Dominio público

Defender la democracia con más democracia

Ana Pontón

Portavoz nacional do BNG

Defender la democracia con más democracia
Un semáforo frente a la sede del Tribunal Constitucional el día que se celebra el Pleno extraordinario del Tribunal Constitucional (TC), a 19 de diciembre de 2022, en Madrid (España).- EUROPA PRESS

La política en Madrid sube decibelios y crispación. Precisamente por eso, quizás lo mejor es no responder con más crispación y decibelios, sino defender la democracia con más democracia. No subir el volumen, sino subir el listón democrático. No es la primera vez que pasa, pero tenemos que actuar con contundencia para que sea la última.

La decisión adoptada por seis miembros del Tribunal Constitucional de paralizar un debate en el Senado es una decisión gravísima que ataca la línea de flotación de la democracia. Es un hecho de enorme gravedad y alcance. Estoy convencida que los representantes de la derecha cuando votaban eran plenamente conscientes de lo que hacían y las implicaciones de su decisión. Entonces, ¿por qué lo hacen?

Lo hacen porque se sientes fuertes, apoyados (o compinchados) por un Partido Popular que incita, justifica y ampara este golpe a la democracia. Lo hacen, porque ya lo han hecho antes, impidiendo debates en el parlamento vasco y catalán sin ninguna consecuencia para los que tomaron esa decisión. Lo hacen, porque se sienten impunes y apoyados por un sector de la derecha judicial, que quiere tener todo atado y bien atado. Lo hacen, porque se han tragado el relato de la ilegitimidad de un gobierno que se apoya en una mayoría que no reconocen, a pesar de ser la expresión de lo que la ciudadanía ha votado. Lo hacen, en definitiva, porque tienen un objetivo político claro. Y si alguien tiene alguna duda, escuchen las declaraciones de Feijóo pidiendo elecciones.

La decisión del Tribunal Constitucional es una decisión política al servicio de los intereses partidarios del PP, que una vez más demuestra que están echados al monte y que para ellos, en política, todo vale. A Feijóo la chaqueta de moderado le ha durado poco. Pero en este tema, no solo demuestra que está dispuesto a todo para llegar a La Moncloa, sino que queda en evidencia su hipocresía política.

Él mismo ha hecho en Galiza lo que ahora califica de ilegal y anticonstitucional. De hecho, en 12 años ha realizado por la puerta atrás doscientas modificaciones legislativas usando la Ley de acompañamiento de los presupuestos, para cambios legislativos que nada tenían que ver con las cuentas públicas, para saltarse informes jurídicos, informes de los órganos consultivos y la propia participación de la sociedad.

Un procedimiento en que el propio PP incluía enmiendas a leyes que no formaban del articulado y que por lo tanto, los otros grupos no podíamos enmendar. Es decir, que Feijóo ha hecho como presidente de la Xunta de Galiza lo que ahora califica de ilegal. Hipocresía política en estado puro.

Pero que las ramas no nos impidan ver el bosque. El problema de fondo está ahí y nos habla de un Tribunal Constitucional que el bipartidismo lleva cuatro décadas repartiéndose obscenamente. Un Constitucional que actúa de intérprete supremo de la Constitución y que ha condicionado la evolución del marco institucional imponiendo una visión centralista alejada de la realidad plurinacional del Estado. Más que un árbitro ha sido un actor político relevante y su intervención en el Senado deja claro que quiere seguir condicionando la política sin pasar por las urnas.

Estamos ante una profunda degradación y descrédito de los principales pilares del Estado en los que la instrumentalización partidista de la justicia y la judicialización de la política son una constante y donde se ven los límites para la democracia del actual régimen del 78.

Hemos visto a lo largo y ancho del planeta como ciertos sectores de la justicia han sido instrumentos para frenar los avances democráticos y de derechos. Lo que está pasando en el Estado español responde a esas mismas claves, por eso es importante que todas las fuerzas nacionalistas, soberanistas, progresistas respondamos con contundencia, con cabeza fría y ante todo con mucha calma. No vamos a caer en sus provocaciones, por el contrario, vamos a defender la democracia con más democracia.

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