O es pecado... o engorda

Si no quieres taza, taza y media

Es el plato más común y más antiguo: un alimento que deja en el agua todo su sabor y todos sus nutrientes. Una sopa, vaya. Y para desgracia de los y las muchas Mafaldas que hay en el mundo, no nos libramos de la sopa ni en verano. Y no estoy hablando sólo de las sopas frías sino de la recomendación de la comida y la bebida muy caliente para soportar las altas temperaturas.

Es cierto que las gastronomías más "soperas" suelen responder a países fríos. El bienestar que provoca la sopa caliente cuando el termómetro baja no necesita mayor explicación. Qué me decís de ese resopón a la vuelta a casa tras una noche ajetreada en forma de sopitas de ajo, por ejemplo, que templa cualquier estómago. O ese caldito que algunos bares ponen a media mañana como aperitivo de invierno... Lo que sorprende más es la relación entre comida caliente y calor.varias sopas

En los climas más cálidos de Centroamérica se cocinan contundentes sancochos aunque sea al borde de la playa. Y los sevillanos, por ejemplo, nunca dejan de tomar el cafelito con leche en vaso y ardiendo, así se esté derritiendo el asfalto de la calle Sierpes. Tiene su explicación: la bebida caliente provoca la sudoración y esa la manera que tiene el cuerpo de refrescarse. Vaya que, si no hace suficiente calor para romper a sudar, se provoca.

Las comidas picantes actúan de la misma forma y si son propias de zonas tropicales, ya sea Méjico, India o Tailandia, debe ser por algo. Por combatir el calor pero también porque el cuerpo, asustado por tanta quemazón, genera endorfinas por si acaso. Así que, para muchos, comer picante es un placer. Y cuando deja de serlo, que sepais que la capsaicina, la base de la mayor parte de los picantes, no es soluble en agua, sino en grasa. Es decir, que para evitar el ardor de un chile, no vale el agua, mejor un vaso de leche, por muy raro que parezca.

Pero, apetecer, apetecer... en verano, las sopas frías. Creo que este es el país con mayor tradición en este sentido. No sólo por las altas temperaturas estivales, sino porque en esta época del año nuestra huerta está en pleno y delicioso rendimiento y lo esencial de los platos fríos, la mayor parte sin cocinar, es que la materia prima sea impecable.

Pan, aceite, vinagre y agua. Estos eran los ingredientes de la primera sopa de verano, el primer gazpacho, que se acredita. Lo tomaban los trabajadores del campo en la antigua Thartessos. Era un plato ecléctico, se enriquecía con lo que se tenía a mano. Así que cuando el tomate y el pimiento llegaron a España el gazpacho empezó a tomar el colorcillo y el sabor que hoy le caracteriza. Salvo la Vichysoisse, que parece ser un invento neoyorquino, de manos del jefe de cocina del Ritz –aunque la reinvindican los franceses- las más clásicas sopas frías son españolas. Como el salmorejo o el ajoblanco. Pero ya hay numerosas posibilidades de cremas frías aprovechando los frutos y las verduras de verano: de remolacha, de aguacate... O enriqueciendo el gazpacho tradicional con frutas como las cerezas, las fresas o las sandías.

Curiosamente, al margen de la temperatura a la que se sirva, la medicina china establece que hay alimentos fríos y calientes por su propia naturaleza: alimentos ying y yang en todas sus gradaciones que se compensan mutuamente y que sirven para enfrentarnos a los excesos de la temperatura interior y exterior. ¿Por qué la cerveza es la bebida más apetitosa en verano? ¿Por qué quita tan bien la sed? Pues porque es un alimento frío en sí mismo. Es decir, que al margen de lo que refresca incluso su mera visión en una jarra helada, es capaz de enfriar el cuerpo. Puestos a ello, una manzanilla podría hacer lo propio porque está en la misma categoría. Ya. Pero no es lo mismo.

Otra recomendación respecto de las sopas frías, parecen muy ligeras y de hecho lo son pero... exigen mucho más esfuerzo a la hora de digerirlas. Así que, sobre todo por la noche, es mejor seguir cenando poco aunque la cena sea un gazpacho.

Y hablando de malas digestiones, no me resisto a contaros una anécdota sobre sopas. Concretamente sobre el llamado "caldo negro" que era algo así como el plato nacional de Esparta. El nombrecito se las trae, pero el contenido... A saber,  sangre de animales, hierbas varias y vinagre. El poeta Anatole France decía que los espartanos eran valientes y arriesgados y despreciaban la vida en el combate porque preferían morir antes de volver a casa y consumir ese brebaje. Yo me lo creo.

GUARNICIONES

Uno de los elementos que aportan más originalidad a las sopas de verano son las guarniciones. Os recuerdo algunas, las más clásicas, y os apunto otras...

- Para el gazpacho: pepino, cebolleta, tomate, pimiento verde y taquitos de pan

- Para el salmorejo: jamón y huevo duro o patatas fritas caseras en taquitos

- Para el ajoblanco: uvas o pasas remojadas

- Para la vichysoisse: cebollino o perejil picadito o un crujiente de puerro

- Para la crema fría de remolacha: queso blanco en taquitos o palitos de zanahoria crudos

- Para la crema fría de melón: láminas de jamón crujiente

- Para la crema fría de sandía: ramitas de menta fresca

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