Otras miradas

Verdad o consecuencia

María Guijarro

Diputada del PSOE

Verdad o consecuencia es uno de los juegos en los que, o contestas a preguntas supuestamente comprometidas o realizas alguna acción que tendrá consecuencias. Y este juego aplicado a la política también funciona.

La verdad, en política, supone desprenderse de corrupciones pasadas y falta de ejemplaridad. Responder ante la Justicia. La verdad, en política, supone transparencia y honradez. Supone juego limpio.

No hay que minimizar la cuestión. Las respuestas a la verdad en anteriores gobiernos del PP tuvieron que darlas en muchas ocasiones ante el Poder Judicial. La corrupción, en política, pesaba mucho en nuestra democracia. Había que recuperar la confianza en las instituciones y eso es lo que se ha hecho desde el Gobierno progresista en los últimos cuatro años tras la moción de censura. No lo minimicemos.

Y las consecuencias. Las consecuencias son acciones. Porque cada decisión en política tiene consecuencias en la vida de la gente. Son romper parálisis e inercias. Son 140 iniciativas legislativas, dos Presupuestos Generales del Estado y varias reformas de calado como las pensiones, la educación o la del mercado laboral. Y todas ellas, acordadas con empresarios y sindicatos con los que se han dado trece acuerdos, fruto del diálogo social.

O ¿no tiene consecuencias sobre las personas una Ley de Muerte Digna, una Ley de Igualdad Salarial, una Ley de Cadena Alimentaria o la Reforma Laboral con todo? ¿No tienen repercusión todas las políticas desplegadas en estos cuatro años para los veinte millones de personas empleadas, para las y los pensionistas, a las que se han subido sus pensiones o quien percibía como salario mínimo 700 euros y ahora percibe 1.000 euros?

¿Y no tienen consecuencias los 140.000 millones de Fondos Europeos para tantos sectores de nuestro país golpeados por la pandemia y la guerra de Putin?

Porque las circunstancias no han ayudado, pero la oposición negacionista tampoco. El sentido de Estado no ha estado presente en la derecha en este tiempo tras la moción de censura. La derecha y la ultraderecha han alimentado el ruido político para no hablar de políticas. Para erigirse en el "cuanto peor mejor", que "ya vendré yo a salvar España". Han votado en contra de la Reforma Laboral, contra la subida de pensiones o contra rebajar la gasolina.

Y a este juego de ruido y no construir nada, no hemos jugado. Serenidad y convicción.

Frente a la crispación y los insultos de la derecha y la ultraderecha una realidad de políticas sensibles a los problemas de las ciudadanas y ciudadanos. Políticas que han protegido y lo siguen haciendo, protegiendo a familias y empresas.

A pesar de una pandemia, una guerra y una oposición destructiva, hoy, tras cuatro años, podemos reivindicar con orgullo lo que hemos hecho: servir a nuestro país y ayudar a mejorar la vida de la gente, protegiendo y no recortando.

Aún tenemos mucha tarea por delante. Una agenda social de reformas que exige un constante esfuerzo de diálogo, negociación y acuerdo. Para que sean conquistas sociales que perduren en el tiempo y representen a la mayoría social. Porque lo importante es gobernar para transformar. Con la misma ilusión y fuerza que el primer día.

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