El dedo en la llaga

Una pregunta, varias respuestas

Pregunta.- "En su columna de ayer, usted calculó la representatividad del PP poniéndola en relación al total de la población española. Pero, en primer lugar, en las elecciones de 2004 la población española era menor. Y, en segundo lugar, no se puede establecer el cálculo de representatividad electoral con respecto a la población total, porque los menores de 18 años no votan, otros se abstienen, etc.

Respuesta.- Punto A: yo no aludí a las anteriores elecciones generales, sino a "las elecciones más recientes": las últimas municipales, de hace menos de un año. Obviamente, tomar como referencia la totalidad de la población censada fue una exageración deliberada. Una humorada. Aunque no del todo. Porque ésta es una materia a la que hay que darle más vueltas.

Por ejemplo: la población menor de 18 años no vota. Vale. Lo sé. Pero no tengo nada claro por qué no dejan votar hasta los 18 años. Ignoro por qué el Estado tiene por maduro a un chaval de 16 años a la hora de condenarlo a la cárcel, o de permitirle contraer matrimonio, pero lo considera un pipiolo a la hora de votar. Hay ancianos harto más descolgados de la vida colectiva y marginados de la realidad social que muchos chavales de 16 años.

Punto B: Los cálculos de representatividad electoral se fijan tomando como universo los votos emitidos. Pero hay una parte de la abstención –en estas elecciones la va a haber– que responde a convicciones políticas. ¿Por qué se desconsidera la decisión de no votar tomada por cientos de miles de ciudadanos? ¿Porque no cabe diferenciar la de quien se desentiende por entero de los asuntos públicos de la de aquel que se abstiene para mostrar su rechazo por un sistema que rechaza en bloque? Bien. Pero tampoco cabe evaluar los distintos grados de madurez de los votos emitidos. Hay quien vota con conciencia de la opción que toma y quien coge una u otra papeleta por las razones más peregrinas: hemos oído hablar de la importancia que pueden tener en algunos votos los afeitados, las mangas demasiado cortas, las cejas así o el color de los ojos asao. ¿Es eso serio y consciente?

Todo esto es más complicado de lo que parece.

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