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Lo de Casado ya lo predijo Marx

Lo de Casado ya lo predijo Marx
El líder del Partido Popular, Pablo Casado (c), abandona el hemiciclo tras una breve intervención en la sesión de control al Gobierno, este miércoles, en el Congreso de los Diputados. EFE/Chema Moya

Si en los años 20 del siglo pasado hubo una familia que se hizo dueña de la comedia surrealista, fueron los Hermanos Marx; cien años después hay una familia, política, que está acaparando la comedia más salvaje y enloquecida: el Partido Popular.

Por eso creo que la mejor forma de definir lo que está pasando en el Partido Popular es desde el marxismo más ortodoxo.

Todo empezó con El camarote de los Hermanos Marx en qué se convirtió la votación de la reforma laboral, con un Alberto Casero que salvó la reforma equivocándose.

Alberto podría ser, perfectamente, el leitmotiv de una las más famosas frases de Groucho:

"Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo".

Casero resume así, mal y sin querer, toda la labor de Pablo Casado como líder del PP en estos años:

"Todavía no sé qué me vas a preguntar, pero me opongo".

Después llegan las elecciones anticipadas de Castilla y León con una campaña electoral entre ovejas que podría resumirse así:

"Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente".

Mañueco no consigue la mayoría absoluta y Pablo Casado, cuestionado por los malos resultados, rompe la ley del silencio en su partido y lanza a su rival Díaz Ayuso, un cuchillo, que luego resultó ser de palo, en casa de Herrera, la COPE:

"La cuestión es si es entendible que el 1 de abril, cuando morían en España 700 personas; se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000 euros de beneficio por vender mascarillas".

Pablo Casado empezaba fuerte, o dicho de otro modo:

"No permitiré injusticias, ni juego sucio, pero si se pilla a alguien practicando corrupción sin que yo reciba una comisión, lo pondremos contra la pared...¡Y daremos la orden de disparar!"

En esto de la muerte y las comisiones, Groucho también fue un visionario, aunque se quedó bastante corto con el porcentaje:

"Cuando muera quiero que me incineren y que el 10% de mis cenizas sean vertidas sobre mi representante".

La pregunta de Casado a Díaz Ayuso estaba clara:

"Sólo hay una forma de saber si un hombre es honesto: preguntárselo. Y si responde sí, entonces sabes que está corrupto".

La respuesta de la presidenta de Libertonia, no se hace esperar, y está a su altura:

"¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?"

Ante este argumento, Pablo Casado da por buenas las no explicaciones de las comisiones, y sólo unas horas después responde con dos clásicos:

"Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros"

"El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio, si puedes simular eso, lo has conseguido".

Pero cierta prensa madrileña ve peligrar su paguita y comienza Un día en las carreras para ver quién va más rápido, más alto y más fuerte en el bando de la lideresa. Sus portadas y editoriales de estos días reflejan a la perfección la filosofía grouchista:

"Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria"

Y después llega una obra cumbre del esperpento, Una tarde en el circo, la manifestación "espontánea" de los Ayusers en la sede del PP exigiendo corrupciones y dimisiones.

"Más madera es la guerra".

"General, ¿no se da cuenta de que estamos disparando a nuestros hombres", General Groucho: "Tome un dólar y guarde el secreto".

Por si no fuera suficiente, un lunes con una reunión de 7 horas del Comité de Dirección del Partido; 7 horas que se puede resumir en 15 palabras:

"No mire ahora, pero en esta habitación sobra alguien...y me parece que es usted".

La próxima cita es la reunión de los barones regionales del PP, donde Pablo Casado podría entrar perfectamente a lo Groucho diciendo:

"Mira que dar una fiesta y no invitarme...¡He estado a punto de no venir".

Una reunión cuyo resultado final tenemos todos, incluidos Pablo y Teo, clarísimo:

"Ha dicho que nos van a someter a un juicio justo y después nos matarán".

Los fieles a Casado se han apresurado a ponerse de espaldas, dimitir o callar. La postura oficial en el Partido Popular ha sido esta:

"La próxima vez que lo vea, recuérdeme no saludarlo".

Pablo Casado ha pasado ya a ser ese líder del PP del que usted me hablar y está sufriendo en sus carnes otra frase mítica de Groucho:

"Jamás olvido una cara, pero en su caso, estaré encantado de hacer una excepción".

En fin, que el principal partido de la oposición a sí mismo, está dando cada día un espectáculo lamentable:

"He disfrutado mucho con esta obra de teatro, especialmente en el descanso".

Porque convertir el partido de la gaviota en una "Sopa de gansos" es una mala noticia para la política en nuestro país; alguien va a tener que pagar por todo esto, y tenemos claro que no van a ser ellos:

"¿Pagar la cuenta? ¡Qué costumbre tan absurda!"

Creo que con este resumen a la manera grouchista ha quedado todo bastante claro:

"¡Hasta un niño de cinco años sería capaz de entender esto!, ¡Rápido, que me traigan a un niño de cinco años!".

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