Otras miradas

Navidades 2021. Don’t look up

Verónica Hermida

Portavoz de Podemos Galicia

Navidades 2021. Don’t look up
Test de antígenos.- Pixabay

Durante la tarde del martes, varias personas con las que había estado los días anteriores comenzaron a escribirme porque eran positivo por Covid, así que me acerqué a mi farmacia a por unos test de antígenos con la intención de confinarme.

Me hago con un paquete de cinco porque me dicen que nunca les llegaron los individuales. Al día siguiente, la mayoría de farmacias de Galicia colgarían el cartelito de "agotado". Seguí las recomendaciones de un amigo de no hacerme la prueba hasta pasados unos días del contacto, puesto que este tipo de test no detectan la infección en una fase muy temprana.

El miércoles, un tanto ansiosa, me hice la prueba. Negativo. Una pequeña victoria que comenzó a frustrarse esa misma tarde con los primeros escalofríos que por la noche se tornaron fiebre. A la mañana siguiente, con un fuerte dolor de cabeza y muscular me hice otro test, este sí, ya positivo. Llamé al teléfono del Sergas y tras una espera que se me hizo larguísima, alguien contestó al otro lado. Le expliqué la situación y me informó que a las "cuatromenoscuarto" un médico contactaría conmigo. Pregunté qué podría tomarme para aliviar las molestias y me contestaron que sólo estaba hablando con una administrativa.

Llamé a mi madre para informarle de que no pasaría las fiestas con ellos, a mi hermana, escribí a amigos. Mi cuñado -que lo había sufrido antes de que comenzara la vacunación- me dijo que me tomara paracetamol. Hablé con los -afortunadamente- pocos contactos que tuve antes de confinarme para que extremaran las precauciones -ya se lo había advertido previamente, pero les confirmé el positivo- y les ofrecí las tres pruebas de antígenos que me sobraban.

Un poco antes de la hora fijada me llamó una médica desde mi centro de salud. Le expliqué mis síntomas, me dijo que me quedara aislada diez días desde el positivo tomando paracetamol cada ocho horas y me preguntó si necesitaba baja. A la cuestión sobre si no me iban a hacer PCR contestó que en la primera ola comprobaron que las PCR pueden seguir arrojando positivos durante mucho tiempo y las personas no ser infecciosas.

Al día siguiente ya me encontraba mucho mejor. Pasé las fiestas con mis gatos, recibiendo múltiples llamadas y mensajes de afecto. Aparte de mi familia, mucha de mi gente querida se ofreció a traerme y llevarme cosas. El dueño de uno de los bares a los que suelo ir se acercó junto al camarero para dejarme una botella de vino tras la puerta. Del Sergas y de sus rastreadores no sé nada. Mi experiencia de la Covid-19 es la del autodiagnóstico, autorrastreo y autocuidado-a lo que hay que sumar esos cuidados que me llegan del otro lado de la puerta-. Mi pequeña comunidad está siendo mi red de seguridad.

Me cuentan que en mi centro de salud han colgado este mensaje: "Hoy sólo hay 4 médicos de 14. Para poder atender a todo el mundo sólo se atenderá un motivo de consulta por cita. Habrá muchos pacientes anotados a la misma hora". Una de mis contactos estrechos -su positivo fue detectado unos días antes que el mío- me escribe para decirme que tiene mucha tos y que no es capaz de hablar con su médico, que en "teoría" la llamarán mañana. Mientras, parece ser que hay colas larguísimas en el Auditorio donde el Sergas ha abierto un punto de test de antígenos gratuitos y sin cita previa.

Me pregunto quién apuntó a los test de antígenos como salvoconducto a las celebraciones navideñas. Quizás Ayuso al anunciar esos test gratuitos que iban a llegar a las farmacias el día 15 y que, al parecer, resultaron tan fantasmas como los aviones con el material sanitario venido de China. Fue decir esto y desabastecerse las farmacias. Los test de antígenos son la versión del "hospital de pandemias" de esta sexta ola. Siendo así, sería iluso pensar que Feijóo no iba a abrazar esta propuesta. "Pruebas de antígenos en el centro del pueblo" vende bien, es visible y transmite la idea de estar haciendo algo. Además de alejar a la gente de su centro de salud para que ignoren el colapso sanitario. Y es inmediato. No como la PCR, que el Sergas está tardando varios días en dar los resultados y la gente se impacienta.

Sin duda nuestros políticos nos conocen tan bien como los vendedores de alarmas. Al fin y al cabo, lo poco que pedíamos estas navidades es cierta sensación de seguridad para poder disfrutar las fiestas con nuestras familias. De paso, las farmacéuticas hacen negocio y a los responsables autonómicos les sirve para no reforzar la atención primaria.

Un consejo, si a mí los test de antígenos me sirvieron, fue porque los utilicé para confirmar, no para descartar. O sea, que son fiables cuando se utilizan con "sentidiño". Para todo lo demás, extremar las precauciones y Sanidad Pública. Esto último parece imposible sin otras políticas.

Ayer vi Don´t look up.

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