El ALBA, las sanciones y la decadencia de Occidente

El ALBA, las sanciones y la decadencia de Occidente

Un mundo basado en reglas

Los documentos oficiales nortemericanos, especialmente del Pentágono y del Departamento de Estado, hablan en su pelea con Rusia y China de un "mundo basado en reglas". En el triste papel de ventrílocuo que tiene la Unión Europea, se repite como si fuera una oración tranquilizadora ese mensaje, reforzándose la idea de que en las capitales europeas hace mucho tiempo que se renunció a la soberanía y que si los intereses nacionales no coinciden con los intereses norteamericanos, peor para los intereses nacionales.

La idea de "un mundo basado en reglas" se convierte en una cacofonía, en una cámara de eco que ya no dice nada o casi nada a todos los países que ven en espacios resucitados, como los BRICS, una oportunidad para soltarse del brazo del decadente imperio occidental. Porque ese mundo "basado en reglas" rompe cualquier regla internacional cuando entra en la Embajada de México en Ecuador para secuestrar al ex vicepresidente Jorge Glas, cuando bombardea la embajada de Irán en Damasco, cuando desoye a Naciones Unidas y su exigencia de un alto el fuego en Palestina, cuando bombardea el gasoducto Nordstream 2 o no se considera concernido por ningún tratado internacional para colocar en el espacio misiles con cabezas nucleares. Ese mundo "basado en reglas" se refiere, en realidad, a las reglas de las empresas multinacionales que tienen en la Organización Mundial del Comercio su Vaticano, en el Fondo Monetario Internacional su Congregación para la Doctrina de la Fe y en las agencias de rating su Santa Inquisición.

Ese mundo "basado en reglas", incapaz de mover un dedo ante el genocidio palestino y el asesinato de miles de inocentes, incluidos niños, desentendido de la más mínima humanidad en Gaza, acaba de regresar las sanciones a Venezuela, argumentando una mentira que no resiste el más mínimo análisis. Sanciones que la pobre Europa seguirá disciplinadamente apretándose un poco más a sí misma la soga de su insignificancia.


El ALBA y la decadencia de Occidente

Esta semana tenía lugar en Caracas el "Encuentro para una Alternativa Social Mundial", organizado por el ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos). El objetivo de la reunión, donde participaron delegados de más de 60 países, era discutir el documento Alternativa Social Mundial, en un momento en donde el modelo neoliberal está dando claras señales de agotamiento moribundo y parece querer despedirse dando desesperados zarpazos. El ALBA es una alianza de países de América Latina y el Caribe reunidos para coordinar una manera diferente de entender los desafíos democráticos de la región y superar el abandono de sus obligaciones por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA). En ese objetivo, el ALBA avanza para convertirse en un embrión cada vez más consolidado de ese grupo de países que quieren superar el neoliberalismo y sus consecuencias regionales. No estaría de más que los países del Sur de Europa que no quieren depender de los mandatos norteamericanos se unieran para acumular fuerzas y pudieran ser más influyentes en la Unión Europea. Mientras no lo hagan, y con el creciente avance de la extrema derecha, seguiremos siendo los PIG’S y la influencia irá en declive.

Una de las cosas sorprendentes de ese encuentro en Caracas es el desprecio absoluto de una parte importante del mundo a las decisiones "imperiales" de EEUU y de Europa, ¿O qué otra cosa son las sanciones arbitrarias que dicta Washington? Países sancionados como Rusia o Venezuela expresan resultados económicos mejores que Alemania (a la que el seguidismo a los EEUU no le libró de que ayer le hicieran espionaje industrial sus aliados norteamericanos o que recientemente le bombardearan su más importante fuente de suministro de gas). De las sanciones a Venezuela se burlaban los asistentes al encuentro (contaba la vicepresidenta Delcy Rodríguez que las autoridades norteamericanas ofrecían a los líderes bolivarianos ¡visas para ir a Disneylandia! si obedecían los mandatos de los EEUU) y también, de manera concreta, la práctica totalidad de África, una parte importante de Asia, los BRICS (Brasil, Rusia,, India, China, Sudáfrina, Egipto y nuevos aliados), junto con la práctica totalidad de los países del mundo que saben que las relaciones internacionales han entrado en otra etapa. Al final, las sanciones obligan a los países a encontrar otras salidas, de manera que, incapaces de tumbar a los regímenes democráticos y poner, como durante el siglo XX, gobiernos títere, lo que han forzado los gobiernos de Obama, Trump y Biden ha sido la desconexión de muchos países de la órbita europea y norteamericana que han descubierto que les puede ir incluso mucho mejor cambiando de aires. Quédense con su jardín, le dirían al Alto Comisionado Josep Borrell, que en nuestra jungla hay más pasto y mejores reglas. Es evidente que el poderío militar norteamericano y europeo sigue siendo el más alto del mundo, pero tampoco es verdad que en el siglo XXI ese poderío militar se traduzca en capacidad de victoria. Los EEUU han perdido la guerra en Siria, Afganistán, Irak y, con bastante probabilidad, perderán la de Ucrania. Y el genocidio de Palestina, que es una forma desesperada de enfrentar un conflicto, terminará llevando a Netanyahu a un tribunal penal internacional o a la región al abismo. Gaza está siendo el Hiroshima y Nagasaki de un Israel reconvertido, desesperantemente, en un país fascista.

