Otras miradas

Multiplicar o restar

Antonio Antón

Sociólogo y politólogo

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, atiende durante un acto de escucha de la plataforma 'Sumar', en el World Trade Centre, a 17 de diciembre de 2022, en Zaragoza, Aragón (España). -Fabián Simón / Europa Press
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, atiende durante un acto de escucha de la plataforma 'Sumar', en el World Trade Centre, a 17 de diciembre de 2022, en Zaragoza, Aragón (España). -Fabián Simón / Europa Press

En la tabla adjunta expongo los principales resultados en votos y escaños de las distintas fuerzas de izquierda, diferenciando el Partido Socialista del espacio del cambio o frente amplio, dejando la sigla Sumar, junto con Podemos, Izquierda Unida y Más País/Compromís, para los resultados en el escenario de división de la izquierda del PSOE, tal como distribuye la encuesta de 40dB.

Multiplicar o restar

Como se ve, el total de votos de las izquierdas apenas se modifica en cualquier escenario y respecto a los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2019 y la propia estimación de la encuesta en los tres supuestos: sin la presencia de Sumar, con la unión y con la división de la izquierda del PSOE. No obstante, hay un desplazamiento de entre ochocientos mil y hasta un millón de votos (entre un 3% y un 4%) desde el Partido Socialista hacia el frente amplio en las dos hipótesis, de unión y de división. Paradójicamente, el frente amplio consigue más votos en el caso de ir divididos, por el rechazo de algunos sectores a la compañía y el liderazgo de otros grupos yendo juntos en la misma candidatura.

Dicho de otra forma, el ir separados no penaliza la participación y el apoyo electoral al conjunto de grupos políticos del espacio alternativo; lo que sí penaliza ostensiblemente es su traslación a escaños, dada la restricción de la ley electoral que castiga su adjudicación en las provincias pequeñas, mientras, pasando del 15% y siendo tercera fuerza, por delante de Vox, facilita su acceso en las provincias medianas. Además, con la división, el conjunto de las izquierdas baja 22 escaños hasta 136, desde los 158 de 2019; tendría 27 escaños menos que si se produce la unión de la izquierda alternativa que alcanzaría 163 escaños, mientras las derechas se quedarían con 159 escaños (con 151 en 2019).

Por otra parte, comparadas las dos hipótesis con los resultados de la encuesta sin la participación de Sumar, es decir, manteniendo el grupo confederal de Unidas Podemos/En Comú Podem/Galicia en Común, junto con Más País/Compromís, el electorado del conjunto del espacio del cambio apenas varía. Se quedaría en el 15%, respecto al 15,3% de las elecciones de 2019; lo que se produce es un pequeño desplazamiento del voto de los primeros a los segundos de apenas punto y medio (1,6% menos en UP y 1,3% más en MP), lo que se traduce en un total de 34 escaños (30+4), en vez de 38 (35+3).

O sea, este escenario sin la presencia de Sumar refleja la poca aportación que podría producir este para el ensanchamiento electoral. Así, la participación de Sumar en un escenario de división tiene un nulo efecto real para la ampliación de escaños. En esa circunstancia, solo supondría una trasferencia de voto -significativo- de las dos partes, UP (25,9%) y MP (39,4%), hacia Sumar que, con la recuperación de 4,3 puntos porcentuales (del PSOE), sumaría hasta el 9,1% del electorado; pero como ha quedado dicho esa situación restaría la representación parlamentaria hasta los 32 escaños desde los 34 que le da la encuesta a UP/MP sin Sumar y de los 38 que poseen actualmente.

Igualmente, su participación tampoco frenaría el supuesto descenso electoral de UP que, según la encuesta, apenas mueve su electorado, aunque se note el desgajamiento de esas preferencias de voto hacia Sumar en el caso de que se presente. Es decir, su presencia resolvería un mejor acoplamiento de esa cuarta parte de la base social de Podemos y el 40% del electorado de Más país que estarían más cómodos con la orientación, el estilo o la credibilidad de Sumar y dispuestos al cambio de papeleta. Sin embargo, ese trasvase estaría lejos del catastrofismo de la hipótesis de la descomposición y la desafección del electorado de UP, cuya mayoría mantendría. Así, sin Sumar también conservaría el grueso de este ya que, a pesar de cierto desafecto, no se abstendría.

