El mapa del mundo

De Iowa a la Casa Blanca

Aquí solemos quejarnos de que las campañas electorales son demasiado largas, porque su duración formal (quince días) viene precedida de una tediosa precampaña en la que los partidos, sin excepción, hacen propaganda. Pues dirijan su mirada a Estados Unidos, donde acaba de empezar el largo proceso electoral para designar al que habrá de ser nuevo presidente, proceso que a los europeos nos cuesta entender por su complejidad. Esta vez, sin embargo, hay dos novedades interesantes.

La mayor es sin duda que por primera vez en ochenta años, la carrera está abierta: ninguno de los muchos contendientes llega a la campaña siendo presidente o vicepresidente. No hay precandidato. Ello da más suspense a estos primeros episodios de campaña, los caucus de Iowa y las primarias de New Hampshire, aunque probablemente asistiremos a una sobrevaloración de sus resultados por parte de los medios de comunicación.

La segunda novedad es igual de importante: se han adelantado varias de las principales elecciones (California y otras), de modo que el famoso supermartes  de febrero dejará prácticamente resuelto el tema. ¿Por qué este adelanto? Los tempos y  marketing electorales sucumben también a la moda  fast: todo ha de saberse ya. El sistema político, económico y mediático no quiere suspense a un año vista. Y sin embargo, aunque las convenciones nacionales de ambos partidos (en agosto) serán una simple ceremonia de investidura, los debates televisivos de octubre dejan abiertas todas las incógnitas.

Pere Vilanova

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