Las sanciones a Venezuela ¿te han vuelto a engañar?

Las sanciones a Venezuela tenían por detrás la excusa de no haber dejado presentarse a la candidata de los EEUU, María Corina Machado ni a la persona señalada por ella, Corina Yoris. Y digo excusa porque, como en tantas otras veces, las derrotas de la oposición venezolana, su incapacidad o su fragmentación suelen ocultarse en los medios internacionales como "otra" decisión autoritaria de la "dictadura" venezolana (rara dictadura donde la oposición puede presentarse a las elecciones, tiene sus medios y todo el apoyo económico y mediático de los EEUU y Europa, aunque, eso sí, tiene que cumplir las leyes venezolanas, más o menos como ocurre en el 100% de los países occidentales, con salvedades curiosas como el funcionamiento desde hace cinco años al margen de la ley del Consejo General del Poder Judicial español).


En España, en las elecciones de 2023 Podemos se quedó fuera de la pelea electoral en Andalucía. A las 12 de la noche se cerraba el registro y Podemos no llegó a tiempo. Quien tenía la firma era Izquierda Unida pero, por las razones que fueran -retrasos, mala fe, errores- no lo hizo. Y Podemos se quedó fuera. Echarle la culpa al registro electoral sería distraer que la culpa estaría o en Podemos o en Izquierda Unida. Bueno, pues eso es lo que ha pasado en las candidaturas de la oposición en Venezuela. Pero ¿para qué vas a reconocer tu inutilidad si puedes echarle la culpa a Nicolás Maduro?

La inhabilitación de María Corina Machado no fue ninguna sorpresa para nadie en Venezuela. Porque en el Acuerdo Parcial para la Promoción de los Derechos Políticos y Garantías Electorales para Todos, conocido como Acuerdo de Barbados, que firmaron el gobierno de Venezuela y la oposición, es decir, en el acuerdo que acordaron ambos para normalizar la situación en el país, se decía que " los candidatos presidenciales y partidos políticos" podrían presentarse "siempre que cumplan con los requisitos establecidos para participar en la elección presidencial, consistentes con los procedimientos establecidos en la ley venezolana".

Y María Corina Machado ha sido juzgada y condenada por pedir la intervención de EEUU en Venezuela, algo así como si los jueces inhabilitaran a un político español que pidiera que se bombardeara España, que Putin invadiera Tarragona o que se promovieran actos de violencia en nuestro país (¿Nos acordamos de la kale borroka? Por mucho menos, en España hemos inhabilitado a mucha gente a la que no se les ha permitido presentarse a las elecciones. Así que conviene ser honestos y lo que uno no quiere en su país, tampoco debe quererlo para otros.


El 100% de los partidos acreditados ante el CNE inscribieron a alguno de los 13 candidatos que van a competir para la presidencia de Venezuela. Y entre esos 13 candidatos los hay de todas las ideologías. Entonces, ¿qué ha pasado con las candidaturas presidenciales para que EEUU y la pusilánime UE sigan con las sanciones? Pues lo que ha pasado es que la oposición está dividida (ya me gustaría que en España la izquierda estuviera menos dividida), además de que hay mucha gente en Venezuela que está enfadada con Guaidó, de la Plataforma Unitaria. Este enfado no es solo porque regaló la joya de la corona venezolana en EEUU (CITGO). No solo permitió que les robaran también a los venezolanos el oro que estaba depositado en Londres, así como el dinero de las cuentas internacionales, sino que, por si fuera poco, se robó, con su pequeño grupo, una parte de ese dinero (son las denuncias de sus antiguos compañeros). Que es lo que explica por qué la oposición no quiso que Guaidó siguiera siendo "presidente encargado". Qué lúcida estuvo ahí España, Pedro Sánchez. Como ocurre con la derecha de muchos países, Juan Guaidó, el "líder" de la Plataforma Unitaria, es un patriota, aunque no se sabe de dónde.

Es importante también entender que los empresarios venezolanos, que están ganando mucho dinero ahora mismo (Venezuela se ha recuperado económicamente), no confían en los candidatos que quieren llevar a Venezuela a una guerra civil. Y ahí están María Corina Machado, Capriles Radonski o Leopoldo López y todos los que están en Madrid cobijados por José María Aznar y por Díaz Ayuso. Las élites económicas de Venezuela no confían en María Corina Machado -igual que las españolas dejaron caer a Pablo Casado, que era todo un Secretario General del PP- y, de hecho, han terminado, por presiones de los EEUU, encontrando un candidato común para la Plataforma Unitaria Democrática.

