El dedo en la llaga

Honrando a sus víctimas

He seguido con interés la larga polémica provocada por la beatificación de medio centenar de religiosos católicos muertos de forma violenta durante la Guerra Civil. Me enteré de que uno de los homenajeados hace una semana en el Vaticano lo fue pese a haber sido acusado con fundamento de torturador, lo que ha escandalizado a muchos. Me ha sorprendido que, en cambio, apenas se haya citado que otros no se sabe si fueron pasados por las armas en tanto que clérigos o como soldados rebeldes, puesto que aceptaron formar parte del Ejército de Franco, luciendo galones y ejerciendo el mando castrense que les fue asignado. ¿Cuál de sus dos militancias pesó más en ellos? ¿Les resultaron complementarias? Supongo que iría por casos.

Lo que me ha resultado más clarificador es lo que dijo el sábado 27 el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez. Tratando de explicar didácticamente lo que él y los suyos iban a hacer horas después en Roma, don Ricardo defendió el derecho de cada grupo, organización o colectivo "a honrar a sus víctimas".

Un planteamiento juicioso donde los haya.

"¡Si, pero no han querido honrar la memoria de los curas que fueron fusilados por los franquistas!", saltan algunos. Bueno, eso tiene una explicación muy sencilla. Quiere decir que la jerarquía católica española considera que los curas antifranquistas no eran de los suyos. Por lo que sea: porque no les gustaba saludar brazo en alto al modo romano, porque no tenían ganas de portar el palio que protegía al Generalísimo de la nueva Cruzada, porque no admitían que el mensaje de Cristo exigiera rebelarse contra los gobiernos legítimamente electos, porque ni siquiera se consideraban españoles... Me temo que cada uno se llevó su propia historia al paredón.

En lo que no puedo dar la razón a monseñor Blázquez es en que la ceremonia del domingo 28 fuera un acto de reconciliación. Aunque quizá ahí también haya lugar para el equívoco. Porque puede que fuera un acto de reconciliación. Todo depende de quiénes pretendieran reconciliarse con quiénes. Puede ser que estuvieran en plan de reconciliarse entre ellos, tras tantas trifulcas episcopales.

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