Ecologismo de emergencia

Resucita la presa de Cerro Blanco, ¿renacerá también la movilización ciudadana?

Adrián García Abenza

Alba Ramos Solano

Manifestación en Málaga contra la Presa de Cerro Blanco bajo el lema "Río Grande Vivo. Por una Nueva Cultura del Agua" (2006). -FRANCISCO JOSÉ ENRÍQUEZ LLAGAS
Manifestación en Málaga contra la Presa de Cerro Blanco bajo el lema "Río Grande Vivo. Por una Nueva Cultura del Agua" (2006). -FRANCISCO JOSÉ ENRÍQUEZ LLAGAS

En las últimas elecciones municipales una parte importante de la ciudadanía ha mostrado su apoyo, en la mayoría de las poblaciones, a aquellas fuerzas políticas que ignoran o directamente niegan las acuciantes problemáticas ambientales que enfrenta cada región. Sin duda, serán múltiples las repercusiones negativas que los resultados de estos comicios tendrán para la sociedad, pero el medio ambiente ya se encuentra en el punto de mira de estas fuerzas reaccionarias y negacionistas de la crisis climática y ecológica.

Un claro signo de la amenaza que se avecina lo constituye la espontánea reaparición de numerosos proyectos e iniciativas que habían logrado frenarse gracias a la movilización ciudadana y que, ahora, reaparecen impulsados por la carta blanca que, quienes defienden el crecimiento económico por encima de la vida, consideran haber recibido de las urnas. En la comarca malagueña del Valle del Guadalhorce encontramos un ejemplo paradigmático de esto, al aparecer, tan sólo días después de la victoria electoral de las fuerzas reaccionarias, la noticia en medios locales de que la Junta de Andalucía se plantea recuperar el proyecto de la presa de Cerro Blanco en Río Grande, amenazando así con destruir uno de los mayores tesoros del patrimonio natural de esta comarca tradicionalmente agrícola.

Aunque no es algo que coja desprevenidos a los movimientos sociales y asociaciones ni a las formaciones políticas que apuestan por la defensa del patrimonio natural y la vida de esta región, que ya presentaron alegaciones y mociones en los ayuntamientos implicados cuando a principios de 2022 se reincorporó la propuesta de un azud en Río Grande en el Plan Hidrológico de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas de 2021-2027; la respuesta y movilización ciudadana ha sido, hasta el momento, bastante exigua.

Hace más de quince años ya se planteó el proyecto de construcción de esta presa, pero, en aquel entonces, se produjo una contundente movilización ciudadana. Bajo el lema "Río Grande Vivo, No a los tubos" y, tras una lucha constante y resiliente durante meses, los movimientos sociales y ecologistas lograron aglutinar una mayoría social abrumadora en torno a la defensa de Río Grande, llegando a movilizar a decenas de miles de vecinos y vecinas de la comarca y obligando así a que la mayoría de las formaciones políticas tuviesen que posicionarse, contra todo pronóstico, a favor del medio ambiente. El proyecto de la presa fue enterrado temporalmente y, aunque a lo largo de la última década se han producido tentativas de retomarlo bajo formas disimuladamente menos lesivas, no es casualidad que sea ahora cuando sorpresivamente se vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de construir la presa en todo su macabro esplendor.


Así pues, nos encontramos, de nuevo, ante una encrucijada frente a la cual sabemos que fue posible vencer a través de la lucha colectiva de la sociedad civil organizada y sustentada en la razón, el sentido común y la evidencia científica. Y es que, como afirmaba Francisco Puche de la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua, los ríos prestan numerosos servicios ecológicos y culturales que van desde la depuración de las aguas y la regeneración de los acuíferos a la conexión de los ecosistemas y el mantenimiento de la biodiversidad vegetal y animal, a lo que hay que añadir su enorme contribución a la construcción de las identidades de los pueblos ubicados en sus cuencas y el valor paisajístico y emocional que aportan a sus habitantes.

Río Grande a su paso por el municipio de Coín (Málaga). -SALVADOR SÁNCHEZ URBANO
Río Grande a su paso por el municipio de Coín (Málaga). -SALVADOR SÁNCHEZ URBANO

Por tanto, el argumento esgrimido una y otra vez por los de siempre, clamando que es necesario construir este tipo de infraestructuras para evitar que se desaproveche el agua que va a parar al mar, no es ni más ni menos que una falacia construida de manera interesada por quienes, a costa del interés general, deciden deliberadamente priorizar el interés económico de unos pocos. Por otra parte, tampoco el argumento de que la presa ayudará a evitar inundaciones parece sustentarse frente a un análisis riguroso, ya que, de hecho, diversos estudios recientes parecen indicar que estas infraestructuras, al alterar la composición y morfología de los cauces naturales, pueden amplificar las inundaciones de magnitud moderada o severa. Si todo esto no fuese suficiente, basta señalar la ineficacia de la imparable construcción de este tipo de infraestructuras para paliar las sucesivas sequías que han asolado España reiteradamente a lo largo de las décadas. No necesitamos más presas, sino adaptar la insaciable demanda humana a la disponibilidad de cada región, garantizando, además, los caudales ecológicos indispensables para sustentar la vida de los ecosistemas.

Armados con la razón y la evidencia científica de nuestro lado, sabemos que es posible detener el destructivo proyecto de la presa de Cerro Blanco. Sin embargo, el gran interrogante que nos planteamos es si realmente nos encontramos en un escenario equivalente al que permitió frenar el último intento de llevar a cabo este ataque inmisericorde a una de las principales arterias fluviales que riegan la comarca del Valle del Guadalhorce. ¿Seremos capaces de despertar las conciencias de una sociedad anestesiada por los mensajes superficiales de los medios y las redes sociales? ¿Lograremos hacer prevalecer los argumentos científicos entre el ensordecedor ruido de la desinformación y el negacionismo?

¿Conseguiremos aunar las fuerzas de miles de personas a pesar de la actual vorágine consumista y competitiva que nos empuja irrefrenablemente al individualismo? La incertidumbre es aterradora, pero una cosa tenemos clara, quedarse de brazos cruzados esperando una respuesta afirmativa no es una alternativa.

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