grandes consensos en las organizaciones que trabajan en este país para atajar la discriminación en todas sus formas.

Además, tenemos entres nuestros objetivos crear espacios de diálogo con las organizaciones antirracistas, que nos permitan elaborar conjuntamente políticas públicas con perspectiva antirracista que tengan como vectores principales el reconocimiento y la redistribución económica.

Nuestra sociedad ha demostrado que, en sí, lleva varios de los principios fundamentales de la lucha contra el racismo: la solidaridad, la defensa de lo comunitario, la dignidad como eje de acción y la lucha por la vida.

De esta crisis salimos todas juntas, tengamos el color de piel que tengamos, vengamos de donde vengamos, nadie debe quedarse atrás.

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