Otras miradas

A Feijóo le encanta que los planes salgan bien

Marina Ortega Otero

Diputada del PSdeG en el Parlamento de Galicia

El presidente de la Xunta de Galicia y candidato a la presidencia del PP, Alberto Núñez Feijóo, tras ofrecer una rueda de prensa después de presentar los avales necesarios para formalizar su candidatura en la sede del partido, en Madrid. EFE/David Fernández
El presidente de la Xunta de Galicia y candidato a la presidencia del PP, Alberto Núñez Feijóo, tras ofrecer una rueda de prensa después de presentar los avales necesarios para formalizar su candidatura en la sede del partido, en Madrid. EFE/David Fernández

Día 1 de marzo, tras dos semanas de enfrentamiento público en el Partido Popular, Feijóo mantenía la exclusiva bajo llave sobre su secreto a voces: liderar el PP a nivel nacional. Pero lo cierto es que nada es espontáneo, sino que cada paso es medido y pensado. Y es que se trata de una vieja ambición de Alberto Núñez, que nunca tuvo ocasión de materializar con un triunfo asegurado, hasta ahora.

El grave error de Feijóo es decapitar a Pablo Casado por intentar destapar el caso Ayuso. Eso dice mucho de él, y de los valores que representa esta derecha. Un político acostumbrado a gobernar entre cortinas de humo y marketing, todo ello dirigido a salvaguardar su imagen como impoluta, al menos en apariencia. Es curioso que Pablo Casado, líder que parece que nunca convenció del todo a simpatizantes ni militantes, se marche ahora por la puerta de atrás por pedir explicaciones ante un caso que, cuando menos, atenta a la ética y la justicia determinará si implica ilegalidad. Después de ser un líder que elevó el tono en el congreso de los diputados sin respetar como legítimo al actual gobierno, o que incluso puso zancadillas al gobierno de España mientras gestionaba con Europa la mayor cantidad de fondos públicos para hacer frente a la pandemia, todo ello por su fijación política contra el presidente Sánchez. Pero después de todo ello, incluso de su torpe ausencia en el espacio político centro-derecha (huérfano desde la caída de Albert Rivera), resulta que su gran delito es que se le ocurriese investigar el caso Ayuso, ahora en manos de la fiscalía anticorrupción. Parece el mundo al revés: el hecho de que Pablo Casado alzase la voz en su partido en contra de las posibles irregularidades o corruptelas es lo que realmente puso en jaque a los barones del PP, con Feijóo a la cabeza. Mejor tapar la corrupción que regenerar. Y el único líder del PP elegido en primarias por su partido, Casado, nunca imaginaría que lo liquidarían por abordar las irregularidades en una maniobra en la que los barones de la derecha se revolverían de sus asientos y pedirían su cabeza.

Todo ello muy medido y cuidado, eso sí, como acostumbra Feijóo para mantener su marketing en primera división. Todos supimos que lo de Feijóo estaba decidido y hablado en el momento en el que, tímidamente y con la boca pequeña, este anuncia en los medios que Casado debe tomar una decisión de forma inmediata. Una vez hechas esas declaraciones, disparaba el pistoletazo de salida para que los líderes autonómicos comenzasen a pedir (simulando una falsa espontaneidad) que Feijóo suceda a Casado. Días después Feijóo, se hace querer y dice que aún no lo tiene decidido, mientras deja unos días más de ventaja en forma de halagos hacia su persona (por parte de los líderes del PP) antes de confirmar el secreto a voces. Y finalmente el plan culminaría en una triunfal declaración a medios con un discurso en el que dirá lo mucho que le cuesta dejar Galicia, pero que lo hace por tantos que se lo han pedido (curiosamente las últimas dos semanas) cual como salvador de la patria.

La moraleja de la crisis del PP nos muestra que los grandes valores del mismo, los barones más respetados por sus fieles, son aquellos que se revuelven cuando alguien intenta levantar las alfombras del establishment en su partido. Prefieren seguir en el PP de antaño, en el que la corrupción era consentida y tapada. Quizás Feijóo tema cada vez que se nombra al hermano de Ayuso, porque en el fondo inicia su recorrido nacional tapando la corrupción.

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