En definitiva, se trataría de un reajuste interno en el que pierden votos y escaños los tres grupos Podemos, IU y MP y gana Sumar, que consigue casi la mitad del electorado alternativo, aunque descontando la representación parlamentaria de las confluencias, que tienen entidad propia, se quedaría con menos de la mitad de los escaños (14 de 32) del conjunto. Y según han dicho sus representantes, en la composición prevista para el grupo parlamentario habría prevalencia de personas independientes y sin pertenencia a ninguna organización partidaria, es decir, solo 'yolandistas', con el complemento negociador de parte de su cupo hacia IU y, por supuesto, con el reconocimiento de la autonomía de las confluencias territoriales.

Problema aparte es el encaje de MP/Compromís y el propio Podemos. Este último ya ha avanzado su propuesta, una coalición con Sumar sobre la base del reconocimiento de la representatividad de cada cual, cuestión en disputa. En el caso de los primeros, el aspecto a destacar es la exigencia de su propia autonomía por parte de Compromís y el silencio -atronador- de Más País, cuyo estatus no saldría especialmente beneficioso en ninguna de las hipótesis. Pero, sobre todo, se constataría el cierre de su expectativa de un gran ascenso electoral y un reequilibrio más significativo en el conjunto del espacio del cambio, cuestiones que fundamentaron su separación de Podemos.

Lo que sí ofrecen estos desplazamientos electorales, que analizaremos más tarde, es que Sumar se erigiría como el grupo político mayoritario; pero incluso así estaría en una posición menos determinante que actualmente Podemos, con 20 escaños, respecto del actual espacio del cambio, y que junto a los 2 de Más País, 1 de Compromís, 1 de Alianza Verde, 2 de Galicia en Común, 7 de En Comú Podem y 5 de Izquierda Unida, suman 38 escaños.

Por tanto, como he aventurado en otros textos, la dinámica actual se encamina a una recomposición de la primacía dirigente de la izquierda alternativa, cambiando el actual papel determinante de la dirección de Podemos por el de Sumar, con lo que conlleva de prevalencia en la orientación y gestión política y la distribución de cargos y responsabilidades institucionales, en un marco plural y confederal con diversidad partidaria.

Está claro que con el acuerdo con los grupos nacionalistas, socios de la actual legislatura, en el caso de la unión del espacio del cambio se podría reeditar el Gobierno de coalición progresista, aunque en el caso de su división sería mucho más difícil y mayor el riesgo de un Gobierno de las derechas.

Por tanto, el factor decisivo es la unión de las candidaturas de ese espacio, que permitiría además un mejor reequilibrio institucional respecto de la representación parlamentaria del Partido Socialista. Su peso relativo, respecto de la del conjunto de la actual coalición de Gobierno, pasaría de una escasa cuarta parte (24%) a más de un tercio (35%) en la próxima legislatura, con el consiguiente reparto equitativo de las responsabilidades gubernamentales e institucionales, aspecto crucial para la atracción política hacia ese polo y sus principales gestores, así como para su influencia política.

Por último, el escenario unitario es más sencillo. Todos ganan. El problema político aquí es definir cuáles son las causas de esa ampliación del espacio del cambio, ya que se trata de legitimar la apropiación y distribución de los beneficios y erigirse con la representación de su gestión. Y como he avanzado, el motivo principal no es tanto el liderazgo de Yolanda Díaz o el talante más moderado que se aprecia en Sumar, respecto de Podemos, sino el ejercicio de responsabilidad unitaria y credibilidad gestora del conjunto.

Composición de los electorados y transferencia de votos

El siguiente gráfico detalla, en el caso de división de la izquierda del PSOE y según la encuesta de 40dB, la composición de los actuales electorados de los grupos de izquierdas -Sumar, Podemos, Más País/Compromís e Izquierda Unida- en función del recuerdo del voto que mantuvieron en las elecciones generales de noviembre de 2022. Están agrupados en cinco categorías: PSOE, Unidas Podemos, Más País/Compromís, Otros (donde incluyo pequeños porcentajes de grupos nacionalistas y de derechas), y Abstención.

