Dominio público

Feminismo y medios de comunicación

Marisa Soleto Dávila

MARISA SOLETO ÁVILA

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En septiembre de 1978 se celebraron en España las primeras jornadas gubernamentales de la condición femenina, organizadas por la entonces Subdirección General de la Condición Femenina del Ministerio de Cultura, que contaron con la crítica de una buena parte del movimiento feminista.

Recurriendo a hemeroteca, sorprende encontrar entre las conclusiones algunos temas que siguen estando presentes en las actuales políticas de igualdad. Las referencias al empleo, la participación política o la imagen pública de las mujeres en los medios de comunicación eran ya en aquel momento temas de interés. Hoy, tenemos mejores herramientas de trabajo y se han logrado grandes avances en la posición social de las mujeres y en el desarrollo de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, pero parece que una parte del problema continúa resistiéndose.

Varias organizaciones feministas estuvieron, a lo largo de toda la celebración de las jornadas, pidiendo la elaboración de conclusiones más progresistas y reclamando un mayor compromiso con la igualdad en la Constitución Española, cuyo texto se encontraba ya en proceso de aprobación legislativa. Denunciaban sexismo en algunos de los contenidos de la Constitución y el hecho de que muchas de las reivindicaciones de las organizaciones de mujeres no se hubieran tenido en cuenta en su elaboración, ni tan siquiera aquellas que formaban parte de las conclusiones de estas jornadas, que se celebraban demasiado tarde.

Se organizaron varios actos de protesta a la puerta del Palacio de Congresos a lo largo de la de celebración del encuentro y varias representantes de esta postura consiguieron estar presentes en la rueda de prensa oficial que se ofreció tras el acto de clausura. Relata Karmentxu Marín que fue prácticamente imposible el encuentro con los periodistas y que, ante esta situación, los medios se dirigieron hacia las disidentes para saber cuáles eran sus propuestas. No hubo respuesta, incluso llegó a escucharse que si querían saber lo que estaban reivindicando asistieran a las reuniones que se celebraban los martes por la tarde en su sede social (El País 17/09/78).

La anécdota sirve para ilustrar el hecho de que las relaciones entre los medios de comunicación y el feminismo no han sido, en muchos momentos, precisamente buenas. Pero los años han pasado y las estrategias y formas de hacer de las organizaciones de mujeres han evolucionado mucho. Hemos mejorado nuestra capacidad de comunicación y mantenemos apuestas activas, serias y atrevidas a favor de la información y la sensibilización social en materia de igualdad. También han mejorado mucho nuestras relaciones con los medios de comunicación. Las noticias relativas a temas de igualdad y el trabajo de las organizaciones están presentes, con cierta regularidad, en la prensa y es cada vez menos raro encontrar opiniones de mujeres feministas sobre los temas más diversos: derechos humanos, fiscalidad, separación y divorcio, participación social y política, etc.

La mejora de la relación con los medios se ha convertido, incluso, en una estrategia de reivindicación. Así lo demuestra, por ejemplo, la relación que se ha establecido entre organizaciones y medios de comunicación en torno a la violencia de género. La atención puesta por los medios en el seguimiento de los asesinatos de mujeres fue parte del soporte de la campaña a favor de una ley integral contra la violencia de género. Los datos recopilados por las organizaciones de mujeres a partir de las noticias publicadas nos permitieron demostrar la inexactitud de los datos oficiales sobre víctimas mortales de la violencia de género y reivindicar un cambio de los indicadores recogidos por el Ministerio del Interior que cristalizó en el año 2002.

No obstante, aún podemos encontrar numerosos ejemplos de tratamientos y tonos propios de otro tiempo en los contenidos informativos, de entretenimiento y de opinión. Es necesario, por lo tanto, continuar insistiendo en el papel de los medios de comunicación como vehículos de información y sensibilización social en este tema. La importancia que se concede a este papel de la comunicación se ha dejado notar en la reciente legislación aprobada en España. Tanto la Ley Integral contra la Violencia de Género como la Ley para la Igualdad realizan propuestas dirigidas a los medios de comunicación relacionadas, sobre todo, con la calidad de la información y la publicidad que difunden.

La presencia de noticias relacionadas con la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, el tratamiento adecuado de los contenidos informativos que afectan especialmente a las mujeres, la ausencia de posiciones sexistas tanto en las opiniones como en la publicidad y el rechazo de publicidad ilícita, incluyendo la sección de anuncios por palabras son algunos de los contenidos que desarrollan estas propuestas legislativas.

La fórmula exige responsabilidad y autorregulación por parte de los propios medios. Se trata de conseguir que el respeto a la igualdad de oportunidades, en los términos recogidos en la ley, forme parte de la deontología profesional. Para ello es necesario que, por encima de las posiciones ideológicas de las líneas editoriales, los contenidos en materia de igualdad tengan calidad y cuenten con una especialización profesional, propia de una información con antecedentes políticos y sociales muy importantes. Es necesaria, además, la definición de un acuerdo general del sector, que cuenta ya con algunos ejemplos muy valiosos, para el rechazo de contenidos evidentemente sexistas, presentes, de vez en cuando, en las páginas de los diarios y los espacios televisivos y radiofónicos. Desde el feminismo somos muchas las organizaciones de mujeres que así lo vamos a seguir reivindicando y, ahora sí, dando respuestas.

Marisa Soleto Ávila es directora de la Fundación Mujeres.

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