Multiplícate por cero

Por qué Montoro ve difícil cumplir el objetivo de déficit

El realismo de Montoro no es mágico para el Gobierno, aunque sin duda van a tener que ocurrir muchos sucesos fantásticos para que el objetivo de déficit del 4,4% se convierta en realidad. El ministro de Hacienda ha levantado una polvareda de desmentidos y aclaraciones desde el Ejecutivo simplemente por ser sincero. Montoro reconoce que "sería bueno y deseable" cumplir el déficit pero no asegura que vaya a lograrse. Y es que las cifras no pueden dejarlo más claro.

El Gobierno está manejando una previsión de recesión algo menos trágica que la del Fondo Monetario Internacional, pero aun así muy dolorosa. Frente a la caída del PIB del 1,7% que augura el Fondo, el Gobierno baraja un descenso de entre el 0,5% y el 1% –más probable la última cifra–. Y, como ya reconocen en todas las instituciones oficiales desde la OCDE hasta el FMI, para cuadrar el déficit es imprescindible crecer.

El punto de partida no es nada bueno. El déficit conjunto de las administraciones públicas en 2011 supera el 8%, en lugar del 6% previsto, fundamentalmente por el desvío de las autonomías y el año se ha cerrado con una recaudación inferior a la del ejercicio anterior (más de 4.000 millones menos en datos consolidados), aunque todavía no es oficial. Entre otras cosas, la subida de los pagos adelantados de las empresas no ha dado los resultados esperados y ha sido un 20% inferior a la prevista. Para este año, expertos de Hacienda calculan que los ingresos consolidados de las administraciones públicas, en el mejor de los casos, caerán entre 2.000 y 3.000 millones.

Con una recesión como la pronosticada por el FMI (-1,7%), los ingresos tributarios consolidados bajarían un 1,2%. Si finalmente la recesión se queda en el entorno del 1%, la disminución de los ingresos impositivos superaría el medio punto, según cálculos de técnicos del Ministerio. Y eso a pesar de la fuerte subida de la tarifa del IRPF.

Así que los ingresos poca mano van a poder echar para cuadrar el déficit. Por el lado de los gastos, tampoco salen las cuentas. Habría que reducir un 10% el capítulo de gastos de personal de las administraciones públicas, un 20% la inversión, otro 10% las transferencias, casi un 30% las subvenciones y una barbaridad –hasta el 40%– los gastos corrientes. Recortes inasumibles en esta cuantía, aunque sí se tocarán todas estas partidas. Como ejemplo para hacerse una idea, recortar 10.000 millones el gasto corriente supondría tener que ahorrar un euro de cada cinco en las compras de material o suministro a la Administración, incluyendo escuelas y hospitales públicos.

Por lo tanto, parece que Rajoy no tendrá más remedio que incumplir otra vez su palabra y subir nuevamente los impuestos este año. Incrementar los impuestos sobre el alcohol, tabaco y gasolina aportaría entre 1.600 y 2.000 millones de euros. Subir el IVA sería más efectivo, unos 6.000 millones de euros, aunque tendría efectos negativos en el consumo y en la actividad económica. O puede que, como se sinceró Montoro, sólo se pueda desear pero no alcanzar el objetivo.

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