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Como se expresa, la gran mayoría -cerca de los dos tercios- de la intención de voto hacia Podemos e Izquierda Unida procede del voto anterior a Unidas Podemos, aunque es significativo en ambos casos la procedencia de voto del PSOE, en torno al 10%, y de la abstención, en torno al 13%. En el caso de Más País/Compromís, retiene sólo poco más de un tercio de su antiguo electorado, aunque recupera una parte de votos que votaron al PSOE y que ahora constituiría más de otro tercio de su electorado. En relación con el voto estimado hacia Sumar, el 38,5% de su electorado provendría del voto al Partido Socialista, el 29,3% del voto a Unidas Podemos y el 6,4% de voto a Más País; en este caso, con pequeñas diferencias respecto del resto, es de reseñar que en su composición recoge un pequeño porcentaje mayor de votos de otros grupos de derecha y algo menor que los demás de la abstención.

El gráfico sobre las transferencias de voto, en el escenario dividido que plantea la encuesta de 40dB, es muy significativo. Desde las tres fuerzas que se presentaron en las elecciones de 2019, Unidas Podemos y confluencias, Más País/Compromís y Partido Socialista, se detalla la movilidad y trayectoria de los votantes de los grupos políticos en el escenario de división de la izquierda del PSOE.

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Hay una limitada fidelidad de voto en los dos casos: del 43,3% en UP que se distribuyen en el 32,2% para Podemos y el 11,1% para IU; y del 38,9% de Más País/Compromís, que además hay indicios de que afectaría, sobre todo, a su electorado fuera de Madrid y Comunidad valenciana, que son sus feudos, en un porcentaje superior a esa media y, como también aparece, el mayor porcentaje de trasvase (39,4%) se realiza de esa fuerza política hacia Sumar.

Por otra parte, en el caso de la trayectoria de votantes de Unidas Podemos que, no olvidemos, se presentaron y conforman el grupo confederal con las dos confluencias, En Comú Podem y Galicia en Común, como ya he señalado respecto de la intención de voto, en la encuesta se fuerza a que se definan por un grupo estatal, y en el caso catalán hay una mayoría que se definen por Sumar no por Podemos. Pero, todo indica que esas confluencias se mantienen como oferta política y electoral autónoma para las elecciones generales. Es decir, del 25,9% que se cita de transferencia de Unidas Podemos/En Común Podem/Galicia en Común, habría que rebajar el porcentaje del electorado de esas dos confluencias, al menos en torno a la quinta parte del conjunto, similar a su peso electoral, más de cinco puntos porcentuales; o sea, quedaría una transferencia de un 20% del voto del grupo confederal de UP hacia Sumar.

Por otro lado, el PSOE, tiene una mayor fidelidad de voto, casi los dos tercios, con una fuga limitada hacia Sumar (12,4%), aunque al tener un mayor volumen para este grupo político es un refuerzo significativo. Y un último dato, aunque puesto en cuarentena por la posible deficiencia de la muestra, es la fuga del 8,2% del electorado de Más País/Compromís hacia los partidos de derechas.

En definitiva, la línea programática y las estrategias políticas y de alianzas pueden ser objeto de negociación y compromiso, ya que no hay grandes diferencias, aunque sí diversos énfasis y prioridades. Pero la cuestión clave pasa por una solución pactada en la oferta político-organizativa como frente amplio unitario. Supone una articulación negociada y sujeta al principio de realidad representativa, cuyo indicio apunta esta encuesta con las hipótesis planteadas. Habrá que valorarlas en los próximos meses junto con otros estudios demoscópicos, los resultados electorales de las elecciones municipales y autonómicas, así como con las valoraciones cualitativas y realistas de las capacidades y potencialidades de los distintos grupos políticos, desechando corporativismos sectarios y pugnas destructivas. Frente al riesgo de división y sus consecuencias de restar, se trata de la apuesta por multiplicar, con una solución equilibrada.

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