Fuego amigo

Propongo un experimento para Cataluña

Os escribo de madrugada, después de una tarde-noche adosado a la radio y al televisor, pendiente de los resultados de las elecciones en Cataluña. A esta hora tengo un empacho de análisis desde todos los ángulos, de políticos y comentaristas, de derechas y de izquierdas. Y el día de hoy me temo que va a ser de indigestión.
La primera meditación del día será el análisis de la baja participación. Pero es un aspecto sobre el que es muy difícil ponerse de acuerdo pues todos los partidos saben a ciencia cierta que son los demás los que siempre tienen la culpa del empacho, del hartazgo, de la desilusión de la ciudadanía. Manipular las intenciones de los votos recibidos es relativamente difícil, pues son los que son, habas contadas; pero no hay mayor tentación que la de intentar justificar las razones del "no voto", porque, como "no voto" que es, no pertenece a nadie y pertenece a todos al mismo tiempo.
Atendiendo al cómputo final, por lo que he oído hasta ahora, vamos a una segunda edición corregida (y vaya si ha sido corregida) del tripartito. Un tripartito que tendrá que contar con Carod Rovira, del que había tenido que salir apresuradamente por su pecado de ingenuidad. Parece inevitable que la izquierda está condenada a entenderse de nuevo, con todas las dificultades del mundo, con negociaciones a cara de perro, pero puro tripartito.

De los claros perdedores, me llamaron la atención las declaraciones de Carod Rovira y Montilla reconociendo haber cometido muchos errores. Artur Mas, el claro ganador, se ha mostrado elegantemente resignado a ser un perdedor, obligado por su soledad política, sin nadie con el que poder pactar a izquierda o derecha. Josep Piqué se ha visto obligado a seguir al pie de la letra el guión preparado desde Génova 13, aunque me pareció que lo hacía con desgana, con una cierta discreción en la justificación de su pérdida de un escaño, con la mención pactada, eso sí, de que el efecto Zapatero no había funcionado. Joan Saura, con su carácter elegante y sereno, no pudo ocultar durante toda la noche una sonrisa de oreja a oreja, por una estimable subida de tres escaños con respecto a 2003. Finalmente, Citadans ha dado la sorpresa (se les veía cara de sorpresa a ellos mismos) y mantenían una razonable alegría por sus primeros tres escaños.
Hasta aquí una primera impresión de los contendientes en Cataluña. Las estridencias, como siempre, vinieron del exterior. Ángel Acebes salió en tromba, con el guión en carne viva, y dijo la frase histórica que su gabinete de imagen tenía preparada desde hace meses: "Rodríguez Zapatero ha sido el gran perdedor de estas elecciones (...) ha sido un fracaso rotundo y sin paliativos". Es una frase para creyentes, plana, sin matices, infantil, como deben ser los mensajes a los creyentes, aunque a los demás nos parezca un insulto a nuestra inteligencia. Pero Acebes ya cuenta con ello, su fuerza radica en que no tiene complejos, siguiendo las enseñanzas de su añorado hombrecillo insufrible, y no le importa hacer el ridículo ante media España cuando la causa lo merece. Yo le admiro por esta capacidad suya.
Y como el día de hoy va a ser pródigo en análisis más pausados y sesudos sobre futuras estrategias, yo quiero lanzar una propuesta enloquecida a modo de meditación añadida a las muchas meditaciones de hoy. Partiendo de la base de que la única salida es un nuevo tripartito, ¿no sería bonito comenzar la casa por el tejado alguna vez, que es la meta de todo iluso, como yo? Es decir, ¿la nueva situación no merecería forzar las leyes de la lógica y constituir un tripartito con Joan Saura como President, actuando de hombre bueno, con esa imagen de persona sosegada y triunfadora, en cuyo gobierno estarían Carod Rovira y Montilla como vicepresidentes? ¿No creéis que sería un experimento a tener en cuenta?
Bueno, ya sé que alguno de vosotros piensa que esta noche no me he tomado las pastillas...

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