Otras miradas

Los incels no son víctimas

Ana Bernal Triviño

Movilización feminista por el 8M, Internacional de la Mujer a 8 de marzo de 2022 en Málaga, (Andalucía, España). -Álex Zea / Europa Press
Movilización feminista por el 8M, Internacional de la Mujer a 8 de marzo de 2022 en Málaga, (Andalucía, España). -Álex Zea / Europa Press

Incluso con amigos y conocidos he tenido que presenciar el "alarde" de hacer hipótesis sobre los incels sin tener ni idea. Amigos y conocidos que dicen leerme, pero que luego he hablado de los incels y me han puesto un gesto extraño para decir: "¿Eso qué es?", "No los conozco", "La primera vez que lo escucho". La sensación, como pasa tantas veces, es que nos escuchan o nos leen como si fuéramos una exageradas o, más bien, ni siquiera nos escuchan ni leen. 

Llevamos AÑOS mencionando y reflexionado sobre los incels (abreviatura de la expresión "célibes involuntarios"). Entre otras cosas, porque los incels han cometidos atentados, como el de Toronto. O el referente de Elliot Rodger, quien mató a seis personas en California porque quería eliminar a las "mujeres más calientes", las que "siempre quise tener pero nunca tuve" porque con 22 años aún nadie le había besado. No es que sean dos excepciones de incels, sino la punta del iceberg de lo que hay cada día en las redes de forma más evidente. Su lenguaje, su discurso y sus intenciones tienen como raíz el odio hacia las mujeres y son capaces de lo que sea. 

El supremacismo masculino en Estados Unidos (que se extiende a Europa de forma evidente) se organiza desde los años setenta y ochenta con el Men’s Rights Activism. Uno de esos primeros grupos fueron los Mythopoetics, pero a día de hoy se conocen otros además de los incels, como los MGTOW -Men going their own way- (piensan que hay que alejarse de las mujeres para ser libres) o los que venden servicios de seducción y ligue para resaltar su virilidad (¿os suena el campamento machista de hace unos días?). Para estos grupos, existe un problema de desmasculinización por culpa del feminismo. Buscan ayudar a los hombres a redescubrir su masculinidad perdida "y reafirmar su autoridad legítima". Como analizó Ferber, estos movimientos "alientan a los hombres blancos a verse a sí mismos como víctimas". 

En su argot hablan incluso de una "red pill" (píldora roja, como en Matrix) con la cual dicen abrir los ojos ante la realidad, dejan de estar hipnotizados por las mujeres y se definen como víctimas. También la pastilla azul (viven en un mundo engañado por las mujeres), o pastilla negra (no hay remedio ante ese mal y serán vírgenes para siempre). También tienen su categoría de hombres, desde omega, gamma, delta, beta, alfa y sigma, un superhombre, según ellos. 

La Southern Poverty Law Center, dedicada a la defensa de los derechos civiles en EE.UU, registró más de mil asociaciones supremacistas masculinas. Como describen en su web, este movimiento de odio "cataloga a todas las mujeres como genéticamente inferiores, manipuladoras y estúpidas" y las reduce a una función reproductiva y sexual porque, para ellos, "el sexo es algo que deben a los hombres". Si no lo creen pongan en Facebook, por ejemplo, MGTOW o visiten "La filosofía Red Pill", donde podrán leer frases como: "El hombre moderno tiene que trabajar cinco veces más duro que sus abuelos para conseguir mujeres menos valiosas que sus abuelas... Ya no es femenina, ya no es virgen, ya no cocina, ya no atiende al hogar, ya no quiere tener hijos (hasta prefiere matarlos en su vientre), no quieren someterse al liderazgo masculino y destruyen la buena voluntad de los hombres para ser proveedores". Para la autora Laura Bates, estos perfiles y sus mensajes pueden ser considerados una forma de terrorismo, pero no ocurre porque nuestros asesinatos y la negación de nuestra violencia está normalizada. Ya saben, las aterrorizadas seguimos siendo nosotras.

Para escribir u opinar sobre los incels y toda esta organización de hombres machistas podemos hacerlo como un cuñado en la barra de un bar o documentarnos, pero requiere tiempo y esfuerzo. De lo contrario, se desinforma y se cae en la propia manipulación que fomentan estos grupos al hacerse pasar por víctimas. De alguna forma tienen que blanquear su comportamiento, aunque sea dando pena. Quienes estamos cada día en la violencia de género y vicaria conocemos la habilidad de los maltratadores, incluso en los juicios, de lloriquear, de reclamar hijos a los que antes ignoraban y de decir que las mujeres son malas madres y malas esposas porque no les "entienden". 

Esas asociaciones de hombres que dicen estar afectados por la ley de violencia de género, los que acuden con pancartas  y nos llaman feminazis, son un reflejo más de ir de víctimas por la vida cuando no lo son. Con los incels, con los machistas en general, ocurre lo mismo. Han aprendido ese mensaje como educación, no está en su biología ni tienen una enfermedad mental. A estas alturas, comprenderán, que no estamos para que ninguna mujer que corra riesgo tenga que hacer terapia a unos seres analfabetos emocionales y frustrados que lo que necesitan es una terapia urgente. No tenemos que rehabilitarlos complaciendo sus deseos y berrinches. ¿Han sufrido traumas infantiles? Quizá no o quizás sí, pero son muy conscientes de lo que hacen. También otros han sufrido traumas y no son así. Y hay mujeres también con traumas infantiles que no tienen nada que ver con este comportamiento.

Así que cuidado con determinados mensajes. Los incels no son víctimas, al revés, crean víctimas. Los incels no son pobres hombres, sino malos hombres. Los incels no son enfermos mentales, son hombres sanos que piensan así. Los incels no son odiados, crean odio. Los incels no son  sufridores, pueden ser delincuentes. Las mujeres no son las culpables de su situación, son ellos los responsables. Menos tolerancia hacia ellos. Menos pena para los incels y más apoyo a las mujeres que sufrimos sus mensajes y su violencia, que no es otra que la del puro machismo.

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