Dominio público

12-O, este Día de España sin 'sentidiño'

Ana Pardo de Vera

"Dada la enorme trascendencia que el 12 de octubre significa para España y todos los pueblos de América hispana, el 12 de octubre será fiesta nacional, bajo el nombre de Día de la Hispanidad". Franco declaraba así, en 1958, el 12-O como el día de España, o sea, de todos los ciudadanos y ciudadanas que se sienten así, aunque para el dictador, tenías que sentirse así y mucho cuidado con decir que no te identificabas con la España del régimen, la única válida para él.

Y aquí seguimos, más de seis décadas después, con la celebración del 12-O que centra su oficialidad, sobre todo, en un desfile militar y de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado por el Paseo de la Castellana de Madrid al que asisten el rey, la reina, el presidente del Gobierno, sus ministros/as, los y las presidentas de las comunidades y ciudades autónomas (salvo los de Catalunya y Euskadi), aunque también están invitados los miembros de la Mesa y portavoces de Congreso y Senado, los presidentes de los principales partidos políticos, expresidentes del Gobierno y presidentes de otras instituciones como el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo y el Fiscal General del Estado. Después, rey y reina nos reciben -y me incluyo como periodista, aunque no vaya- en el Palacio Real para felicitarnos todos y tratar de hablar unas con otros en un encuentro abarrotado.

En todos estos años de oficio -y peino canas-, no he conseguido que alguien me explique bien por qué se tiene que celebrar oficialmente una fiesta nacional con un desfile de cuerpos armados. No lo entiendo. Pero más allá de eso, en España celebramos el Descubrimiento de América con un desfile militar, con todo lo que eso conlleva, y en América, los países celebran su independencia de los países coloniales con otro desfile ídem, pero en sentido contrario (Perú, México o Venezuela, por ejemplo, celebran el fin de la ocupación española, para más inri). En Francia, el desfile militar celebra la Toma de la Bastilla, el paso de monarquía a república, del Antiguo Régimen a la Revolución Francesa, y en Italia, celebran la llegada de la república y el fin de una monarquía hermanada -qué raro ...- con el fascismo de Mussolini (que ha vuelto, sí, poco que celebrar el próximo 2 de junio).

Los países celebran su independencia, de otros países, de fascistas o de monarcas déspotas´, declarando estas fechas su fiesta nacional. Bélgica, por ejemplo, celebra que el rey Leopoldo I jurara la Constitución en 1831, dando luz verde a ese Estado. ¿Y España? Las autoridades españolas celebran con su exhibición de fuerza armada el colonialismo español en América mientras allí celebran habernos echado. ¿No tenemos otro día? Pues no; no podemos celebrar una fiesta nacional que conmemore el fin del franquismo, por ejemplo, y el paso a la democracia, porque Franco murió muy cómodamente en su cama, el rey Juan Carlos de Borbón no juró la Constitución, sino los principios del Movimiento en las Cortes Franquistas como sucesor de Franco, y hay decenas de miles de víctimas de la dictadura en las cunetas que se revuelven en sus pobres tumbas cada vez que se les habla de la Transición. Nos empeñamos en fijar un día, a su vez, establecido por Franco como fiesta nacional, un día de España que es un sinsentido, pero a ver quién le pone el cascabel al gato y cambia de fecha, porque el tal descubrimiento de América y su colonización no es ninguna gesta para celebrar, al contrario, por más que se empeñe la (ultra)derecha en vestirlo de gloria y bondad.

Las Fuerzas Armadas Españolas (FAS) tienen su día ya, pero precisamente, si hablamos de desarrollo, deberíamos empezar a sanar a esta España nuestra, tan sufrida, con una fiesta nacional que luzca lo que de verdad tenemos y nos une: nuestra cultura, nuestras lenguas, nuestra diversidad ... Vayan pensándolo, y cuando alcancemos la república, celebramos ese día a lo grande, o sea, nuestra independencia del modelo borbónico. Mi querida España, ese día ...

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