Dominio público

Del "que te vote Txapote" a que te llamen “antisemita”

Ana Bernal Triviño

Del "Que te vote Txapote" a que te llamen "antisemita"

"Antisemita", si dices que el ataque de Israel va contra el derecho internacional. "Que te vote Txapote", para reírse y atacar a un rival político o a sus votantes. "Asesina", a las mujeres que abortan y localizan por redes sociales. "Feminazi", si denuncias que hay que guardar minutos de silencio por las víctimas de violencia de género. "Invasores", si llega un cayuco o una patera con personas a nuestras costas. Y así ya... demasiados años y demasiadas veces.

Parece que nada tiene conexión pero sí. Hay una línea entre lo que leemos en redes y escuchamos en tertulias estos días de ataque a Gaza y lo que llevamos viviendo estos últimos meses y años. Son tres cosas que deberían hacer sonar las alarmas. Porque cuando ocurre esto, no hay vuelta atrás.

1. La deshumanización. Todo lo que he relatado demuestra algo muy claro. Ya no solo una falta de respeto a las víctimas sino la deshumanización completa de las víctimas. Como indica la palabra, es arrancar cualquier componente humano de una persona. Si ya no es humana, es una cosa. Y con una cosa se puede hacer de todo. Entre ello, convertir a los verdugos de las víctimas en eslóganes electorales. Por eso da igual que asesinen mujeres una tras otra frente a los "hombres acosados" o que una prostituta sea apaleada, porque creen que es solo un trozo de carne. Por eso les da igual mencionar a Txapote, a pesar de que familiares de sus víctimas pidan que no se haga. Por eso, hay quien aplaude a Israel cuando dice que los palestinos son "animales".

Y la deshumanización lleva a situaciones surrealistas como estos días. Escuchar, en boca de periodistas, frases como "los palestinos son otra cosa". O ver reportajes donde, de forma muy necesaria, hemos conocido detalles de la vida completa de los rehenes israelíes, pero ni un solo reportaje donde se humanice, con nombre y apellidos, a alguna de las más de 8000 víctimas palestinas. O esa moda en las entrevistas de que, después de que un gazatí o familiar diga que alguno de los suyos ha muerto por las bombas de Israel, le pregunten: "¿Pero qué piensas de Hamas"? Obviando el dolor, el trauma y el duelo. Porque buscan el titular y el eslogan antes que escuchar lo que cuentan. 

2. La ruptura de los valores democráticos y del derecho internacional. Cuando hay deshumanización, no hay capacidad de empatía. No te imaginas ni siquiera el dolor por el que alguien pasa. Y cuando eso ocurre se instala la política de odio. Esto, además, se suele acompañar de mensajes patrióticos de defensa o bien de acusaciones falsas de gobiernos ilegítimos. Y, entonces, tienes en bandeja el siguiente paso: te saltas la democracia y el derecho internacional. Si hay algún derecho es para ti y no para el resto. Y por eso deshumanizas a los inmigrantes llamándolos "invasores". Y por eso te muestras de acuerdo con arrasar Gaza o crees que es antisemita señalar crímenes de guerra y actos de terror de un estado.

3. El silencio. Y es que esto no puede hacerse sin muchos silencios. El silencio ante el que deshumaniza. El silencio de la comunidad internacional. El silencio de los que ganan dinero a costa de cercenar derechos. El silencio de los que se llaman provida, menos cuando mueren 3000 niños y niñas en Gaza. El silencio de los que se llenan aquí la boca con la palabra libertad, pero no para un pueblo sometido que no la tiene. El silencio de los que se dan golpes en el pecho con la propiedad privada, pero callan cuando la casa de los palestinos son ocupadas...

Y estos días, donde tantos inteligentes pregonan arrasar con Gaza de forma desproporcionada y se pasan el derecho internacional por el arco del triunfo, no dejo de pensar qué pasaría con ellos. Si es que se piensan seres especiales. Porque tú, el que tuiteas sin pudor ni vergüenza ante el dolor, eres población civil. Tú eres uno más de los que le podría caer un día una bomba. A todos estos habría que verlos si ahora mismo entrara alguien en su casa, lo echara a patadas de ella, no pudieran dormir en la calle porque tienen que huir de las bombas. A estos, sin agua, sin luz, sin Internet. Los mismos que se quejaban solo por un confinamiento o porque suene una alerta en su móvil ante tormentas. Están como para dar ejemplo. Y como para que luego exijan lo que ellos mismos les niegan a otros.

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