El pensamiento moderno, el que, poco a poco -aunque nunca del todo- fue sustituyendo al pensamiento teocrático,fue encerrándose en el callejón sin salida de la inmediatez, arrastrado por su razón instrumental que necesitaba alejar todo lo que tuviera que ver con valores, y la lógica del capitalismo que dice que tienes éxito aquí y ahora o desapareces. Fue así construyendo un pensamiento que, urgido por el presente, ha sido muy bueno para inventar medios como patético para definir fines. Lo dijo Einstein: vivimos en una sociedad caracterizada por la perfección de los medios y la confusión de los fines. Cómo será que inventamos bombas que pueden acabar con todo vestigio de vida.
¿De qué sirve un biólogo que puede trabajar inventando enfermedades al servicio de las mafias farmacéuticas? ¿De qué sirve un ingeniero bueno sólo para inventar proyectiles? ¿Y un arquitecto que inventa materiales para que se rompan a los 15 meses? Por eso hacen falta las humanidades en nuestras universidadades. Para dejar de ser monstruos de la razón absurda. Para salir de la cárcel de un pensamiento que cree que lo que no es productivo es, sin más matices, improductivo.
Un ejército es mejor que un coro para tomar una loma. El problema es que, después de tomada la loma, ¿van a cantar canciones de hermandad? ¿Y cómo quedó el paisaje? ¿Y cuántas bajas hubo? ¿Y volverá a crecer la hierba? ¿Y cómo alimento a tantos soldados ahora?
En esas estamos.
Humanidades, no nos dejéis a solas con las ciencias productivas.
Adjunto el artículo de Terry Eagleton:
Cuando surgieron en su actual configuración a finales del siglo XVIII, las llamadas disciplinas humanas tenían un papel social crucial, que consistía en nutrir y proteger la clase de valores para los que un orden social filisteo tenía poco de su precioso tiempo. Las humanidades modernas y el capitalismo industrial estuvieron más o menos emparejados al nacer. Para conservar un conjunto de valores e ideas asediados, hacían falta entre otras cosas instituciones conocidas como universidades, apartadas de algún modo de la vida social de todos los días. Ese apartamiento significaba que el estudio humano podía ser lamentablemente inútil. Pero permitía asimismo a las humanidades emprender la crítica del saber convencional.
De vez en cuando, como a finales de los años 60 y en estas últimas semanas en Gran Bretaña, esa crítica se lanza a la calle, y se dedica a confrontar cómo vivimos en realidad con como podríamos vivir.
De lo que hemos sido testigos en nuestro tiempo es de la muerte de las universidades como centros de crítica. Desde Margaret Thatcher, el papel de mundo académico ha consistido en servir al status quo, no en desafiarlo en nombre de la justicia, la tradición, la imaginación, el bienestar humano, el libre juego de la mente o las visiones alternativas de futuro. No cambiaremos esto simplemente con una mayor financiación de las humanidades por parte del Estado, por oposición a un recorte que las deje en nada. Lo cambiaremos insistiendo en que una reflexión crítica sobre los valores y principios debería ser central para cualquier cosa que acontezca en las universidades, y no sólo el estudio de Rembrandt o Rimbaud.
En última instancia, las humanidades sólo pueden defenderse poniendo de relieve cuán indispensables son; y esto significa insistir en su papel vital en el conjunto del aprendizaje académico, en lugar de protestar diciendo que, como a algún pariente pobre, cuesta poco alojarlas.
¿Cómo puede lograrse esto en la práctica? Financieramente hablando, no ha lugar. Los gobiernos están empeñados en reducir las humanidades, no en extenderlas.
¿Pudiera ser que invertir demasiado en enseñar a Shelley significase quedar rezagados respecto a nuestros competidores económicos? Pero no hay universidad sin indagación humana, lo que significa que las universidades y el capitalismo avanzado son fundamentalmente incompatibles. Y las implicaciones políticas que eso conlleva van bastante más allá de la cuestión de las tasas estudiantiles.
Fuente: http://salonkritik.net/10-11/2011/01/estan_a_punto_de_desaparecerla.php#more
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