El tablero global

Derribar un muro para levantar más

Hoy todos tratan de arrogarse el mérito de haber causado la caída del Muro. Según los estadounidenses, fue la firmeza de Reagan; para los europeos, fue la flexibilidad de la Realpolitik de Kohl; y a los rusos no les cabe duda de que fue la perestroika, aunque no felicitan a Gorbachov, puesto que su debilidad provocó el hundimiento del imperio soviético, algo que Putin ha calificado como "la mayor catástrofe geoestratégica del siglo XX".
Ayer, los gobernantes de toda Europa se felicitaban por la reunificación del continente que comenzó hace 20 años, sin mencionar que ese derribo del bloque comunista no fue en absoluto controlado: la catastrófica implosión balcánica nos sumió de nuevo en los horrores de las guerras y la limpieza étnica; la desintegración de la URSS

trajo aún peores genocidios en el Cáucaso y enfrentó a las repúblicas ex soviéticas; la ampliación atlantista y comunitaria agudizó las tensiones con Rusia sin acabar con la división Este-Oeste ni con el abismo Norte-Sur.
Mañana, habrá que preguntar a esos líderes tan satisfechos de la gran demolición, por qué no desmantelan los nuevos muros que levantaron sobre los escombros del viejo: el de Tijuana a El Paso, que niega la libertad económica a los mexicanos; el de Cisjordania, que encarcela a los palestinos en la miseria; los de Ceuta y Melilla, que apartan a los africanos de la prosperidad; el del Sáhara, que veta la autodeterminación de un pueblo; los del Ulster, que aún separan por religiones; el de Río, auténtica barrera entre ricos y pobres... y el que la UE ha obligado a alzar a Polonia en su frontera oriental para cerrar el paso de los ucranianos.
¿Qué estamos celebrando?

Más Noticias