Otras miradas

Con una buena relación entre China y la UE será mejor el mundo

Yao Fei

Diplomático chino y observador de temas internacionales

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der leyen. -Twitter @vonderleyen
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der leyen. -Twitter @vonderleyen

China y Europa son dos polos importantes en el mundo multipolarizado. Ambas partes asumen gran responsabilidad en la salvaguardia de la paz mundial y en el fomento de un desarrollo compartido. Una relación armoniosa de amistad y cooperación entre China y Europa resultará no sólo a favor de las dos partes, sino también de todo el mundo.

Se estableció la Asociación Estratégica Integral entre China y la UE en 2003. A partir de entonces, sus líderes han celebrado un encuentro anual todos los años, ocasión en la cual hacen intercambio de opiniones sobre la relación bilateral y los temas internacionales y regionales de interés común. Además, ambas partes han establecido más de 70 mecanismos de consulta y diálogo que cubren las áreas política, económica, comercial, de desarrollo sostenible y de la humanidad. Las comunicaciones abundantes han servido para fomentar efectivamente la confianza mutua y las colaboraciones entre China y la UE, las cuales han dado beneficios notables a la población de ambos lados.

Tanto China como la UE es el socio comercial, origen de importación y mercado de exportación más importante una para la otra. El comercio bilateral sino-europeo totalizó en 828 mil millones de dólares americanos en el año 2021, con un crecimiento de 27.5%. China realizó nuevas inversiones sumadas en 5 mil 650 millones de dólares en Europa y ésta, 5 mil 100 millones de dólares en China. El hecho de conseguir esos méritos en medio de la pandemia Covid 19 ha comprobado el alto nivel de complementariedad y resistencia de la relación económica y comercial entre ambas partes.

Sin embargo, debido a la interferencia de la política de contención y bloqueo contra China aplicada por la administración norteamericana, las cooperaciones sino-europeas han sido impactadas y se ha intensificado la competencia hasta la confrontación entre ambos lados. La UE identifica China como socio de cooperación, competidor económico y rival sistémico en La Perspectiva Estratégica UE-China publicada en marzo de 2019. La UE da cada vez más importancia a la diplomacia de valores. Algunos políticos europeos suelen hacer comentarios irresponsables sobre el sistema político de China. Una parte de los miembros estados de la UE han criticado reiterada e irrazonablemente el estado de los derechos humanos en China. Y para colmo, la UE practica sanciones unilaterales contra individuos y entidades chinos con motivo de la llamada existencia de trabajo forzoso en Xinjiang, mentira trazada y difundida por unos elementos antichinos. Ante las serias provocaciones de la parte europea, la parte china no tiene más remedios que desplegar un fuerte contraataque materializado en sanciones contra individuos e instituciones europeas.

Algún país de la UE ha desafiado a China en la cuestión de Taiwán. Lituania, rompiendo su promesa política con China, permitió la instalación de la Oficina Representativa de Taiwán en su territorio, hecho que ha violado abiertamente el principio de Una sola China y fabricado la situación de una China y un Taiwán. La UE, en vez de instar a Lituania a corregir su error, ha criticado a China desenfrenadamente. Hace poco, después de la visita de Nancy Pelosi a Taiwán y las contramedidas adoptadas por la parte china, el señor representante de alto nivel de política exterior de la UE, junto con los cancilleres del G7, lanzaron una declaración conjunta en la cual, en vez de criticar a Pelosi por su conducta de violar la soberanía china, tildaban las contramedidas chinas de agravar la tensión y de socavar la estabilidad en la región. La parte europea, con sus actos de confundir el bien y el mal, ha perjudicado una vez más la relación China-UE.

En el ámbito económico y comercial, la UE ha puesto en marcha un mecanismo de inspección ante la venta de sus empresas así como las inversiones foráneas. También han lanzado políticas contra los subsidios de gobiernos extranjeros y la llamada coerción económica. De esta manera están limitando las operaciones de las empresas chinas en el territorio europeo. Además, algunos gobiernos de la región han utilizado la seguridad como pretexto para excluir las empresas chinas de la construcción de la red 5G. Más que esto, el Parlamento europeo, por motivo político, ha congelado los debates sobre la aprobación del Acuerdo de Inversión Bilateral China- UE, acción que significa frenar brutalmente el vehículo de la cooperación económica y comercial entre ambas partes. Al final de las cuentas, saldrán perjudicados los intereses de las empresas y la población de Europa.

En el presente, la humanidad se ve amenazada por múltiples riesgos importantes como la guerra, el cambio climático, la seguridad energética y alimenticia y el Covid 19, entre otros. Resulta más apremiante que nunca afianzar la coordinación y la colaboración entre China y la UE para hacer frente hombro a hombro a los retos de carácter global. Para alcanzar ese objetivo, la UE tiene la pelota bajo sus pies. Los líderes europeos han de reconocer la importancia especial que reviste la relación con China, liberarse de la cerca ideológica, alejarse de la mentalidad de nueva guerra fría, practicar una autonomía estratégica de verdad y trabajar junto con la parte china para asegurar un desarrollo estable y duradero de la relación bilateral.

China y la UE necesitan urgentemente colaborar en los siguientes campos: Primero, salvaguardar la paz y la estabilidad mundial. Ambas partes deben defender el sistema internacional que mantiene la ONU como su núcleo, el orden mundial cimentado en el derecho internacional, las normas fundamentales de la relación interestatal basadas sobre los objetivos y los principios plasmados en la Carta de la ONU. Deben rechazar conjuntamente la mentalidad de enfrentamiento de bloques y de nueva guerra fría. Deben empujar a la comunidad internacional a crear las condiciones favorables al proceso de negociaciones entre Rusia y Ucrania, y así abrir espacio para conseguir una solución política de la crisis en Ucrania.

Segundo, promover un desarrollo compartido. Ambas partes deben seguir empujando el proceso de aprobación del Acuerdo de Inversión Bilateral China-UE y ofrecer un ambiente justo, transparente y no discriminatorio a la inversión de la otra parte. También podrán llevar a cabo cooperación tripartita de beneficio compartido con los demás países en vía de desarrollo.

Tercero, luchar contra los desafíos globales. China y la UE deben fortalecer su colaboración en los ámbitos como el cambio climático, la biodiversidad, la lucha contra el Covid 19 y la asistencia a los países en desarrollo para lograr la reducción y la eliminación de la pobreza. De esta forma tendremos más esperanza en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible 2030 diseñados por la ONU.

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