Entre leones

Pedro y los críticos

Justo después de que Pedro Sánchez logrará el apoyo del 70% del 39 Congreso Federal del PSOE, los llamados críticos han reaparecido tachando a la nueva dirección de sectaria.

Estaban, entre otros, el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, y los susanistas asturianos Fernando Lastra y Vicente Álvarez Areces. Y, por supuesto, el compañero ‘Fuentes Socialistas’, harto conocido.

Se quejaban de que históricos dirigentes como Eduardo Madina, Pepiño Blanco, Antonio Hernando, Elena Valenciano, Ciprià Císcar o José María Barreda no hayan entrado finalmente en el Comité Federal.

Parece ser que después del papel principal que la mayoría de ellos tuvo en el golpe del 1 de octubre de 2016 que derrocó a Pedro Sánchez, estaban convencidos de que podrían continuar en el principal órgano socialista entre congresos. ¿Quizás para reeditar otra asonada contra el madrileño dentro de seis meses?

En fin, muchos de ellos, si les quedara algo de dignidad, se deberían haber marchado a sus casas. Da pena, por ejemplo, que alguno vaya, a estas alturas de la película, comparando a Pedro Sánchez con Erdogan, en vez de coger el camino de Villadiego.

Pero con todo, el peor de los papeles lo interpretó la delegación susanista del PSOE-A, con Susana Díaz a la cabeza, que ni siquiera votó las resoluciones del plenario.

Casi en bloque sus miembros abandonaron el sábado por la noche el congreso siguiendo los pasos de la lideresa andaluza, que previamente se había reunido durante ocho minutos con Pedro Sánchez en un encuentro tenso y poco amistoso.

La guinda del despropósito del susanismo andaluz lo puso la propia Susana Díaz, cuando, alegando una visita al salón aeronáutico de París, se saltó el domingo el discurso del nuevo secretario general. Sin esgrimir ninguna excusa tampoco estuvo Javier Fernández, que se dejó la autoridad moral en la gatera de la Gestora.

Extraña forma de arrimar el hombro, ¿no? Y mal, muy mal el papel que ha jugado el socialismo andaluz. Así solo le espera la oposición a partir de las elecciones autonómicas de 2019.

La prueba definitiva de que las hostilidades no van a parar fue el editorial de El País, titulado Decepcionante PSOE. Ya no se sabe muy bien si dicha soflama era el epílogo de la macroentrevista al presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, que es el prestamista principal, el dueño de verdad de la cosa, o una nueva andanada del consorcio de intereses Alfredo Pérez Rubalcaba-Felipe González.

Lamentable, muy lamentable. Totalmente justificada la decisión de Jordi Sevilla de dejar de leer el que ha sido referente principal de la progresía española, convertido ahora en un panfleto caprichoso y prepotente.

Ante esta deriva, que no es otra que más leña al mono, extraña y mucho que Pedro Sánchez, investido de toda la autoridad por los militantes, no empiece poniendo pie en pared contra Susana Díaz y el resto de los críticos.

La designación de Margarita Robles como portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados es una muy buena señal –pone hierro donde hará falta mucho hierro-, pero esta decisión debería estar acompañada de un aplazamiento de todos los congresos regionales hasta septiembre.

Para ello, solo necesita aplicar la misma lógica que utilizaron los barones críticos cuando se lo llevaron por delante a él, cuando pretendió solucionar la crisis interna del PSOE con un congreso exprés.

Seguro que sus críticos se acuerdan, lo entienden y lo aceptan, ¿no?

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