Dominio público

Bildu, PP, Vox y los complejos (o no)

Ana Pardo de Vera

Los complejos históricos del PSOE, como los caminos del señor de los católicos, son inexcrutables: tienen la razon demócrata de su parte para bloquearlos, pero nunca la utilizan, al revés: se noquean. Le ocurrió (qué no le ocurrió al presidente el 10 de julio ...) a Pedro Sánchez este lunes en el cara a cara en Atresmedia con Alberto Núñez Feijóo. Algunas asistimos estupefactas al debate, antiguo ya, sobre los pactos de PSOE (y Unidas Podemos y PNV y ERC) con Bildu, por ejemplo, para una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) sin precedentes; nada se dice, en cambio, del pacto de PP con dos tránsfugas de UPN, Bildu y ERC para que cayera la reforma (no la derogación prometida, he ahí el quid) de la reforma laboral del anterior Gobierno de Mariano Rajoy.

El PSOE se aleja de Bildu como de la peste cuando el PP anda cerca, y baja la cabeza, y rumia excusas por sus avances progresistas junto a la formación abertzale. Y los socialistas dan lástima cuando se les ve así, como a Sánchez en Atresmedia, acogotados y descompuestos pese a los esfuerzos últimos de José Luis Rodríguez Zapatero, a quien este lunes toda la izquierda conjuraba para que se apareciera en el plató frente a Feijóo, con su dignidad de demócrata, de presidente del fin de ETA, de clarificador sin complejos del papel de Arnaldo Otegi en ese proceso de esa paz definitiva, de referente intelectual y afectuoso de Podemos y su ministra de Igualdad, Irene Montero; de defensor con orgullo de la paz política catalana, nunca definitiva, porque es la democracia, amiga, pero que solo con política se logra y mantiene ...

¿Qué le habríamos dicho a Feijóo quienes creemos en la democracia de verdad, en el progreso social, en la igualdad, en los derechos humanos, en la lucha contra la corrupción o en la decencia de nuestros representantes públicos? Le habríamos dicho, claro, lo obvio; eso que, además, tiene delito que haya que estar repitiendo constantemente en un país madurito en años en cuanto a la duración de su democracia postfranquista: "Señor Feijóo, señores y señoras del PP: bienvenidos a la democracia y sus avances. ¿De dónde creen que salieron ustedes si no es, como Bildu, de esos avances que proporcionan las urnas y el empuje social?".

Un PP fundado como AP por un exministro de la genocida dictadura franquista, que participó también en episodios sanguinarios de la Transición con la mano derecha mientras que con la izquierda firmaba la paternidad de una Constitución democrática ... Un PP que fue introduciéndose en la democracia con grandes esfuerzos y pese a los reproches de una parte de él (hoy conservada y escindida en Vox), que se sometió a las urnas -con dopaje varias veces, gracias a las recientes cloacas de Interior o, antes, a la financiación ilegal-, que fue formando parte de la historia de la democracia postfranquista a trancas y barrancas (con perdón), integrando asimismo la democracia europea ... Ese PP que germinó entre asesinos dictadores y se infló con droga criminal de las costas gallegas, por cierto, de la que la amistad de Feijóo con Marcial Dorado es (que se sepa) el último resquicio, ¿tiene algo que decir a Bildu que no sea "Bienvenidos a la democracia"?


Bildu y PP, PP y Bildu, cada uno con su pasado más o menos lejano -y en este punto, son ustedes quienes tiene datos y criterio de sobra para valorar los daños y los procesos de cada quien- son fruto de la evolución democrática en distintas etapas de la historia de España, muy dolorosas, y además, relacionadas entre sí. Así que hablemos, sí, de evolución democrática, de progreso; ¿en qué punto se encuentran PP y Bildu? La respuesta no es optimista, y no precisamente por los vascos independentistas (una opción tan legítima como la de los catalanes), que avanzan a pasos agigantados en Euskadi -y a resultados y encuestas me remito- en la completa legitimación democrática de una parte muy pequeña de sus representantes, una diminuta minoría en Bildu vinculada a ETA hace, además, muchos años y ley de partidos cumplida mediante.

El PP, en cambio, camina hacia la involución democrática, al pactar y someterse a quienes representan ese retroceso en estado puro: la ultraderecha de Vox. Todo lo que avanzó la Alianza Popular de Manuel Fraga para integrarse a empellones en la democracia -no le quedaba otra, en realidad- lo están desandando Feijóo y los actuales dirigentes del PP al enterrar principios democráticos que parecían ir asentándose lcostosamente (qué ingenuidad), como la igualdad, la libertad de expresión o el derecho a la información.

Es sorprendente que el PSOE renuncie a confrontar con lo obvio cuando le echan en cara sus acuerdos con Bildu para no enfadar a un puñado de votantes que, sin ser socialista, puede llegar a votarle si no hace mucho ruido a la izquierda. Es sorprendente ese complejo estúpido cuando deberían estar orgullosos y orgullosas de caminar al lado de la evolución democrática más natural y satisfactoria mientras el Partido Popular se adentra en el averno fascista. Pobres de nosotras: el machismo libre de culpa y el PSOE llorando porque tiene que pactar con Bildu.


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