Otras miradas

Los actos conmemorativos en Mauthausen: el día después

Rosa Toran

Historiadora. Amical de Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo de España

Rosa Toran
Historiadora. Amical de Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo de España

Recién regresados de los actos conmemorativos que se celebraron en el campo de Mauthausen y sus comandos durante el pasado fin de semana parece oportuno desgranar algunas reflexiones que atañen a sintonías y contradicciones emanadas de ellos.

A la diversidad de la representación internacional presente anualmente, se sumó este año la presencia de autoridades de alto rango de la mayoría de países con ciudadanos que sufrieron deportación, y la organización de actos multitudinarios fuera del propio campo. En Viena, el jueves día 8, con motivo del 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, hubo un acto  en la Heldenplatz con una asistencia masiva; más de 15.000 personas se dieron cita en la plaza. El acto estaba organizado por el Comité austríaco de Mauthausen y la participación institucional amplísima, desde el Presidente de la República de Austria, pasando por el Canciller y Vicecanciller, el Ayuntamiento de Viena, embajadores de las potencias aliadas y, como invitado de honor, el Comité Internacional de Mauthausen; y formando parte del mismo los dos representantes españoles en el Comité Internacional de Mauthausen. Los protagonistas de la "Fiesta de la Alegría" (Fest der Freude) fueron algunos  deportados supervivientes que recibieron los mayores aplausos de la ingente masa de gente que llenaba la plaza, entre los cuales muchos jóvenes. Y mientras la Orquesta Sinfónica de Viena interpretaba la novena sinfonía de Beethoven, se proyectaban las imágenes recordatorio de Mauthausen y sobre uno de los edificios colindantes se proyectaba el texto del "Juramento de Mauthausen", con el compromiso de los supervivientes del "Nunca Más".

Según información facilitada por el secretario general del Comité Internacional que agrupa a los representantes de las amicales de cada país, la presencia del ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, en la ceremonia de la appellplatz del domingo, causó más de 100 artículos en español, no sólo en España sino también en América Latina, a pesar que la mayoría sólo son visibles en Austria.

Sin embargo, recapitulemos: el ministro español asistió al homenaje anual que de forma recíproca rinden la Amical española y la francesa en sus respectivos monumentos y pronunció sentidas palabras ante el sencillo grupo escultórico que recuerda a los deportados republicanos, para a continuación participar en el emotivo y masivo desfile de todos los países, que parte de la puerta del campo de prisioneros y culmina en el sarcófago donde acaban depositadas cientos de ofrendas florales. A su lado caminaban también  representantes institucionales de la Generalitat de Catalunya que se sumaron a los actos desde el día anterior. A poca distancia de la cabecera oficial, los representantes de España en el Comité Internacional y la Amical de Mauthausen y otros campos, junto a otras asociaciones, formaban un heterogéneo grupo de casi 200 personas, muestra de la diversidad del país y con claros signos de su identidad republicana.

Los medios de comunicación que acompañaban al ministro cubrieron las efemérides y lanzaron las noticias que se difundieron en España, con apreciaciones no siempre acordes con la realidad de lo vivido. Ni abucheos, ni protestas por banderas tuvieron lugar. Pero ello no nos parece lo más significativo. Ningún medio de comunicación se acordó de cubrir el sentido real del viaje conmemorativo de nuestra asociación, que reunió a unas ciento cincuenta personas, a lo largo de cuatro días, y a las que se sumaron otros colectivos. Desde Aragón, Madrid, Galicia, Cataluña, Cantabria, Francia, Suecia, EUA... el viernes día 8 empezó el peregrinaje por Hartheim, Ebensee, Gusen, el pueblo de Mauthausen y el propio campo que culminó en la cantera de este campo, el lunes día 11. Tampoco hubo cobertura de un acto tan significativo, como fue la inauguración de una estatua frente a la casa de Anna Pointner, en pleno centro del pueblo, por iniciativa de la asociación Perspektive Mauthausen y el ayuntamiento de Mauthausen, con la colaboración de distintos colectivos y empresas. Fue el tardío, pero singular homenaje a la mujer que desafió el peligro guardando los negativos robados por los republicanos del laboratorio del campo, convertidos en patrimonio universal. Año tras años, nos hermanamos con el ayuntamiento de Mauthausen en la propia estación, punto de llegada de los convoyes ferroviarios, y a partir de ahora habrá una nueva etapa en nuestro itinerario para recordar a la mujer que con su actitud salvó al pueblo de Mauthausen de la total ignominia.

La expedición de la Amical contaba con estudiantes comprometidos con sus conciudadanos en la labor de conocimiento, reflexión y recuerdo, con hijos, nietos, sobrinos y amigos que culminaban su duelo con la colocación de placas en los crematorios de los recintos de exterminio, que compartían experiencias y emociones con amigos viejos y nuevos, siguiendo así con lo que los supervivientes vinieron en llamar, desde muchas décadas atrás, la gran familia de la deportación.

Duele constatar los recursos dirigidos a cubrir los breves itinerarios de las autoridades, a las que quizás les resultaría educativo compartir los sencillos, pero   preparados homenajes de los estudiantes o de los familiares e incluso escuchar los vivos debates al final de cada jornada, en un sencillo hotel, o sentarse al lado de los viajeros en los autocares que recorrieron la Alta Austria, para empatizar y aprehender de los auténticos protagonistas de los actos conmemorativos. Y también los medios de comunicación deberían contribuir a mostrar la realidad que se ha ocultado sobre el significado de los actos colectivos, fruto del esfuerzo y de la perseverancia de aquellos que viajan anualmente a Mauthausen o de los que se atreven, por fin, a poner sus manos sobre las piedras que sus antepasados tuvieron que acarrear con tanto dolor.

Un último apunte sobre la distancia que, a nuestro pesar, separa todavía las instituciones políticas de los colectivos protagonistas de honrar y preservar, con sentido de prevención y de futuro, la memoria de la deportación republicana. Un miembro de la comitiva ministerial preguntó, sorprendido, por la deficiencia de nuestro aparato de sonido. La respuesta suponemos que también le dejó sorprendido: la falta de dinero para abordar la compra y el recurso al préstamo de un centro educativo para garantizar que se maloyeran las palabras de los participantes.

Seguiremos viajando a Mauthausen, por convencimiento, por respeto a los hombres y mujeres deportados republicanos, por el deber de acompañar a los familiares, por transmisión a los jóvenes, convertidos después de los viajes en transmisores, aunque merezcamos cobertura, tan sólo parcial, de los medios de comunicación, a menudo interesados en temas mediáticos del pasado o en promociones personales. Nuestras sencillas flores, transportadas en avión desde España, no faltarán en todos los lugares donde penaron los republicanos españoles.

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