Dominio público

Octubre de 2023: Felipe VI 'delega' en Ayuso

Ana Pardo de Vera

Este domingo, 8 de octubre, la derecha patria de PP y Vox -y quienes se sientan concernidos- se van a Barcelona a manifestarse contra la amnistía sin nombre ni proyecto para los independentistas catalanes con causas ante la Justicia, o así, porque, en realidad, ni hay amnistía ni sabremos si la habrá. Todo apunta, no obstante, a que se culminará una desjudicialización del conflicto político en Catalunya a principios de noviembre con la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y el compromiso de que los tribunales que entraron en tromba en el procés por indicación de Mariano Rajoy y su Ejecutivo serán llamados a retirada; es decir, a abandonar las competencias que las togas nunca deberían haber tomado: las políticas.

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha decidido erigirse en defensora de esa presunta mayoría silenciosa a la que ya apeló el rey Felipe VI hace seis años: ciudadanos y ciudadanas de Catalunya presos del gobierno de una "minoría rabiosa" a la que, según Isabel Díaz Ayuso y el rey (o viceversa por orden de protocolo), ni votaron ni nada, apareciendo por generación espontánea. Ayuso, como Felipe VI en su día, olvidan (un decir) que la mejor expresión de la voluntad popular está en las urnas y que el independentismo se ha mostrado más fuerte que la Corona y los gobiernos del PP ganando la mayoría parlamentaria, la más sagrada en democracia, una y otra vez, pese a sus embestidas.

De hecho, es ahora, cuando se aprobaron los indultos de los presos del procés, se reformaron precipitadamenre los delitos de sedición y malversación y se anunció la desjudicialización plena de ese desgraciado proceso electoral que llevó al 1 de octubre de 2017, que el independentismo está en sus horas más bajas desde el Govern de Artur Mas. Esto no es ni bueno ni malo si obedece a la voluntad de las urnas, a la democracia, pero como Felipe VI hace seis años, Ayuso trata de convencernos de que los independentistas que gobiernan Catalunya y trabajan por apoyar la investidura de Sánchez en unas semanas a cambio de varias condiciones por concretar, como se ha hecho toda la vida, son ilegítimos y una especie de aliens que han invadido España desde el territorio catalán sin consultar a sus habitantes siquiera, colonizándolos sin compasión.

El vídeo en redes de la presidenta de madrileña, como el discurso del 3-O del rey, no tiene desperdicio y deja a Alberto Núñez Feijóo, por descontado, convertido en una marioneta desnortada de Ayuso, autoerigida en líder nacional del PP y presidenta de Tabarnia, ese territorio que habitan quienes imaginan que Catalunya tiene una mayoría silenciosa -o silenciada- que se empeña en no votar por miedo y acaba dando siempre las victorias electorales al independentismo o, como mínimo, a sus socios satánicos del PSC, unos esclavos, amigos, siervos ... del soberanismo. 


Estoy deseando, como Ayuso y el jefe del Estado, ver salir de debajo de las piedras a esas personas que nunca hablan, que nunca se pronuncian, que no votan ni levantan la cabeza siquiera, que ni se ven pero que son los héroes del PP y, según sus dirigentes, la mayoría absoluta que debería gobernar el territorio. "Porque España sí es una nación y no puede quedar en manos de minorías rabiosas que la odian  (...) Los catalanes que sufren a los separatistas cada día no están solos, son ciudadanos que han de soportar a sus políticos incapaces de gestionar para todos", interpela Ayuso en un vídeo colgado este jueves en su cuenta de X.

"Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos", clamaba Felipe VI en su discurso de 2017. Y ahí siguen, insequibles al desaliento con sus vaticinios del apocalipsis patrio, perdiendo las elecciones catalanas ... sobre todo, el rey.

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