Dominio público

Vuelve 'Manolín', el Juan Lanas de Vox

Ana Pardo de Vera

He seguido con mucha curiosidad el currículo y la trayectoria de Manuel Hernández, Manolín para sus amigos, un señor de Hellín (Albacete) que en marzo encendió al sector del transporte con sus reivindicaciones acaloradas, pero al que el éxito televisivo -que es un éxito efímero y corre el peligro de ser fracaso enseguida-, le ha nublado la razón, si es que la tuvo algún día. Cuando escuchamos a Manolín las primeras veces, nos hacían gracia su campechanía y su aparente sentido común de hombre pequeño-empresario (de pyme, no de estatura) y conductor de camión, como él se presentaba, además, en representación de otros como él. Después nos enteramos que Manolín no tiene ni empresa ni camión ni carné de transporte para pesados siquiera, aunque siga arrogándose la representación de camioneros y transportistas, incluso, yendo más allá ahora y presentándose como una especie de mesías de todo el sector primario, sean ganaderos o agricultores, y hasta de la restauración. Porque los transportistas le han abandonado, Manolín trata de pescar en otros caladeros con dificultades, ya saben.

Su último vídeo del pasado viernes, recogido por el Diario de Transporte y llamando a un paro indefinido de transportistas del que se le van descolgando hasta las ruedas, es una obra de arte. De arte populachero de Vox, formación a la que Manolín hace ojitos, dicen sus paisanos que en busca de un carguito. Porque en la ultraderecha hay dos tipos de artistas: los que son como Manolín, camioneros sin camión que se dicen del pueblo para el pueblo, y los señoros que prestan asesoramiento a éstos desde caballos, tarimas o púlpitos lustrosos.

En su último vídeo, Manolín llama "Juan Lanas" (pringados, básicamente) a quienes no van a ir este lunes al paro que él ha convocado a través de su Plataforma en Defensa del Transporte. Se le nota enfadado, claro, porque sin un paro exitoso, el Juan Lanas pasa a ser él, y eso sí que no, dice bajo amenaza de dejar a los Juan Lanas del mundo sin su divina presencia. Al menos no les debe dinero, como a los transportistas de su empresa, que se fue a la quiebra en 2018 y dejó de pagarles.

Los motivos de Manolín para convocar el paro de este 14 de noviembre han ido subiendo de tono, según se comprobaba que lo de las reivindicaciones de los transportistas no eran suficientes al haberse conseguido medidas históricas aprobadas por el Ministerio del ramo: prohibición de la realización de las labores decarga y descarga por parte del conductor, la cláusula obligatoria de revisión del precio del transporte por la variación del precio del combustible, la reducción de los tiempos de espera, la devolución mensual del gasóleo profesional o la ley de la Cadena de Transporte.


Estas medidas son insuficientes, porque lo que se necesita es un cambio estructural, casi cultural, admiten en el sector, pero son el comienzo de una larga y compleja andadura. Manolín, que dice estar muy cabreado y por eso se viene a Madrid a dejar de respirar, denuncia que las empresas no cumplen las normas pactadas entre el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) y el Ministerio ídem tras el paro de marzo. Lo que no cuenta Manolín a ese pueblo oprimido que tanto le preocupa es que hay una web para denunciar, anónima y fácilmente, cualquier tipo de abuso en este sentido. No interesa: Manolín quiere hacer ruido y hacer daño al Gobierno, sin importarle que a quien hace daño realmente y por hacer, es a la ciudadanía, a las y los productores y pequeños empresarios de verdad, al consumidor, a todos/as.

La Confederación Española de Transporte de Mercancías ha realizado un exhaustivo repaso territorial de la situación del sector y de las empresas y parece que Manolín no cuenta con apoyos, ni siquiera con aquellos que sí le respaldaron en marzo. No obstante, hay transportistas y empresas que temen actuaciones violentas de piquetes, piquetes bien organizados que, como en el paro de marzo, van mucho más allá de la protesta y buscan violencia por la violencia. ¿Organiza Manolín los piquetes? Yo no lo creo, ni mucho menos, pero como cara visible de una protesta que critican desde camioneros hasta empresarios por inoportuna, ineficaz y no representativa, el culpable de la desgracia, si la hubiera, será Manolín, acá Juan Lanas a partir de ahora.

Estamos ante el típico oportunista que utiliza la precariedad de muchos autónomos para erigirse en líder de algo, de lo que sea, para chupar cámara y masticar poder presentándose también como un precario salvador. Con la ayuda inestimable, claro está, de quienes funcionan a base de ese oportunismo, los salvapatrias de Vox, de idéntico pelaje y aspiraciones que Manolín, pero con mucho más peligro, y a la Historia me remito. Que las reivindicaciones que manejan sean justas o no es lo de menos, porque su objetivo no es resolver la vida de nadie; y se lo dicen empresarios y asalariados. Sus metas son la desestabilización, el enfado, provocar miedo, inseguridad, la intimidación, el chantaje ... Vox necesita rehacerse tras la caída en los sondeos y el caos ha sido siempre su camino. A Manolín lo cambiarán pronto, no funciona; lo auguran incluso quienes le apoyaron en marzo, pero siempre hay un Juan Lanas dispuesto a ocupar su sitio.


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