Tierra de nadie

El faraón escapa de la pirámide

No es por ser aguafiestas, pero antes de sacar a toda prisa el champán del frigorífico y entrechocar las copas por el triunfo de la revolución egipcia más nos hubiera valido asegurarnos de que había motivos para la fiesta. Los militares que ayer se dirigían a los concentrados en la plaza Tahrir para prometerles que sus deseos se verían cumplidos son los mismos que han sostenido a Mubarak durante 30 años, los mismos que han detenido a centenares de opositores en las tres semanas de protestas y los mismos que se han enriquecido en un país en el que 40 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza. ¿Podían los carceleros de Egipto convertirse en sus libertadores?

En manos de estos militares, financiados generosamente por Estados Unidos y educados en West Point, estaban las esperanzas de un pueblo que ha clamado por la democracia, que ha muerto por ella, y que se merecía algo más que cosmética avanzada. No hay que ser muy avispado para intuir la mano de Washington en el diseño de una transición cuyos contornos siguen perfilándose a orillas del Potomac, del que el Nilo pasa por ser uno de sus afluentes. Se suponía que había un plan cuando Obama hablaba anoche del cambio en Egipto. ¿El problema? Pues que nadie debió de informar a Mubarak de que él era la pieza sobrante del rompecabezas.

No se sabe por cuánto tiempo, pero el faraón ha logrado escapar de la pirámide y se resiste a pasar a mejor vida fuera del país. Su único gesto ha sido delegar parte de sus poderes en el vicepresidente Omar Suleiman, el enlace de la CIA en El Cairo y el encargado de velar por sus intereses. Es obvio que cuenta con las bendiciones del Ejército. Hasta las elecciones de septiembre, todo se hará ordenadamente, que los vacíos de poder los carga el diablo, incluida la represión contra quienes no se den por satisfechos con el apaño.

Tan difícil como obligar al farón a hacer las maletas será convencer a Occidente de que no puede seguir edificando sus barreras contra el islamismo a costa del sufrimiento de los pueblos, y de que tendría más éxito si, en vez de a dictadores, se dedicara a defender los valores que predica de boquilla mirándose el ombligo. Es curioso que quienes quisieron exportar la democracia a Irak o a Afganistán a bombazo limpio la teman tanto cuando florece por su cuenta.

Más Noticias