A mi bola

La cantera como razón de ser o de parecer

Valdés, Montoya, Bartra, Piqué, Puyol, Xavi, Busquets, Thiago, Pedro, Messi e Iniesta. No es casualidad que mientras el Barça (y por extensión, casi la selección) podría tener un once íntegramente de La Masia, el Madrid puede confeccionar otro de La Fábrica, pero en el exilio: Diego López (Villarreal), Torres (Getafe), Javi García (Benfica), César Navas (Rubin), Juanfran (Atlético), Borja Valero (Villarreal), Parejo (Valencia), Jurado (Schalke), Mata (Valencia), Soldado (Valencia) y Negredo (Sevilla), por no contar a los ilustres Guti (Besiktas) y Raúl (Schalke).
La cantera puede ser una razón de ser, y el caso del Barça es el más evidente, pero también una razón de parecer. Mientras Mourinho ficha portugueses y turcos, los jugadores de La Fábrica hacen las maletas para jugar en otros clubes y, algunos, también en la selección. Es la diferencia entre la cantera que importa y la que exporta. La Masia abastece al Barça y Valdebebas, a otros equipos.

Si algo aportan los jugadores de la cantera es identidad, aunque en el caso del Barça los chavales son educados desde muy pequeños para jugar de una determinada manera. A quien tenga interés en conocerla le recomiendo la lectura de Senda de campeones, de Martí Perarnau.
Pero el tema de la cantera no se puede subscribir sólo a Madrid y Barça. Si lo hacemos extensible al club que más presume de jugar con futbolistas de casa, el Athletic, resulta que sus mejores jugadores proceden de otras canteras, especialmente la de Osasuna. Además, en Bilbao no se cansan de asaltar el huerto de la Real, donde también se hace otro tipo de demagogia con la cantera. Ni por madrugar, amanece más temprano, ni por decir que se quiere apostar por Zubieta, los chavales están capacitados para responder a las exigencias de la competición. Ser, no parecer.

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