Dominio público

El desarrollo global en peligro

Jean-Louis Schiltz

LUOIS MICHEL Y JEAN-LOUIS SCHILTZ

dominiomikelblog.jpgPor regla general, a los políticos les gusta ser portadores de buenas noticias. Lamentablemente, hoy no es el caso para ninguno de nosotros. Hoy, 6 de abril de 2008, no es un buen día para la lucha contra la pobreza global. Dicho sencillamente, los principales países donantes del mundo, entre los que figuran numerosos Estados miembros de la UE, Estados Unidos, Canadá y Japón, no están haciendo frente a sus obligaciones monetarias para garantizar que las personas más pobres del mundo puedan tener un futuro mejor.
Las cifras anuales de ayuda al desarrollo para 2007 están muy lejos de su objetivo. El año pasado, la ayuda oficial para el desarrollo europea (AOD) disminuyó del 0,41% al 0,38% de la renta nacional bruta. En términos reales, esto significa que los pobres del mundo contaron con más de 1.700 millones de euros menos que en 2006. La cifra objetivo para 2015, fijada en el marco de los objetivos de desarrollo del milenio, es del 0,70%. El año pasado se saldó con un gran fracaso.

Así pues, dado que el año 2008 marca la mitad del camino hacia los objetivos de desarrollo del milenio de 2015 (ODM), la presente situación constituye una oportunidad para recordarnos porqué esta tendencia a la baja es inaceptable. Se trata de una oportunidad para que los ciudadanos de todo el mundo recuerden a sus gobiernos y políticos sus promesas y por qué todos juntos tenemos que hacerlo mejor.

1.700 millones de euros podrían haber contribuido a cambiar para mejor la vida de mucha gente. Podrían haber aliviado significativamente la situación de mil millones de personas que viven con menos de un dólar al día. Podrían haber ayudado a salvar a parte de los 11 millones de niños que mueren cada año de enfermedades curables, la mayoría con menos de 5 años. Podrían haber ayudado a aumentar el número de personas con acceso a agua limpia. Todavía una de cada cuatro personas bebe agua no segura. Podrían haber contribuido a educar a algunos de los 114 millones de niños que no reciben una educación escolar primaria. Podrían haber ayudado a algunas de los 584 millones de mujeres analfabetas a leer este artículo.

Si las tremendas cifras sobre mortalidad infantil, salud o educación no bastan para incitarnos a actuar, seguro que sí lo hacen nuestras propias preocupaciones por los desafíos globales del futuro, como el cambio climático, la migración o la lucha contra el terrorismo. Si tenemos alguna posibilidad de abordar juntos estos problemas comunes, debemos reconocer que cualquier solución exige la mejora significativa de las condiciones de vida de las personas de los países en vías de desarrollo. La creciente diferencia entre países ricos y pobres y entre poblaciones de ricos y pobres nos afecta a todos. El flujo cada vez mayor de emigrantes hacia el continente europeo es una consecuencia de la pobreza extrema, de la falta de oportunidad, de la total falta de esperanza para tantas personas, especialmente en África. Los conflictos, la inseguridad, las consecuencias dramáticas del cambio climático, las epidemias... todos estos factores tienen un efecto dominó en Europa y en los países más ricos del mundo.

En un mundo globalizado, la política del desarrollo debe hacer frente a una nueva realidad: esto significa claramente más oportunidades, pero también más riesgos y responsabilidades. No podemos dejar de lado los desafíos de desarrollo que los ODM sitúan ante nosotros. La cooperación al desarrollo no debe considerarse simplemente como una caridad "institucional" o "gubernamental", sino como un ámbito político crucial que afecta a cada uno de nosotros.

Por tanto, es hora de que las naciones europeas y otros importantes países donantes tomen medidas. Es hora de que la ayuda al desarrollo deje de ser un cambio introducido en el presupuesto a última hora. Más bien, el desarrollo debe estar en primera línea de los presupuestos nacionales: constituir un sector del que tanto ciudadanos como políticos puedan estar orgullosos. Debemos cumplir nuestras promesas.

Por esta razón, Europa, como el principal donante de ayuda global, debe dar ejemplo y reconfirmar al más alto nivel los compromisos que asumió en 2005 bajo la Presidencia de Luxemburgo de la UE. Por esta razón, la Comisión Europea propondrá el 9 de abril nuevas medidas sobre el volumen y la eficacia de la ayuda, para garantizar que presentemos las cantidades prometidas y que las desembolsemos, de manera que mejoren las vidas de las poblaciones más pobres. La propuesta incluye una convocatoria para establecer calendarios plurianuales para una ayuda oficial al desarrollo cada vez mayor, que permitirá a los Estados miembros de la UE mostrar cómo cumplen su objetivo de aumentar sus contribuciones en 20.000 millones de euros adicionales a partir de 2010. Invitamos a los Estados miembros de la UE a que den su apoyo a esta iniciativa y a que trabajen juntos para volver al camino marcado. Ésta es nuestra oportunidad de reafirmar nuestro compromiso para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio antes de que sea demasiado tarde.

Somos la primera generación con la posibilidad de hacer frente a la pobreza extrema y decir con convicción: tenemos el dinero, tenemos la curación y tenemos los conocimientos técnicos. La verdadera cuestión es si todos tenemos la voluntad política necesaria.

La opción es nuestra.

Louis Michel es Comisario Europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria.

Jean-Louis Schiltz es Ministro luxemburgués de Cooperación al Desarrollo y Asuntos Humanitarios.

Ilustración de Mikel Jaso. 

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