Dominio público

ETA interviene desesperadamente en campaña

José Luis Sanchís

JOSÉ LUIS SANCHÍS

03-08.jpgA punto de terminarse la campaña electoral más democrática y más interesante de las celebradas hasta ahora, ETA ha intentado condicionar el final de la misma con un burdo remake del 11-M. Un asesinato del estilo más cobarde contra un trabajador vasco que ocupó una concejalía en el Ayuntamiento elegido en 2003 y que ni siquiera llevaba escolta.

Este crimen es probablemente una venganza contra el Estado o una reacción mafiosa desesperada contra los innumerables golpes que las fuerzas policiales y la justicia ha dado a los etarras en los últimos años y meses.

Para los 35 millones de electores a los que se ha dedicado una larga, variada y novedosa campaña, que ha implantado para siempre los debates electorales en televisión, no se ve qué pinta este acto más propio de un delincuente que de un grupo terrorista en fase terminal, repudiado socialmente y acosado por la justicia y las fuerzas policiales.

Las reacciones de la consolidada democracia española la víspera del día de reflexión está siendo la propia de una sociedad de excelencia política: la solidaridad del líder popular con los socialistas y la oferta de unidad; la consternación serena del presidente José Luis Rodríguez Zapatero que ha reiterado su voluntad de liderar la lucha de todos contra esta anormalidad anacrónica en una España moderna, integrada en Europa y que ocupa un puesto destacado en el mapa político mundial.

La Federación de Municipios ha programado las manifestaciones en todos los ayuntamientos del Estado el próximo lunes, después de haber terminado la tarea más importante de la celebración de la fiesta principal de la democracia. Los medios de comunicación han reflejado esta unidad de los demócratas que no puede ser afectada en sus actividades trascendentales del día de las votaciones generales por un burdo intento de alterar la normalidad de nuestra vida con la muerte de uno de los nuestros.

Dolor es lo que ha producido la muerte de Isaías Carrasco, por él mismo, un hombre bueno, por su mujer María Ángeles y sus tres hijos. Y por la gran familia de todos porque el vil asesinato es un conato de atentado contra España, contra la sociedad entera.

Este hecho impactante y absurdo puede ser el revulsivo definitivo para la condena social generalizada contra la existencia y el mismo concepto de ETA, también de la sociedad vasca, sin excepción significativa. En el peor momento, de la forma más inoportuna, nos ha afectado desagradablemente y puede haber sido el último o uno de los últimos atentados que nos hará crecer y ser más fuertes en una democracia como la española, plural y diversa en su geografía política, en su diversidad cultural, consolidada después de una ejemplar transición y una práctica de la alternancia.

Todas las ideas caben y se defienden en la política española, pero no tiene sentido ni objetivo racional alguno este intento esquizofrénico de luchar con ataques de alimañas que salen de sus madrigueras para atacar en forma vil y execrable.

El Gobierno ha reaccionado con el propósito de acabar con ETA lo antes posible y a partir de la noche del domingo, el Gobierno propiciado por la decisión popular tendrá el mismo propósito ya que debemos considerar un antes y un después de este absurdo atentado incomprensible e incomprendido. El ahora y el después será la unanimidad de pensamiento y acción contra la supervivencia de los últimos asesinos enloquecidos y desesperados de un banda que tuvo en otros tiempos un importante apoyo social y que nos llevó en un pasado cercano que parece ya lejano de desunión en la táctica de lucha contra este residuo de un pasado extraño.

El domingo, 26 o 27 millones de españoles iremos a votar, elegiremos nuestros representantes, ellos elegirán al nuevo presidente de Gobierno y la democracia continuará su habitual y ya rutinario diario de bitácora teniendo, entre otras muchas responsabilidades importantes, el terminar con este residuo odiado de nuestro pasado.

José Luis Sanchís es asesor empresarial en imagen y comunicación, consultor político y director de campañas electorales

Ilustración de Álvaro Valiño

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