Otras miradas

La hora del General Invierno en Ucrania

Pablo del Amo

Coordinador de 'Descifrando la guerra'

La ciudad de Leópolis, en el oeste de Ucrania, a oscuras tras los ataques rusos a las infraestructuras eléctricas. REUTERS/Pavlo Palamarchuk
La ciudad de Leópolis, en el oeste de Ucrania, a oscuras tras los ataques rusos a las infraestructuras eléctricas. REUTERS/Pavlo Palamarchuk

El invierno ya ha llegado a Ucrania y los análisis sobre las consecuencias del invierno en la guerra ya están comenzando a difundirse. Lo cierto es que tanto el ejército ruso como el ucraniano están, como es lógico, preparados para este tiempo climático. Sin embargo, podemos afirmar que Moscú puede tener ventaja en estos meses debido a las condiciones sobre el terreno y sobre todo a la situación energética ucraniana debido los ataques masivos rusos.

Desde un punto de vista militar, el invierno es más positivo para la fuerza atacante, ya que el campo congelado y el terreno firme favorece el movimiento de grandes masas móviles y mecanizadas. De esta manera es más sencillos realizar despliegues que no se limiten a las carreteras debido a los lodazales provocados por las lluvias. De igual manera, el defensor se podría beneficiar de esto ya que puede mover con facilidad reservas móviles ante previsibles ataques.

Otra de las cuestiones a tener en cuenta es el uso del terreno boscoso en el campo de batalla. El ejército ucraniano ha utilizado los bosques como base de partida para realizar incursiones, hostigamientos y ataques al ejército ruso. Pero, sobre todo, los bosques han servido como camuflaje para el material ucraniano. Ucrania es un país muy llano, por lo cual la densidad forestal de algunas zonas ha ofrecido protección a las reservas de baterías de artillería y material y así evitar que estuviera al descubierto de la artillería y la fuerza aérea rusa. De hecho, la artillería ucraniana después de realizar disparos sobre las líneas rusas, acto seguido se escondían en los bosques para evitar ser identificada por los elementos de reconocimiento enemigos. Con la caída de las hojas y el invierno esa protección desaparece, y los bosques ya no son refugio.

Más consecuencias del invierno es la aparición de la nieve, los campos ucranianos se van a convertir en un terreno blanco, en una inmensa llanura blanca. En ese sentido, cualquier objeto que se mueva con cierto volumen se convierte en un objetivo mucho más fácil de detectar desde el aire, por ejemplo, un pelotón de tanques o una masa de tropas en movimiento. Esto podría ser un problema para el ejército ucraniano, ya que los rusos disponen de superioridad aérea, no es absoluta, pero dominan el cielo y por tanto tienen más capacidad para identificar y atacar al ejército ucraniano. Además, para un atacante que no dispone de una buena defensa antiaérea, el problema aumenta de magnitud.

Sin embargo, el estado de la red eléctrica y energética de Ucrania podría ser el elemento más clave en favor de Moscú para este invierno. Desde octubre, el ejército ruso lleva realizando ataques masivos sobre la infraestructura crítica ucraniana, la destrucción causada es inmensa. Según las autoridades de Kiev, la mitad de la infraestructura energética está fuera de servicio, todas las plantas de energía han sido dañadas. La situación es tan grave en el país que el gobierno ucraniano ya está preparando a la población para realizar evacuaciones masivas por si las ciudades se vuelven inhabitables debido a apagones muy prolongados, caídas de internet y el corte del suministro de agua.

Ucrania no tiene la capacidad para reparar el daño causado por los ataques, y es más que probable que se sigan repitiendo los bombardeos rusos destruyendo aún más si cabe la infraestructura ucraniana. La evacuación de cientos de miles de civiles tendrá sus consecuencias en las operaciones militares ucranianas, ya que se deberá usar el ferrocarril. La línea de suministros y la logística se verá muy afectada para el ejército ucraniano, sobre todo si el ejército ruso decide iniciar una ofensiva aprovechando el momento. El objetivo de Moscú es destrozar la moral ucraniana, dañar la capacidad de combate del ejército y crear el caos en el país ante una nueva ofensiva que pueda conseguir darle la vuelta a la iniciativa de la guerra.

Kiev ha pedido ayuda a sus socios occidentales, sin embargo, el margen de ayuda no es suficiente para que puedan resolver o mitigar decisivamente la situación ucraniana. No solo eso, Europa por su parte se encuentra en una crisis energética, que, aunque quizás no parece que vaya a ser tan dañina como lo previsto, será un trance difícil de superar para algunos países. Por otro lado, no hay que desdeñar los avisos que están realizando múltiples medios occidentales advirtiendo sobre la reducción crítica de los arsenales militares occidentales debido a la guerra de Ucrania. El ritmo de una guerra de alta intensidad está poniendo a prueba a los stocks y a la industria militar occidental, y sin la ayuda de Occidente, es complicado que el ejército ucraniano pueda seguir sosteniendo el esfuerzo. Sin embargo, también hay informaciones que aseguran que Rusia también está vaciando sus arsenales militares, sobre todo, con los ataques masivos a la infraestructura ucraniana.

Moscú ha planteado una guerra de desgaste, pensando en que tiene las de ganar. Sigue confiando en que el apoyo occidental, sobre todo el europeo, caerá debido a las consecuencias del conflicto. Tras la llegada del invierno, Rusia cuenta con varias ventajas que puede aprovechar, pero hay que recordar que desde hace meses es el ejército ucraniano quien está encadenando victorias. Lo que parece claro es que la paz no está a la vuelta de la esquina.

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