La persona que María Corina Machado había señalado para presentarse en su lugar, la profesora de filosofía Corina Yoris, de ochenta años de edad, no cumplía los requisitos legales del país (en concreto, la Ley Orgánica de procesos electorales). Ella pensaba que la Mesa de la Unidad iba a presentar a su candidata, pero en el último momento decidieron presentar al gobernador del Zulia, Manuel Rosales -que ha terminado renunciando en aras de la unidad-, de manera que Corina Yoris se quedó, como decimos en España, colgada de la brocha porque ni tenía las firmas recogidas para presentarse ni tenía ningún partido registrado en el Consejo nacional Electoral que la avalara ni tampoco el poder para presentar candidatos. María Corina Machado pasó a odiar a Manuel Rosales -parece evidente que le engañó- y por eso, finalmente, el candidato de la oposición ha sido otra persona.


El partido al que quería recurrir desesperadamente María Corina Machado, Vente Venezuela no es un partido acreditado porque no cumplía los requisitos ante el CNE. No ha participado en elección alguna hasta ahora. Sólo se presentó a las primarias de la oposición en 2023, realizadas sin registro electoral y arbitradas por un partido, Súmate, del cual Machado es miembro fundadora. Vamos, que no cumplía ningún requisito.

El art. 27 de la ley Orgánica de Partidos Políticos venezolana dice que cualquier organización política que no se presente a dos elecciones continuas queda cancelada y deberá renovar su habilitación si quiere presentarse a las elecciones. Vente Venezuela debía hacer un nuevo registro y presentar las firmas de, al menos, el 5 por ciento del registro electoral y haber constituido el partido en 12 entidades o regiones del país. Vente Venezuela no hizo esos trámites. Entonces, ¿Cómo iba a registrarse?

Como Vente Venezuela, encabezada por María Corina Machado, no estaba registrada, debía ponerse de acuerdo con otros partidos de la oposición, con los que suponía que tenía un pacto previo. ¿Y qué pasó? Que esos partidos le dijeron a María Corina Machado que no aceptaban que nombrara a dedo a una candidata de ochenta años que iba a responder solo ante ella. Y, ellos, que eran los autorizados, no presentaron a la candidata de María Corina Machado. Y eran casi las 12 de la noche y los partidos de la oposición, no le cumplieron a Machado. Como se pregunta el filósofo y comunicador venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela ¿por qué esperaron tantos meses para presentar a esa señora desconocida? Porque no contaban con que Rosales iba a engañar a Machado. Cosas de la derecha (de las que la izquierda tampoco está falta).


¿Qué le quedaba a María Corina Machado? Pues según lo que dice el art. 52 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales, debían presentar ante el Consejo Nacional Electoral firmas de respaldo que sumaran, al menos, el 5% del último padrón electoral. Esas firmas debían estar refrendadas por el Consejo Nacional Electoral a través de una comisión verificadora, como dice la propia ley orgánica (no vale inventárselas).

En conclusión, como María Corina Machado no había cumplido con los requisitos legales y como Manuel Rosales la había traicionado, según la propia María Corina, solo le quedaba hacer ruido internacional. Un clásico de la derecha venezolana. La española últimamente lo que hace es ir a al Parlamento Europeo a dar voces.

Una conclusión sencilla

El 25 de marzo se culminó el proceso según la ley orgánica electoral venezolana, donde se presentaron 13 candidatos, entre ellos Nicolás Maduro, candidato a la reelección, respaldado por más de 4 millones de militantes del PSUV que lo eligieron en un proceso de primarias. En los movimientos dentro de la oposición, ya está también confirmado Edmundo González Urrutia, el candidato de los EEUU y que responde a la nueva oleada de extrema derecha latinoamericana que representa en Argentina Javier Milei.


González Urrutia fue embajador en Argentina durante el golpe contra Hugo Chávez (golpe que apoyó, por lo que después fue, obviamente, destituido). González Urrutia no deja de ser un personaje controvertido. Deseó, después de celebrar el fallecimiento de Chávez, "muerte por cáncer a todos los chavistas". Igualmente se ha significado por sus comentarios contra mujeres, negros, indígenas y la comunidad LGTBi. En términos económicos, comparte los principios neoliberales y en política internacional no ve otro horizonte que el que le marque Washington. Otro patriota. Ha sido la carta de Machado contra Manuel Rosales y es la salida encontrada por EEUU para que la oposición se una: la extrema derecha venezolana ya tiene pues, de no mediar algún impedimento legal, su candidato. Y las elecciones hablarán.
Así que ¿dictadura? ¿No será que EEUU y los que siguen sus dictados siguen queriendo hacer en Venezuela lo que han hecho en Ecuador, en Afganistán, en Siria o están haciendo en Gaza? Europa debiera hacer una reflexión profunda, porque si entendemos los cambios que está experimentando el mundo, ¿no será que la que se está quedando sola es Europa?